
Cada caso puede aparecer sin aviso y alterar la vida de quienes lo transitan. El síndrome de Behçet es una enfermedad compleja y crónica que puede afectar casi cualquier parte del cuerpo. Su capacidad para presentar síntomas muy variados la convierte en “la gran imitadora”, ya que se puede confundir fácilmente con otras patologías.
Desde úlceras dolorosas en la boca y lesiones cutáneas hasta problemas oculares, digestivos y neurológicos, sus manifestaciones varían en intensidad y duración, alternando periodos de mayor malestar con momentos de relativa normalidad. Afecta principalmente a adultos jóvenes y requiere un diagnóstico basado en la observación de patrones clínicos, ya que no existe una prueba de laboratorio definitiva.
Según la Sociedad Española de Reumatología, el síndrome de Behçet se reconoce principalmente por la aparición de úlceras grandes y dolorosas en la cavidad oral, la lengua y las encías, así como otras lesiones en las mucosas. Estas aftas suelen aparecer por lo menos tres veces al año.
Aunque suelen sanarse en días o semanas, resultan muy dolorosas y son un signo clave para los especialistas. A estos síntomas se suman lesiones cutáneas y problemas oculares graves, como enrojecimiento, dolor y visión borrosa, que pueden derivar en pérdida de visión si no se tratan de manera rápida.

Base genética y poblaciones más afectadas
De acuerdo al doctor Jenaro Graña, del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña, el síndrome de Behçet es una enfermedad con base genética. Afecta más a personas jóvenes entre veinte y treinta años de edad y muestra una mayor prevalencia en regiones de Medio Oriente y Asia Oriental.
Según el mismo especialista, la patología responde a un proceso inflamatorio que involucra al sistema inmunológico, aunque la causa concreta permanece sin identificar. Conforme detalló Mayo Clinic, los síntomas de la enfermedad pueden variar mucho. Los pacientes pueden tener úlceras en la boca, llagas genitales, irritación o inflamación ocular, erupciones y lesiones en la piel.
También, las manifestaciones incluyen molestias articulares, fiebre, y manifestaciones de distinta gravedad que cambian según la región del cuerpo afectada. Las úlceras orales redondeadas y las genitales suelen ser el primer aviso y pueden repetirse a lo largo de la vida del paciente.
El portal médico MSD Manuals detalla que la presentación clínica también abarca problemas en la piel, náuseas, molestias intestinales, dolor abdominal, signos neurológicos y vasculares.

Las lesiones cutáneas aparecen en cuatro de cada cinco personas, a menudo como nódulos rojizos en las piernas (eritema nodoso) o pústulas. En cerca de la mitad de los casos se observa dolor y leves signos inflamatorios en articulaciones grandes, como rodillas o tobillos, aunque rara vez esto deriva en daño permanente.
Asimismo, los problemas oculares afectan a un porcentaje importante de pacientes, entre el 25 y 75% de los casos. La inflamación del ojo puede alternar fases y causar visión nublada, dolor, rojez y sensibilidad a la luz. Si no se atienden de forma urgente, estas complicaciones pueden avanzar y culminar en ceguera, según advierten los especialistas de la Sociedad Española de Reumatología.
Factores de riesgo y causas en estudio
Por su parte, National Institute of Health explica que el síndrome de Behçet se puede presentar con manifestaciones en el sistema digestivo, como úlceras intestinales, alteraciones del tránsito, hemorragias, y síntomas similares a los de la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa. En el sistema nervioso, la inflamación puede afectar al cerebro y la médula espinal, lo que genera dolor de cabeza, rigidez de cuello, confusión, alteraciones en la memoria y en casos graves, accidentes cerebrovasculares.
La causa de esta patología no se conoce exactamente, pero los expertos consideran varios factores de riesgo. Según Mayo Clinic, ciertos genes predisponen a una activación anómala del sistema inmunológico. El gen HLA-B51 está mucho más presente en personas originarias de la Ruta de la Seda y zonas de mayor prevalencia, lo que sugiere una base genética importante; mientras que factores ambientales como infecciones virales o bacterianas y exposiciones específicas podrían funcionar como desencadenantes.

Diagnóstico, tratamientos y cuidados disponibles
El diagnóstico del síndrome de Behçet se basa fundamentalmente en el reconocimiento de un patrón de síntomas. Cabe destacar que no existe ninguna prueba de laboratorio específica para confirmar la enfermedad, de modo que los profesionales deben descartar otras patologías con síntomas similares, como lupus, artritis reactiva o enfermedades inflamatorias intestinales.
Según Mayo Clinic, la evolución de la enfermedad es variable. Los pacientes atraviesan brotes que tienden a ser menos intensos con el paso de los años. La remisión espontánea puede ocurrir, aunque los síntomas suelen regresar con el tiempo. No existe una cura definitiva, pero sí opciones terapéuticas que reducen las complicaciones y permiten mantener bajo control la inflamación.
El tratamiento depende de la severidad de los síntomas y las áreas corporales afectadas. De acuerdo con la Sociedad Española de Reumatología, las terapias incluyen corticoides para reducir la inflamación, inmunosupresores como azatioprina, ciclofosfamida o ciclosporina, y en ocasiones colchicina para el dolor articular y la prevención de nuevas úlceras. Los casos graves pueden requerir medicamentos biológicos que modulan la respuesta inmune. El objetivo es minimizar el dolor y prevenir daño irreversible en órganos vitales.

Las recomendaciones para la vida cotidiana incluyen el cuidado bucodental estricto, evitar alimentos que puedan lesionar la mucosa, y mantener hábitos saludables. Los especialistas de la Sociedad Española de Reumatología indican que los cuidados personales, como el uso de productos suaves para la higiene íntima y la consulta frecuente con reumatólogos y oftalmólogos, ayudan a contener los brotes y mejorar la calidad de vida.
Investigación y pronóstico: claves para un diagnóstico temprano
En este aspecto, resaltaron que el pronóstico suele ser favorable si se inicia el tratamiento adaptado a tiempo, aunque los pacientes pueden experimentar complicaciones por la afectación de ojos, grandes vasos sanguíneos o el sistema nervioso.
Todo paciente con esta enfermedad crónica requiere seguimiento médico regular y en ocasiones la intervención de equipos de distintas áreas, como neurología, dermatología o gastroenterología, para controlar los síntomas y adaptar la terapia conforme a la evolución clínica.
Hoy en día, el síndrome de Behçet sigue siendo un tema de investigación. Su compleja presentación clínica, su curso imprevisible y sus mecanismos aún no del todo comprendidos la convierten en uno de los mayores desafíos de la reumatología. La información y la consulta precoz resultan esenciales. Así, un diagnóstico temprano permite reducir el impacto de la “gran imitadora” y garantizar que las personas afectadas puedan mantener sus actividades diarias y una vida de calidad.
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