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Gustavo Rapaporte, amigo de Iair
Gustavo Rapaporte, amigo de Iair Horn.

La liberación de los veinte rehenes por parte de la organización terrorista Hamas provocó una oleada de emociones en todo el mundo, pero especialmente entre quienes acompañaron de cerca la larga espera.

En ese sentido, Gustavo Rapaporte, amigo personal de Iair Horn, uno de los argentinos liberados hoy tras meses de cautiverio, describió en diálogo con Infobae en Vivo cómo vivió la noticia, la incertidumbre de estos dos años y el proceso de esperanza y oscuridad que marcó a las familias y amigos de los secuestrados: “Fue una noche larga, una oscuridad con muchas etapas diferentes”, resumió sobre el proceso de espera y liberación.

Estas declaraciones fueron realizadas en diálogo con Infobae en Vivo, durante el programa de la mañana, que cuenta con la conducción de Gonzalo Sánchez, Maru Duffard, Ramón Indart y Cecilia Boufflet.

Rapaporte relató que la madrugada en la que se conoció la liberación fue intensa y plagada de ansiedad. “Estuvimos ahí todos esperando y conectados, viendo por distintos medios, donde mucha gente transmitía en vivo, especialmente desde la plaza de los secuestrados. Y también hablando con la familia”, contó. El recuerdo de los fallecidos también estuvo presente: “Todavía estamos esperando la evolución de los cadáveres, que entiendo que será un proceso más largo”.

El entorno más íntimo de Iair Horn atravesó una situación de incertidumbre durante los primeros meses tras el secuestro, en los que no se sabía el paradero ni el estado de los hermanos. “Los primeros casi dos meses estuvieron desaparecidos. No se sabía si estaban vivos, muertos o secuestrados”, describió Rapaporte. El alivio llegó paradójicamente cuando se confirmó el secuestro: “Fue tranquilizador saber que estaban vivos, aunque cautivos en Gaza”.

Durante esos meses, la incertidumbre y el miedo marcaron la cotidianidad de familiares y amigos de todos los secuestrados por Hamas. “Es una noche larga, una oscuridad con un montón de momentos y etapas distintas”, reflexionó Rapaporte. Para él, el período de casi dos años fue una sucesión de obstáculos emocionales, donde el primer año estuvo dominado por la preocupación y la confusión absoluta. “Fue el shock y el golpe inicial no solo por mis amigos, o lo que pasó en el kibutz, sino por todo lo que pasó en Israel”, comentó.

Banderas, esperanza y felicidad, en
Banderas, esperanza y felicidad, en el recibimiento a los secuestrados por Hamas (Foto: REUTERS/Stoyan Nenov).

Con la liberación de Iair Horn, la familia cierra finalmente una etapa marcada por la resiliencia. Yair pasó 498 días en cautiverio, mientras que su hermano Eitan completó 732 días. “Impensado”, señaló Rapaporte, quien recordó su reciente paso por Israel donde visitó a la familia Horn. “Hace poco menos de dos meses estuve en Israel, estuve con Yao todo el tiempo que pude. También con Amós, el tercer hermano, pero no pude ver a los padres. Era una nebulosa: una alegría por poder ver a mi amigo, pero la preocupación por el hermano que seguía secuestrado”, relató.

Ahora, tras confirmarse la liberación, la familia y los amigos intentan reconstruir una cotidianidad diferente: “Creo que recién hoy estamos respirando todos y empieza otra etapa para la familia, para los amigos, para la gente cercana y esperemos que para toda la región”. La dimensión colectiva del desenlace también fue subrayada por él: “Hoy cierra un capítulo de toda esta historia. Ahora habrá que trabajar para que no se vuelva a repetir”.

Uno de los aspectos emocionales más profundos que abordó Rapaporte fue el trabajo personal de los sobrevivientes. En este punto, describió el impacto psicológico que sufrieron Iair y su hermano durante el cautiverio y la importancia de abrir una etapa de sanación tras la liberación. Consultado sobre el estado anímico de Iair tras quinientos días en cautiverio, el amigo explicó: “Hoy cierra un capítulo importante para él, por la evolución de su hermano y porque puede centrarse en su propia recuperación. Cuando salió, todo lo que hacía tenía que ver con colaborar y facilitar la vuelta de Eitan. Ahora, con ese capítulo cerrado, es un momento de reflexión, lindo para él, para la familia y para todos de volver a encontrarse”.

Ante la consulta sobre cómo se sostenía la esperanza, Rapaporte fue honesto: “Siempre traté de ser optimista, pero la verdad es que en el último tiempo el panorama era muy oscuro. Hablaba con mis amigos y conocidos y hace diez días era impensado este desenlace, más que nada por la liberación de todos los veinte secuestrados vivos y juntos”.

Respecto al dolor de las familias que aún esperan respuestas, Rapaporte resaltó: “Muchos están esperando la entrega de los cadáveres. Hay veintiocho familias que todavía lo están esperando”. Estas palabras revelan que, aunque la liberación trajo alivio para algunos, la tragedia sigue vigente para muchos.

El testimonio también repasó la fortaleza de los padres de Iair. “Por suerte ninguno de nosotros puede ponerse en el lugar de Itzik ni en el de Ruthi, la mamá. Ella siempre se mantuvo muy optimista. Pueden ver cualquier entrevista que le hicieron; siempre contaba cómo hablaba con sus hijos, aun cuando estaban los dos secuestrados. Es una situación tremenda, inimaginable. Hoy por lo menos cierra un capítulo de toda esta historia”.

