El Teatro Colón despide su temporada lírica 2025 con la célebre ópera La Traviata, compuesta por Giuseppe Verdi y estrenada en 1853, basada en La dama de las camelias, de Alejandro Dumas (hijo). Esta nueva producción de la obra emblemática, que levantó el telón el martes 8 de noviembre, podrá verse hasta el sábado 29 de este mes, en una programación de un total de 9 funciones.

La historia de una cortesana enamorada
La Traviata, ópera en tres actos escrita en italiano, narra la tragedia de Violetta Valéry, una cortesana parisina de los altos círculos aristocráticos, convaleciente y entregada a los placeres mundanos, que se enamora de Alfredo. Aunque el amor es correspondido, las convenciones sociales la obligan a renunciar.
El primer acto transcurre durante una fiesta en su casa, donde Violetta conoce a Alfredo, joven de buena familia que le declara su amor. Ella, escéptica, le ofrece solo su amistad y, conmovida, le entrega una camelia blanca, instándolo a regresar cuando la flor se marchite. Luego comprende que lo que siente por él es amor, y celebra la alegría de ser correspondida: Essere amata, amando (Ser amada, amando).
Ambos se mudan al campo y viven juntos, sostenidos por los bienes que ella vende, hasta que el padre de Alfredo, Giorgio Germont, le pide que lo abandone para preservar la reputación familiar. Violetta acepta el sacrificio y sabe que será su final.
Tres elencos, 140 trajes y el sello de Renata
La dirección musical está a cargo de los italianos Renato Palumbo (18, 20, 23, 25 y 28 de noviembre) y Beatrice Venezi (19, 21, 26 y 29 de noviembre), quienes se alternan al frente de la Orquesta Estable del Teatro Colón. La puesta en escena es del español Emilio Sagi, mientras que el diseño de vestuario está en manos de Renata Schussheim, la gran artista plástica, ilustradora y escenógrafa argentina que desde 1966 se destaca en galerías latinoamericanas y europeas, además de participar en producciones teatrales internacionales junto a directores como Oscar Araiz, Jean François Casanovas, Julio Bocca, Mstislav Rostropovich, Lluís Pasqual, Sara Baras y el propio Sagi.

Infobae dialogó con Schussheim un día después del estreno, en su primera experiencia con La Traviata a sus 76 años, un desafío que encaró con entusiasmo en un teatro que considera uno de los más hermosos del mundo —“si no el más”— y con una mística única. La artista contó que estuvo muy enfocada durante meses con la ópera de Verdi, por la magnitud de la producción. “Comencé a dibujar en el verano pasado. Tuvimos la reunión técnica en abril, como encuentro general para ver cómo era la producción. Es muy grande porque son tres elencos y mucho coro. Son alrededor de 140 trajes, prácticamente todos confeccionados desde cero”, detalla.
Renata describe la primera fiesta de la ópera con atuendos en blanco y negro, y la segunda, en variantes del rojo. “Me felicitan por la idea, pero he de ser franca: es de Emilio Sagi. Él siempre tiene una claridad conceptual maravillosa sobre lo que quiere y la transmite. Eso te dispara la imaginación. Trabajar con él es delicioso: es claro, preciso, tiene sentido del humor y es muy amable en los ensayos. Entonces, todos quieren volver a trabajar con él”, asegura. “Como él dice: ‘Para agarrarnos berrinches estamos grandes’ —ríe—. No es un enfant terrible, todo lo contrario. Y con Daniel Bianco también formamos equipo en muchos espectáculos, así que para mí es una fiesta trabajar con ellos”.
No conforme con la cantidad de prendas, Schussheim se impuso un desafío adicional. “Tuve una idea muy loca, que nunca me había pasado: ¿y si hago todos los vestidos distintos? Como sucede realmente cuando uno va a una fiesta. El trabajo de dibujarlos fue al principio encantador, después creí que me moría, y ni te digo cuando hubo que hacerlos. Y después se agregaron más mujeres al coro. Los hombres son más simples porque van de esmoquin, pero cada mujer tiene un vestido distinto”, cuenta. Eso implicó buscar combinaciones y telas dentro de la gama de los rojos: del carmín al naranja, pasando por el fucsia. “Fue complicado, pero muy excitante y diferente. Y no hubiese sido posible sin una ayuda fundamental que es como una extensión de mí: mis dos asistentes, Martina Nosetto y Mariana Seropian”.

Con sus dos asistentes trabaja codo a codo hace mucho tiempo, sobre todo con Mariana, a quien le tiene mucha confianza porque comparten la mirada. “Son dos personas jóvenes y con mucha energía. Toda la primera parte, más de elección de telas, la hice con Martina, y toda la segunda parte, con Mariana (que había estado filmando en Costa Rica),y luego volvió a involucrarse Martina. Tuvieron que hacer pruebas de ropa multitudinarias, además de estar en el detalle de lo que lleva la solista en escena. “Lo cual es muy complicado porque eso se tiene que ver bien, tiene que ser fácil y tiene que quedar bien”, explica y agrega: “No es una producción que es pupupú, que uno dice: ‘La hago con los ojos cerrados’. Es la primera vez que hago La Traviata. Es una música hermosa, te lleva, es icónica, es la ópera más conocida y querida en general de Verdi. El resultado creo que es bueno, por lo menos estamos todos muy contentos los que hicimos esta producción. Yo feliz de trabajar”.
La inspiración de los diseños fue tomada de fines de los años cincuenta, principios de los sesenta, la época de Balenciaga, Balmain, Dior. “Yo adoro Balenciaga de esa época, con esos vestidos abullonados, los talles altos. Y Dior, que es todo lo contrario. Picoteé un poquito de todo”, detalló.

Los talleres del Colón se ocuparon de confeccionar minuciosamente cada pieza, a un ritmo también vertiginoso. También, debieron sortear las dificultades de cambios de temporada o no encontrar los metros suficientes de géneros y tener que sustituirlos.
“Los talleres, todos, desde zapatería, el taller de peluquería, la cantidad de tocados, de pelucas, de sombreros fue, la verdad, como un tour de force. Con muchas ganas y mucho entusiasmo me acompañaron y les estoy enormemente agradecida a los artesanos. Porque acá, en el Colón, son las manitos de los artesanos que hacen todo dentro del teatro. No se manda nada hacer afuera. Entonces, la gente que lo hace, sabe y tiene experiencia y lo hace con amor y quiere el teatro. Y bueno, todo eso se ve arriba del escenario", expresa con satisfacción.
Renata comparte una foto con un valetto, quienes están del lado de adentro del escenario y corren los telones pesadísimos. “Siempre nos sacamos fotos en los estrenos”. Y agrega: “Vos te subís a ese escenario y es algo impresionante lo que se siente. No hay mucho así en el mundo. Yo he trabajado afuera, pero te digo como esto, no hay”.

Las siguientes funciones están programadas para este jueves 20, el viernes 21, martes 25, miércoles 26, viernes 28 y sábado 29 de noviembre a las 20 horas y domingo 23 de noviembre a las 17. Las localidades se podrán adquirir en la boletería del Teatro Colón, Tucumán 1171, de lunes a sábado de 09 a 20 y los domingos de 09 a 17. O por Internet en: www.teatrocolon.org.ar.
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