Experto asegura tener pruebas de que los humanos vivimos en una simulación digital y que la realidad es programada

El físico británico propone una “Segunda Ley de la Infodinámica” que cuestiona principios básicos de la termodinámica

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Experto en física aseguró tener
Experto en física aseguró tener pruebas de vivir en una simulación. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Hace un cuarto de siglo, The Matrix irrumpió en la cultura popular con una propuesta inquietante: los seres humanos podrían estar viviendo en una simulación diseñada por máquinas. Aunque parecía ciencia ficción, la película retomaba un debate filosófico antiguo inspirado en la alegoría de la caverna de Platón, donde los prisioneros confunden sombras con la realidad.

Hoy, esa pregunta vuelve a estar en el centro de la discusión gracias a Melvin Vopson, físico de la Universidad de Portsmouth, quien asegura tener pruebas de que el universo en el que vivimos es en realidad una simulación digital. Su trabajo ha generado interés en la comunidad científica, pero también escepticismo debido a la falta de consenso.

La hipótesis de Vopson

El punto de partida del investigador es que un universo tan complejo como el nuestro, si fuera una simulación, necesitaría mecanismos de compresión y optimización de datos para poder sostenerse. Es decir, debería existir un patrón que reduzca el consumo de energía y el espacio de almacenamiento necesarios para mantener la “realidad virtual” en funcionamiento.

Melvin Vopson
Melvin Vopson

Tras años de estudios, Vopson afirma haber detectado indicios de este tipo de compresión en el comportamiento de la información digital y en los sistemas biológicos. De allí surge su teoría de que las reglas que rigen el universo no solo responden a leyes físicas, sino también a leyes informacionales.

La Segunda Ley de la Infodinámica

El físico británico propone una extensión de la conocida Segunda Ley de la Termodinámica, que establece que la entropía —el desorden en un sistema cerrado— siempre tiende a aumentar. Sin embargo, al analizar cómo se comporta la información, encontró que la entropía puede permanecer constante o incluso reducirse, algo que contradice los principios clásicos de la física.

A partir de esta observación, Vopson formuló la llamada Segunda Ley de la Infodinámica, una nueva interpretación que sugiere que la información tiene un papel fundamental en el equilibrio del universo. Según su hipótesis, la entropía de la información serviría para contrarrestar el aumento de la entropía física y mantener la coherencia del sistema.

El profesor británico propuso una
El profesor británico propuso una nueva Ley que combina la física con la informática. - (Imagen Ilustrativa Infobae)

Impacto en la biología y la genética

Más allá de la física teórica, el investigador extiende sus conclusiones al campo biológico. Considera que las mutaciones genéticas no son completamente aleatorias, como propuso Charles Darwin, sino que podrían estar guiadas por un mecanismo que busca minimizar la entropía informacional.

Incluso aplicó su análisis al virus SARS-CoV-2, causante de la pandemia de COVID-19, y asegura haber identificado una correlación directa entre la información y el comportamiento de sus mutaciones. Para Vopson, esto refuerza la idea de que la información es tan esencial como la materia y la energía en la estructura del universo.

Críticas y debate abierto

Pese a lo llamativo de sus planteamientos, la comunidad científica mantiene una postura cautelosa. El portal especializado IFLScience subraya que, si bien la propuesta podría abrir nuevas líneas de investigación, no existen pruebas concluyentes que respalden la hipótesis de que vivimos en una simulación. “Hay tantos estudios que apoyan esta posibilidad como los que la descartan”, advierte el medio.

La propuesta de Melvin Vopson
La propuesta de Melvin Vopson ha recibido críticas y respaldo a la vez. (Imagen Ilustrativa Infobae)

El trabajo de Vopson, no obstante, suma un nuevo capítulo a una discusión que combina filosofía, física y tecnología. Desde la alegoría de Platón hasta las simulaciones digitales contemporáneas, la pregunta persiste: ¿la realidad que percibimos es auténtica o forma parte de un elaborado programa?