
La subvariante XFC de Ómicron de COVID-19, popularmente llamada “Frankenstein” o Stratus, comenzó a ganar protagonismo desde que fue detectada en enero en Asia. Con el correr de los meses se convirtió en un indicador de la forma en que el virus sigue evolucionando.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualmente representa el 60% de los casos globales, y un síntoma puntual marca la diferencia con respecto a otras cepas conocidas: la y la ronquera que genera en quienes se infectan. Estos signos clínicos se han vuelto especialmente relevantes en un contexto en que los testeos masivos ya no se realizan con frecuencia, y los diagnósticos se basan principalmente en la observación clínica.
Los primeros casos confirmados en Argentina se detectaron en Córdoba, pero luego de esa notificación oficial, no se publicaron, por parte del Ministerio de Salud, nuevos relevamientos genómicos que permitieran trazar la progresión de la variante. Esta falta de información hace que la identificación de los síntomas se vuelva un elemento clave para detectar contagios en el país.

La población enfrenta una disminución significativa de la inmunidad: en 2025, más del 99% de los argentinos no recibió ninguna dosis contra COVID-19, según datos del Registro Federal de Vacunación Nominalizado (Nomivac). Solo el 0,65% de los mayores de seis meses aplicaron la vacuna, mientras que en todo 2024 la cobertura fue del 3,8%.
En este marco, la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn) y el Gobierno consensuaron un nuevo enfoque para la vacunación contra COVID-19, unificando criterios con la vacuna antigripal.
La idea es aplicarlas de manera simultánea a los grupos de riesgo, incluyendo a niños entre seis meses y cuatro años, adultos mayores a partir de 65 años, personal de salud, gestantes y personas entre 5 y 64 años con factores de riesgo. Este cambio busca facilitar la logística y aumentar la protección de quienes podrían experimentar complicaciones severas en caso de infección.

“Esta nueva variante de Omicron XFG, es un sublinaje de Ómicron que tiene una mayor capacidad de escape inmunológico a la inmunidad previa y a las vacunas también. Así que es probable que siga creciendo, pero como ha ocurrido anteriormente, también es probable que aparezca un sublinaje de la variante”, explicó a Infobae el doctor Pablo Bonvehí, médico infectólogo, jefe de Infectología de CEMIC y miembro de la Comisión de Vacunas de SADI.
Y completó: “La vacunación sigue siendo importante en los refuerzos, fundamentalmente primero en la población de muy alto riesgo, como son los adultos muy mayores con muchas comorbilidades y los inmunocomprometidos, donde sigue siendo efectiva para disminuir hospitalizaciones y mortalidad”.
Qué distingue a Frankenstein de otras variantes

XFG es el resultado de la recombinación de las subvariantes LF.7 y LP.8.1.2 de Ómicron, un proceso que fue comparado en varios medios internacionales con la creación del “monstruo” de Mary Shelley, por su naturaleza híbrida, de ahí deriva la denominación popular de “Frankenstein”.
Se diferencia de otras variantes principalmente por su perfil de síntomas y su capacidad de evadir parcialmente la inmunidad. El virus combina segmentos de diferentes linajes de Ómicron, lo que le otorga características particulares que lo hacen relevante en el seguimiento epidemiológico.
El síntoma distintivo de la disfonía permite a los profesionales de la salud reconocer con cierto grado de certeza la presencia de la subvariante, incluso sin pruebas de laboratorio. La coincidencia de este signo con la temporada primaveral, cuando las alergias empiezan a manifestarse, podría generar confusión, pero los especialistas destacan que la atrofia vocal pasajera provocada por el virus tiene características propias que la diferencian de la irritación por polen o pólenes estacionales.

“En cuanto a las características propias, se trata de un cuadro habitual respiratorio alto que se asocia a la característica de producir disfonía o ronquera. Pero si no son los cuadros clínicos típicos de congestión nasal, un poco de dolor de cabeza y hasta fiebre”, sostuvo Bonvehí.
El comportamiento de Frankenstein se da en paralelo a un patrón global que muestra cómo el virus sigue evolucionando y generando recombinantes capaces de adaptarse a diferentes condiciones inmunológicas. La XFC comparte con otras variantes de Ómicron la alta transmisibilidad, pero los reportes actuales no indican un aumento significativo de la gravedad de la enfermedad, lo que coincide con la tendencia observada en variantes anteriores: altamente contagiosas, pero aparentemente menos letales que las cepas originales.
Mientras tanto, en Estados Unidos, se observa un fenómeno similar con la variante XFG, conocida como “Stratus”, que se convirtió en la tercera cepa más común durante el verano y está reemplazando a otras variantes previas. Actualmente, representa aproximadamente el 65% de las muestras de aguas residuales analizadas por los CDC en Estados Unidos, lo que confirma su predominancia en el país. También es el 60% de las muestras Covid analizadas en personas a nivel mundial.
Aun así, los expertos señalan que “actualmente no hay evidencia clara de que la XFG cause una enfermedad más grave ni síntomas significativamente diferentes a los de las variantes Ómicron anteriores”, y que el riesgo para la salud pública a nivel global sigue siendo bajo. Entre los síntomas reportados, algunos pacientes presentan ronquera, sequedad e irritación de garganta, aunque los signos principales son similares a los de otras infecciones de COVID-19, incluyendo fiebre, tos, dificultad respiratoria y fatiga.

