
Los códigos QR han transformado la manera en que accedemos a la información, abriendo posibilidades desde la consulta de menús hasta el acceso a promociones, conexiones WiFi y apps. Esta tecnología, reconocida como la evolución digital del clásico código de barras, se popularizó de manera exponencial durante la pandemia.
En la actualidad su presencia abarca entornos físicos y digitales, facilitando procesos cotidianos en restaurantes, tiendas, centros de transporte y sitios web. Sin embargo, expertos en seguridad advierten que tras esta facilidad se esconden riesgos relevantes para la privacidad e integridad de los datos personales.
Cuál es la función de los códigos QR
Un código QR, abreviatura de “código de respuesta rápida”, almacena información que se puede leer a través de una aplicación o la cámara de un teléfono inteligente. A nivel técnico, puede contener desde una dirección web sencilla hasta datos complejos, como contraseñas de acceso, credenciales WiFi o comandos para aplicaciones.

La facilidad de uso ha normalizado el escaneo en variadas circunstancias. Según información difundida por la organización dedicada al uso estratégico de las TIC, Colnodo, una sola imagen de QR puede desencadenar una acción automática, como redireccionar a una página, iniciar una descarga o realizar un pago electrónico.
Qué es el quisling
El crecimiento del uso de los códigos QR no ha pasado desapercibido para los ciberdelincuentes. Una de las estafas más recientes se denomina 'quishing’, una modalidad de engaño comparable al phishing tradicional, pero basada en el uso de códigos QR en vez de enlaces visibles en correos electrónicos o mensajes.
La mecánica es simple: presentar al usuario un código QR, en un soporte físico o digital, que lo dirige a un sitio web malicioso diseñado para robar credenciales, descargar malware o interceptar información confidencial. Según Colnodo, la naturaleza oculta del enlace hace que los usuarios bajen la guardia al escanear, ya que la dirección no es visible a simple vista.
En la actualidad, se detectan códigos QR maliciosos en todo tipo de soportes: desde folletos y carteles en paradas de transporte público hasta publicaciones en redes sociales, correos electrónicos y mensajes dentro de apps de mensajería. El objetivo es captar la atención y movilizar la curiosidad para lograr que la víctima realice la acción de escanear y comprometa su información personal.

El principal peligro al escanear un código QR sin verificar su origen radica en la dificultad de anticipar el destino del enlace. A diferencia de los enlaces tradicionales, los QR permiten disfrazar la URL, de modo que la víctima no sabe a dónde será dirigida hasta después de realizar el escaneo.
Una vez se accede a la página maliciosa, es posible que se soliciten datos personales, contraseñas, información bancaria o que se ejecuten descargas automáticas de aplicaciones con malware.
Este método es más difícil de bloquear, dado que muchas plataformas de seguridad y filtros tradicionales no pueden interceptar un ataque hasta que el usuario ya ha interactuado con el código. Además, los mensajes de quishing suelen emplear reclamos promocionales, llamados de urgencia o beneficios aparentes para inducir la acción.
Consejos para no ser estafados al usar códigos QR
Para mantener la seguridad digital, la prevención y la cautela resultan esenciales a la hora de interactuar con códigos QR. Los expertos recomiendan seguir estos lineamientos básicos:

- Evitar escanear códigos QR de origen desconocido: no se recomienda interactuar con códigos distribuidos en lugares públicos, correos electrónicos no solicitados o mensajes de remitentes desconocidos.
- Analizar el enlace antes de abrirlo: existen herramientas en línea y aplicaciones móviles que permiten verificar la URL antes de acceder a ella. Servicios como VirusTotal pueden analizar la dirección en busca de amenazas.
- Desconfiar de mensajes llamativos o promociones extraordinarias: los ciberdelincuentes suelen utilizar tácticas de urgencia para captar la atención y manipular la reacción de las víctimas.
- Mantener un antivirus actualizado: instalar y actualizar soluciones de seguridad en el dispositivo ayuda a identificar y bloquear aplicaciones maliciosas.
- Usar aplicaciones que muestren la URL antes de abrirla: algunas apps de escaneo permiten ver la dirección web codificada antes de abrirla automáticamente.
- Consultar páginas oficiales: frente a cualquier duda, es preferible buscar la información directamente en el portal oficial de la entidad o empresa involucrada.
La mejor protección frente a estos riesgos es mantener una postura crítica y vigilante ante cualquier código QR no solicitado, revisar la autenticidad del mensaje y utilizar herramientas digitales de análisis. Adoptar hábitos prudentes es decisivo para disminuir la exposición a amenazas y evitar la pérdida de información personal o financiera.
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