La entrevista completa a Gustavo Rapaporte

Gustavo Rapaporte, amigo de Iair Horn.

La voz de la familia Cuño

Mirtha Tinaro, prima de Ariel
Mirtha Tinaro, prima de Ariel y David Cuño.

Asimismo, en Infobae en Vivo también habló Mirta Tinaro, prima de Ariel y David Cuño, dos de los argentinos secuestrados durante el ataque de Hamas en el Kibutz Niroz, al sur de Israel. Y compartió cómo vivió estos días de espera, ansiedad y esperanza, y cómo enfrenta el contraste entre la alegría por el reencuentro y la tristeza incalculable por aquellos que todavía no regresaron: “Todavía estoy sin dormir y estoy muy confundida. Tengo sentimientos encontrados. Estoy muy feliz porque mi familia pudo regresar. Y tengo la tristeza que me atraviesa por la falta de los demás que han fallecido".

A su vez, la entrevistada expuso la vulnerabilidad de quienes vivieron esta tragedia en carne propia y remarcó la importancia de encontrarse acompañados por una red de contención formada por familias que, como ella, vivieron la espera y el horror del secuestro de sus seres queridos en el kibutz.

Luego, Tinaro repasó las intensas horas de vigilia y ansiedad que atravesaron hasta que llegó la confirmación de la liberación. “Hace días que estoy con ellos contactados y el día que me avisaron que ya volvían era Silvia y Luis, sus padres, saltando en la videollamada. Casi choco con el auto porque me entró la llamada cuando estábamos ahí, un poco terrible, pero fue muy emocionante, no parábamos de llorar. Estamos muy entusiasmados y estábamos asustados a la vez porque nos habían dicho que Ariel, el más chico, estaba herido y no sabíamos si volvía o no. Por suerte, está bien”, contó.

El reencuentro familiar fue atravesado por múltiples emociones, en parte porque, aunque Ariel y David Cuño estuvieron secuestrados, no compartieron el cautiverio juntos. Y remarcó así la incertidumbre extra que persistió durante la espera, sin información sobre el estado, el ánimo o la salud de cada uno.

Tinaro compartió que la espera también se vivió con culpa, una sensación muy presente en quienes estuvieron exteriormente a salvo pero emocionalmente atrapados por la tragedia. “Era muy loco porque no sé, estaba por comer y pensaba que ellos no comían. Me iba a dormir y decía: ¿Dónde estarán durmiendo? Y si pueden dormir. ¿Estarán enfermos? ¿Tendrán frío? ¿Podrán respirar? Estarán sufriendo mucho. Es muy difícil y uno siente como una culpa también. ¿Por qué? Yo estoy acá, estoy segura, y ellos están ahí. Por eso fue muy necesario el apoyo de los otros”.

Miles de personas recibieron a
Miles de personas recibieron a los reheres de Hamas (Foto: REUTERS/Ramadan Abed TPX IMAGES OF THE DAY).

Ese acompañamiento, creado entre familiares de secuestrados, se sostuvo durante los dos años de cautiverio y sigue siendo fundamental ahora que comienza el proceso de retorno. “Esa comunidad o esa red que armamos en la ausencia ahora también es necesaria, porque me imagino que hay mucho para sanar para quienes estuvieron secuestrados, pero también para los familiares de toda esta tensión, este estrés”.

La vida entera, sintetizó, quedó suspendida durante dos años. Y argumentó: “En la semana pasada hablábamos con un familiar que nos contaba esto de estar como suspendida, tu vida suspendida dos años para llegar a esto. ¿Cuántas veces por día se te metía esta tragedia en la cabeza, en tu rutina? ¿Cómo era convivir con eso?”.

“Era muy loco, porque cada acción cotidiana recordaba lo que mis primos estaban viviendo. Ninguna comida ni descanso era completa; todo era atravesado por la pregunta de cómo estarían ellos”, completó.

A su vez, reveló detalles del horror vivido por la familia Cuño y la comunidad agrícola a la que pertenecen en el sur de Israel. “Son cuatro hermanos, los padres y la abuela. Todos vivían en diferentes viviendas y de las familias fueron secuestrados ocho personas. Se llevaron a David con su esposa y sus dos nenas de tres años. Estaba de visita su cuñada con su hijita de cinco. De la casa de Ariel, se lo llevaron a él con su novia. De la casa de su hermano Eitan, la incendiaron y terminaron en un hospital con principio de asfixia. Su hermano mayor fue con sus tres hijos, también sufrió lo mismo. Mi primo, los padres y mi tía de 92 años les pasó lo mismo", rememoró, visibilizando la magnitud del dolor compartido por toda la comunidad.

Y sumó: “Las mujeres fueron regresando con las criaturas. Y luego Arbel, más tiempo, que fue la última mujer que se devolvió de todos los secuestrados, fue Arbel, hace unos cinco meses, la novia de Ariel”.

Sobre lo que viene en el futuro inmediato, Tinaro advirtió que la recuperación llevará tiempo, tanto para quienes recuperaron la libertad como para su entorno. “Yo no voy a poder verlos en unas cuantas semanas, probablemente. Voy a tratar de estar cerca de ellos, de mi sobrino. Por ahora, ellos van a ir al internado, se le van a hacer los análisis necesarios en un hospital, físico, psicológico, y se le explicará de a poco qué fue lo que pasó”.

Y concluyó: “Seguimos pidiendo por el regreso de todos los secuestrados, los vivos y los asesinados, para que tengan un entierro honorable”.

La entrevista completa a Mirta Tinaro

Mirta Tinaro, prima de Ariel y David Cuño.

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