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Detrás de la apariencia inofensiva
Detrás de la apariencia inofensiva del archivo escondía un programa diseñado específicamente para el robo de criptomonedas. (Composición Infobae: Desinstalar / @rastalandTV)

Un creador de contenido que se encontraba en pleno proceso de recaudación de fondos para su tratamiento contra el cáncer fue víctima de una estafa digital que le costó más de 30.000 dólares en criptomonedas.

Este incidente, protagonizado por el streamer conocido como RastaLand, ha conmovido a la comunidad en redes sociales y ha dejado en evidencia los métodos cada vez más sofisticados empleados por los ciberdelincuentes, especialmente cuando se aprovechan de situaciones de vulnerabilidad y confianza.

Estafa en criptomonedas a streamer: el engaño tras una transmisión solidaria

El fraude se perpetró mientras RastaLand transmitía en vivo, decidido a reunir recursos económicos gracias al apoyo de sus seguidores para costear tratamientos oncológicos. Durante la transmisión, un usuario le propuso jugar Block Blasters, un videojuego presentado supuestamente como verificado en Steam y acompañado de la promesa de pago por mostrarlo al público online.

RastaLand hizo público el caso
RastaLand hizo público el caso de ciberdelincuencia a través de su cuenta de X. (Captura @rastalandTV)

El creador de contenido, confiando en la aparente legitimidad de la oferta y sin sospechar intenciones maliciosas, descargó el archivo y lo ejecutó durante el directo.

Detrás de la apariencia inofensiva del archivo escondía un programa diseñado específicamente para el robo de criptomonedas. Una vez activado, el virus comenzó a operar sin levantar sospechas, accediendo a información sensible y tomando control sobre la billetera digital del streamer.

En cuestión de minutos, los más de 30.000 dólares recaudados a través de donaciones desaparecieron por completo, dejando a RastaLand sin los fondos destinados a su tratamiento médico.

RastaLand enfrenta un diagnóstico de
RastaLand enfrenta un diagnóstico de cáncer. (Difusión)

Modus operandi de la estafa y reacción de la comunidad

El caso evidenció un modo de operar sumamente peligroso, en el que los estafadores aprovechan la buena fe de los creadores de contenido y de sus audiencias. Utilizar un videojuego aparentemente auténtico resultó ser una táctica eficaz para obtener acceso a las claves de una billetera de criptomonedas, explotando la confianza y la urgencia del contexto solidario.

La noticia se viralizó rápidamente, generando indignación y solidaridad hacia el streamer afectado, pero también desató una intensa búsqueda del responsable. Diversos usuarios de foros y plataformas sociales rastrearon el origen del virus e identificaron a un joven argentino residiendo en Miami como presunto autor del fraude.

Sin embargo, hasta ahora esas acusaciones provienen de investigaciones amateur y la información continúa bajo debate en la comunidad gamer.

El creador de contenido descargó
El creador de contenido descargó un juego desde Steam y lo ejecutó en plena transmisión en vivo. REUTERS/Kacper Pempel/Illustration

Vínculo emocional y consecuencias para RastaLand

La magnitud del golpe financiero y emocional quedó expuesta en las redes, donde RastaLand compartió abiertamente su desesperación. En X, expresó: “No puedo respirar, no puedo pensar, estoy completamente perdido en lo que va a pasar después, no puedo quitarme la sensación de que es mi culpa que pueda terminar en la calle otra vez o no tener nada para comer en unos días... mi corazón quiere saltar de mi boca y me duele”.

Este caso pone sobre la mesa los retos crecientes en materia de seguridad digital para comunidades solidarias que emplean criptomonedas como medio de donación. La sofisticación de los fraudes, sumada a la rápida propagación de información en tiempo real durante las transmisiones en vivo, hace imprescindible reforzar la prevención y la educación de los creadores de contenido sobre riesgos y protocolos de protección.

Además, la exposición mediática del caso ha impulsado un debate sobre las formas más seguras de canalizar ayuda económica y sobre la vulnerabilidad de quienes dependen de la confianza digital para acceder a tratamientos vitales.

Mientras tanto, la identidad y responsabilidad del autor material del fraude continúan bajo investigación, con la comunidad virtual volcada en el acompañamiento a RastaLand en uno de los momentos más difíciles de su vida.