Tilly Norwood, la actriz creada con IA, es acusada de quitarle el trabajo a estrellas de Hollywood

El sindicato SAG-AFTRA denuncia que los personajes generados por IA amenazan los derechos laborales de los intérpretes

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Tilly Norwood, actriz generada con
Tilly Norwood, actriz generada con inteligencia artificial. Particle6/Handout

La industria cinematográfica atraviesa un nuevo debate tras la aparición de Tilly Norwood, una intérprete creada completamente con inteligencia artificial. Su realismo, apariencia carismática y creciente popularidad han provocado alarma entre actores, sindicatos y expertos, que ven en ella una señal del rumbo que podría tomar el entretenimiento en los próximos años.

El personaje, desarrollado por Xicoia, la división de IA de la productora británica Particle6 Group, fue presentado durante el Festival de Cine de Zúrich. Aunque por ahora solo protagoniza clips breves, su inminente fichaje por una agencia de talentos encendió las alertas de los gremios de actores, que acusan a la compañía de promover la sustitución de intérpretes humanos por modelos digitales.

El caso ha reabierto una discusión que Hollywood lleva tiempo evitando: ¿hasta qué punto puede una inteligencia artificial reemplazar el trabajo humano sin comprometer la ética, la creatividad y el valor artístico de la interpretación?

Tilly Norwood, la actriz creada
Tilly Norwood, la actriz creada con inteligencia artificial que podría llegar a películas internacionales.

Una actriz que no existe, pero firma contratos reales

Tilly Norwood fue concebida como una joven británica de rasgos realistas, sonrisa amable y ojos cambiantes según la iluminación del clip. Su creadora, la actriz y productora Eline Van der Velden, sostiene que el personaje es “una herramienta artística” y no un reemplazo de intérpretes reales. Según explicó, la inteligencia artificial es “un nuevo pincel para la creación audiovisual”, comparable a la animación digital.

Sin embargo, la polémica creció cuando se anunció que Norwood podría ser representada por una agencia de talentos, algo sin precedentes para un personaje generado por computadora. Esta decisión llevó al sindicato SAG-AFTRA a emitir un comunicado en el que denuncia que el personaje “no es una actriz, sino el resultado del trabajo no autorizado de miles de intérpretes humanos”.

El gremio advirtió además que los productores no pueden emplear “artistas sintéticos” sin cumplir con las normas de notificación y negociación establecidas en los contratos laborales. Para los actores, este tipo de proyectos representa una amenaza directa a la estabilidad de su profesión.

Tilly Norwood, actriz hecha con
Tilly Norwood, actriz hecha con IA, busca saltar a la pantalla grande.

Rechazo entre intérpretes y apoyo de sus creadores

Figuras del cine y la televisión también se pronunciaron. La actriz y escritora Mara Wilson, recordada por su papel en Matilda (1996), aseguró que Norwood “es una amalgama de muchas actrices reales” y que resultaría más coherente contratar a una profesional humana. Otros intérpretes expresaron su preocupación por el futuro del sector, temiendo que los estudios opten por modelos digitales para reducir costos.

Desde la otra orilla, Van der Velden defendió la legitimidad del proyecto, argumentando que su intención no es reemplazar a nadie, sino experimentar con nuevas formas narrativas. En sus redes sociales afirmó que “la creatividad humana sigue siendo el motor” detrás del personaje y que la IA solo actúa como herramienta de apoyo.

El debate también ha llegado a las plataformas de redes sociales, donde miles de usuarios discuten si la creación de personajes digitales debería regularse o si forma parte natural de la evolución tecnológica del entretenimiento.

La actriz creada por IA,
La actriz creada por IA, Tilly Norwood. (Particle6 Productions)

Un dilema ético y económico para Hollywood

Para Todd Bryant, profesor del programa de diseño y medios integrados de la Universidad de Nueva York, el caso de Tilly Norwood representa un punto de inflexión. “El verdadero problema está en el origen de los datos usados para entrenar a la IA”, explica. “Si los intérpretes eligen participar, no sería muy diferente de la captura de movimiento; pero si no dan su consentimiento, entramos en un terreno éticamente cuestionable”.

Bryant también advierte del riesgo de que la industria ignore el fenómeno. “Dar la espalda a la inteligencia artificial sería como lo que le ocurrió a Kodak con la fotografía digital. No enfrentarlo no lo hará desaparecer”, sostiene. Según el académico, la IA podría incluso ampliar el mercado audiovisual, generando nuevos formatos y oportunidades para creadores humanos.

No obstante, también subraya que la tecnología actual tiene límites importantes. Los personajes virtuales aún no pueden transmitir emociones complejas ni establecer una química genuina con otros actores, lo que mantiene a los intérpretes humanos en el centro de la narrativa cinematográfica.