
La costumbre mantener docenas de pestañas abiertas en el navegador tiene su trasfondo. Aunque es una rutina que tiene poca afectación en el celular, detrás hay motivos que explican parte del comportamiento de esa persona y la inteligencia artificial nos ayuda a entenderlos.
ChatGPT y Gemini, tomando la información en línea y con la que son entrenados, dan un análisis de este comportamiento digital. Ambas coinciden en señalar que esta práctica es mucho más que un simple hábito: revela aspectos profundos del funcionamiento mental y social en la era tecnológica.
Por qué una persona no cierra las pestañas del navegador
Según ambas IA, una de las explicaciones fundamentales de acumular pestañas abiertas reside en el modo en que las personas abordan la multitarea digital. Para Gemini, este comportamiento puede responder a la necesidad de trabajar en varios proyectos simultáneos, investigar diferentes temas o comparar fuentes diversas: “Cada pestaña representa una tarea o un punto de referencia en su proceso mental”.
En la visión de ChatGPT, este patrón se observa especialmente en profesionales del conocimiento y estudiantes, quienes mantienen abiertas fuentes, documentos o herramientas para acceder rápidamente mientras alternan sus tareas.

El resultado es una acumulación digital donde las pestañas funcionan como recordatorios instantáneos de tareas por hacer, información interesante detectada al pasar o compromisos aún no resueltos.
Este uso del navegador como memoria activa obedece tanto a razones funcionales como a la falta de una organización más estructurada mediante marcadores o gestores de tareas. Gemini remarca que “en lugar de usar marcadores, listas de lectura o herramientas de gestión de proyectos, la persona utiliza las pestañas del navegador como su principal sistema de organización”.
A esto se suma un factor de hábito y costumbre. Para algunas personas, abrir nuevas pestañas mientras surgen pensamientos relacionados con el trabajo se ha naturalizado de tal forma que se ha tornado en un rasgo cotidiano, sin una razón consciente específica.
- Carga cognitiva, concentración y consecuencias técnicas
El exceso de pestañas abiertas tiene efectos tangibles sobre la experiencia digital y el bienestar cognitivo. ChatGPT retoma estudios en neurociencia cognitiva como los de Gloria Mark, investigadora de la Universidad de California en Irvine, para señalar que el cerebro se desgasta cuando alterna constantemente entre ventanas y pestañas.

Esta “conmutación de contexto” ralentiza la productividad e incrementa el estrés e implica, en promedio, un periodo de 23 minutos para recuperar el foco completo tras una interrupción.
A nivel técnico, Gemini advierte sobre el impacto en el rendimiento del ordenador: “Un gran número de pestañas abiertas consume una cantidad significativa de RAM y recursos de CPU, lo que puede ralentizar el navegador y, en última instancia, todo el sistema”.
El desorden visual y la dificultad para encontrar lo que se busca alimentan la sensación de caos o fatiga mental. Este panorama es un círculo vicioso: la multiplicación de pestañas surge de la necesidad de acordarse de tareas importantes, pero termina entorpeciendo la concentración y aumentando el nivel de estrés percibido.
Qué tiene que ver la ansiedad con esta costumbre digital
Un aspecto fundamental es el vínculo entre la acumulación de pestañas y la ansiedad. Gemini destaca que el fenómeno puede observarse como efecto de una ansiedad subyacente, expresada en el miedo a perder información o a tomar decisiones y concluir tareas.

El llamado FOMO (Fear of Missing Out, o miedo a perderse algo) impulsa a mantener abiertas páginas con artículos, datos, ideas o productos valiosos, ante la sensación de que cerrarlas supondrá una pérdida irreversible. El hábito de “coleccionar” pestañas responde, en estos casos, a una especie de recolección digital permanente.
ChatGPT ahonda en esta interpretación desde el punto de vista de la psicología del comportamiento, asociando la práctica con mecanismos de procrastinación. Las pestañas abiertas actúan como recordatorios de obligaciones posiblemente ignoradas, generando una pila de tareas digitales cuya sola visualización puede repercutir negativamente en el bienestar mental.
La dificultad para cerrar pestañas se vincula así con la dificultad para priorizar, tomar decisiones y finalizar procesos. El usuario suele caer en la evitación y posponer acciones concretas, lo que multiplica la ansiedad y la percepción de descontrol sobre la carga informativa que maneja cada día.
Ambas IA hacen referencia a cómo el fenómeno de la saturación de pestañas ha calado en la cultura digital contemporánea. En redes sociales, memes y conversaciones, el hecho de tener decenas de ventanas abiertas se ha transformado en símbolo compartido del agotamiento, el exceso de pensamientos o la dispersión mental.

Así, la figura del “coleccionista de pestañas” resume la experiencia de vivir hiperconectado, expuesto a múltiples estímulos e incapaz de poner fin a la búsqueda de información.
Este lenguaje simbólico, adoptado especialmente entre jóvenes y profesionales, muestra cómo la cultura digital tematiza las dificultades de gestionar la atención en un mundo hiperestimulante. Según ChatGPT, la metáfora de las “87 pestañas abiertas” alude a una imposibilidad cada vez más común: “no poder con todo”.
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