
La situación judicial de Julieta Silva, la mujer reconocida públicamente por haber asesinado en 2017 en Mendoza a Genaro Fortunato, continúa complicándose. Tras haber sido detenida semanas atrás por golpear a su actual pareja, ahora la imputada fue notificada de las nuevas acusaciones en su contra.
Según señalaron fuentes judiciales a Infobae, la mendocina ahora enfrenta cargos por privación ilegítima de la libertad agravada por el vínculo en varios hechos independientes y lesiones agravadas por el vínculo, además de amenazas simples y desobediencia.

Los nuevos delitos que se le endilgan fueron comunicados en las últimas horas en una audiencia llevada a cabo en el Juzgado Penal Colegiado N°2 de San Rafael. En el marco de la jornada, el fiscal Fabricio Sidoti volvió a solicitar la prisión preventiva de Silva fundamentando la gravedad de los hechos, el riesgo de fuga y la posible influencia sobre testigos.
Según alegó el acusador, Silva habría violado las condiciones impuestas en la causa, entre ellas la prohibición de contacto con el denunciante. También señaló el peligro para la integridad física de su pareja.
A pesar del pedido de mantener a la mujer alojada en el penal, el juez Claudio Gil resolvió que la acusada cumpla la prisión preventiva en su domicilio, bajo vigilancia electrónica mediante tobillera. La decisión tuvo en cuenta que Silva es madre, aunque la fiscalía se opuso y requirió informes al Equipo Técnico Interdisciplinario y al Juzgado de Familia para determinar si está en condiciones de cuidar a la menor a su cargo.

Violencia de género
El pasado 12 de julio, Silva fue denunciada por su actual esposo, quien llamó de forma desesperada al 911 para denunciar una situación de violencia doméstica.

Según informaron fuentes policiales a Infobae, el hombre realizó la llamada desde el baño de la vivienda, donde se había encerrado ante la agresividad de Silva. Cuando la Policía ingresó al domicilio, constató que el denunciante presentaba lesiones compatibles con violencia física, entre ellas una escoriación y una tumefacción.
Tras esa denuncia, la justicia le impuso a Silva una prohibición de contacto con la víctima y le dictó prisión domiciliaria, permitiendo su permanencia en el hogar bajo el monitoreo de una tobillera electrónica, debido a que la pareja tiene una hija en común de apenas un año.
“No fue más que una discusión“, dijo Silva tras ser imputada por “lesiones leves agravadas por el vínculo”, minimizando la situación que la volvió a poner en la misma de la Justicia la semana pasada. “Esto con el tiempo se va a arreglar, lo que está pesando acá es mi nombre“, agregó el pasado viernes. No terminaría ahí.
La muerte de Genaro
El nombre de Julieta Silva se hizo conocido en septiembre de 2017, cuando fue protagonista de un hecho que conmocionó a Mendoza. En la puerta del boliche “Mona Bar”, en San Rafael, atropelló y mató a Fortunato, quien corría a la par de su auto tras una discusión.
Ambos estaban alcoholizados: ella con 0,98 gramos de alcohol por litro de sangre, él con 1,80. Según el fallo judicial, Silva realizó una maniobra de giro en U sin percatarse de que Fortunato estaba en el suelo intentando incorporarse. La rueda del vehículo le aplastó el cráneo.
Por ese hecho, fue condenada en 2018 a tres años y nueve meses de prisión, además de ocho años de inhabilitación para conducir, en un fallo unánime del tribunal mendocino que consideró que se trató de un homicidio culposo agravado. La condena fue ratificada por la Suprema Corte de Justicia de Mendoza en 2019. En 2020, habiendo cumplido dos tercios de la pena, Silva recuperó la libertad.
En diciembre de 2022, volvió a ser noticia al anunciarse su casamiento. El actual esposo es ahora quien la denunció por violencia de género y por haber tomado contacto con la hija que tenía de una relación previa.
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