El director de Google DeepMind señala solo un 50% de probabilidad de que la inteligencia artificial iguale a la mente humana para 2030, y revela los dos grandes obstáculos

Las declaraciones de Demis Hassabis, que anticipan un avance posible pero no seguro hacia la inteligencia artificial general, enfatizan la creatividad y la invención como los mayores retos que impiden un salto definitivo antes de 2030

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El director de Google DeepMind
El director de Google DeepMind considera que la creatividad y la invención siguen siendo retos insuperables para la IA actual. REUTERS/Toby Melville

Demis Hassabis, director de Google DeepMind, estimó una probabilidad del 50% de que la inteligencia artificial general (AGI) se alcance en los próximos cinco años, situando ese horizonte en 2030. “Mi estimación es que hay un 50% de posibilidades de que la inteligencia artificial general llegue en los próximos cinco años, así que digamos para 2030. Creo que hay una buena probabilidad de que eso ocurra”, afirmó Hassabis durante una entrevista en el Lex Fridman Podcast.

Con sus palabras, el científico británico posicionó el debate sobre el futuro de la inteligencia artificial en un punto de gran expectación, y subrayó la complejidad y las exigencias que, en su opinión, debe reunir una verdadera AGI.

Hassabis explicó que su vara para medir la llegada de una inteligencia verdaderamente general es especialmente estricta. “Mi umbral para una ‘verdadera’ AGI sigue siendo alto”, especificó a Lex Fridman, marcando distancia respecto a los avances actuales. Considera que la AGI debe igualar las funciones cognitivas del cerebro humano en su conjunto, no solo superar a las personas en tareas específicas. “No es una inteligencia irregular en la que, para algunas cosas, es realmente buena... pero en otras es realmente deficiente… Se busca esa consistencia de inteligencia en todos los ámbitos”, detalló Hassabis en la conversación.

El directivo identificó dos capacidades críticas que, considera, siguen siendo exclusivas de los seres humanos: la auténtica invención y la creatividad. Señaló que la falta de “verdaderas capacidades de invención y creatividad” en los sistemas actuales es uno de los motivos por los cuales descarta que la llegada de la AGI sea inminente. Sin embargo, para Hassabis, el logro de una inteligencia artificial plenamente general es posible en un futuro próximo.

El responsable de Google DeepMind propuso un método riguroso para certificar que una máquina ha alcanzado la AGI: someter los sistemas candidatos a pruebas masivas mediante “decenas de miles de tareas cognitivas que sabemos que los humanos pueden realizar”, y reunir a “unos pocos cientos de los mejores expertos del mundo” con el fin de buscar errores durante uno o dos meses. “Si esos expertos no encuentran ninguno, puedes estar bastante seguro de que tenemos un sistema plenamente general”, afirmó Hassabis, aludiendo a la necesidad de un escrutinio exhaustivo antes de proclamar la llegada de la AGI.

La definición precisa de AGI sigue siendo motivo de debate en la comunidad científica. Según reportó Tom’s Guide, existen diversas posturas: algunos expertos la asocian a la capacidad de competencia humana en todos los dominios, mientras que otros priorizan la habilidad de aprender, adaptarse y ejecutar tareas que reflejen la cognición humana, lo que exige que las máquinas vayan más allá de los datos de entrenamiento y produzcan resultados genuinamente autónomos. Esta pluralidad de criterios demuestra la complejidad de establecer una medida unificada para reconocer la AGI.

Otras figuras clave ofrecen previsiones diferentes. Sergey Brin, cofundador de Google, sitúa la AGI antes de 2030, una fecha más temprana que la señalada por Hassabis. El cofundador de Anthropic prevé que la AGI es “posible” para 2028, un horizonte aún más cercano.

Por su parte, el director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, declaró que la AGI podría surgir durante la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos, otorgando al debate tecnológico un trasfondo político. El exdirector ejecutivo de Google, Eric Schmidt, sugirió en abril que la AGI podría alcanzarse entre 2028 y 2030.

No existe aún un consenso sobre si la AGI debe definirse como competencia a nivel humano en la mayoría de las tareas, o si basta con una adaptación autónoma similar a la de los humanos.

El debate acerca de la AGI implica mucho más que desafíos técnicos: plantea interrogantes éticos, sociales y políticos sobre el futuro del trabajo, la seguridad, la gobernanza y el papel mismo de la creatividad e invención humanas. “La ausencia de verdaderas capacidades de invención y creatividad” en los sistemas actuales, insistió Hassabis, es uno de los grandes obstáculos pendientes.