El avance de Frankenstein y lo que significa para la salud pública
La expansión de Stratus o Frankenstein refleja cómo el SARS-CoV-2 sigue mutando y generando subvariantes recombinantes con mayor capacidad de transmisión y evasión inmunológica.
Ante la consulta del Infobae, el infectólogo Ricardo Teijeiro, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología, describió: “Lo que vemos con esta nueva variante XFG es que va desplazando a las otras variantes, no que haya un aumento de casos. Los casos siguen siendo una cantidad baja, pero Stratus va desplazando las otras variantes”.
Y agregó: “Uno de los síntomas es la disfonía, pero como un montón de virus respiratorios que producen disfonía también. La baja vacunación lo que hace es que uno pueda tener complicaciones, sobre todo aquellos que tienen alto riesgo por enfermedades preexistentes, por edad, por características personales”.

A pesar del riesgo bajo, la situación sigue requiriendo atención. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) reportaron que las visitas a urgencias relacionadas con COVID-19 aumentaron un 15,1% en la última semana, con un 0,7% del total de pacientes afectado por el virus. La tasa de positividad de pruebas durante la semana que finalizó el 26 de julio fue del 6,5%, superando el umbral considerado como transmisión no controlada.
Las vacunas continúan siendo la herramienta central para mitigar el impacto de las nuevas variantes. La OMS confirmó que las vacunas actualmente aprobadas deberían seguir siendo eficaces contra Stratus para prevenir enfermedad sintomática y grave. Esto refuerza la importancia de la vacunación, incluso en un contexto en que la cobertura en Argentina se encuentra en niveles mínimos. La unificación de criterios de CoNaIn para administrar simultáneamente la vacunas antigripal y COVID-19 busca optimizar la protección de la población de riesgo. Los síntomas de Stratus o Frankenstein muestran la necesidad de mantener la vigilancia clínica.
Para Stratus, la sequedad de garganta y la ronquera aparecen como signos anecdóticos, mientras que los síntomas más comunes incluyen fiebre, tos, dificultad respiratoria, dolor de garganta, congestión nasal, pérdida de gusto u olfato, fatiga, dolores musculares, dolor de cabeza y náuseas. La identificación temprana de estos signos permite tomar decisiones rápidas sobre aislamiento y cuidado, reduciendo la propagación comunitaria.
Los datos muestran que la combinación de disminución de inmunidad y la circulación de subvariantes recombinantes genera un escenario complejo en ambos hemisferios. Argentina enfrenta un país con cobertura de vacunación extremadamente baja, mientras que Estados Unidos experimenta un repunte estacional que coincide con la recombinante Stratus. En ambos casos, los expertos coinciden en que la vigilancia epidemiológica, la vacunación de grupos vulnerables y la atención a síntomas específicos son claves para minimizar el impacto.
Cada mutación en su genoma puede mejorar la capacidad del virus para evadir la inmunidad adquirida por infecciones o vacunaciones previas, lo que requiere ajustes en la vigilancia y la planificación sanitaria.

El seguimiento global, la rápida identificación de mutaciones y la disponibilidad de vacunas efectivas ofrecen un marco de control que reduce el riesgo de consecuencias graves a nivel poblacional.
Nuez pecán: qué reveló la ciencia sobre sus beneficios para la salud cardiovascular
En Argentina, la producción crece y cuenta con el impulso del cantante Abel Pintos. Cuánto recomiendan consumir diariamente para mejorar indicadores relacionados con el colesterol y la diabetes tipo 2 en personas con sobrepeso

7 simples hábitos avalados por expertos para controlar la glucosa y reducir el riesgo de diabetes
Incorporar pequeños cambios en la rutina cotidiana favorece la estabilidad glucémica y ayuda a sostener un mejor rendimiento físico y mental, según especialistas en nutrición consultados por EatingWell y organismos de referencia internacional

5 alimentos que contribuyen a aliviar los síntomas de la artritis
De acuerdo con Prevention, ciertos ingredientes o ajustes diarios ayudan a reducir la inflamación y mejorar la calidad de vida en personas con esta enfermedad articular

La dieta mediterránea puede proteger contra la diabetes tipo 2
Healthday Spanish
