Estefanía Berardi es una figura de la televisión argentina que comenzó su carrera como bailarina y participante de reality shows. Su salto a la fama llegó con Combate y luego se consolidó como modelo, conductora y panelista en programas como Dale Like, LAM, Mañanísima, Poco correctos y Los profesionales de siempre. Su trayectoria incluye, además, trabajos en teatro.
Además de su labor en televisión, Estefi se presenta como emprendedora y fundadora de una agencia dedicada al marketing y el branding. En septiembre de 2025 decidió volcarse de lleno a este proyecto y renunció a Los profesionales de siempre para enfocarse por completo en su empresa.
A lo largo de su carrera, también estuvo en el centro de diversas polémicas mediáticas. Ha sido cuestionada por difundir información sin la suficiente verificación y por su manejo de chats privados que derivaron en enfrentamientos con otras figuras del espectáculo.

—¿A qué edad viniste de Mar del Plata a Buenos Aires?
—A los 18 años. Me vine a una pensión en Once (risas).
—¡¿Una pensión en Once?!
— Sí, vivía ahí porque era el barrio más barato. Igual yo ni sabía qué barrio era más lindo, más feo. Googlié residencias y me cerraba esa. Era linda dentro de todo, pero sobre todo era lo que podía pagar.
—¿Tenías habitación individual?
—No, dormía con tres chicas más. Éramos cuatro en un cuarto. Después, cuando me empezó a ir un poquito mejor, me pasé a una de dos.
—Hiciste un upgrade.
—Sí, fui de a poquito.
—¿Y cómo era esa convivencia con las tres desconocidas?
—Espectacular. Pero pasaban cosas feas también. Era una pensión solo de mujeres y eran todas estudiantes. Sí o sí, tenías que ser estudiante para vivir ahí. Y algunas, por ejemplo, vivían en el interior y las madres les mandaban comida y otras se las robaban. Se escuchaban gritos... Compartíamos las heladeras y pasaban esas cosas que a una le robaban la comida a la otra. A mí no me pasaba porque nadie me cocinaba, entonces no tenía nada en la heladera (risas).
—No tenías nada para que te roben.
—Claro. Yo tenía un placardcito y le ponía candado por las dudas, pero nunca me pasó nada por suerte ahí. Sí me han robado en la calle un montón de veces, porque andaba muy distraída...
—¿Asaltos?
—Sí, todo el tiempo me robaban en esa zona. Yo me tomaba el colectivo Plaza Miserere para ir a los castings. Es una zona muy insegura. Y yo como no sabía, no sabía qué era Palermo, qué era Recoleta. Yo estaba en Buenos Aires, nada más. Me robaban el celular, pero yo iba muy distraída.
La experiencia en Combate y los conflictos con Mica Viciconte
—Para empezar a hacer una carrera televisiva, arrancaste en Combate.
—Sí. En realidad, de chiquita yo era bailarina. Hice danza clásica toda mi vida. En Mardel, por ejemplo, tuve temporadas que he bailado en el programa de Mirtha Legrand, en el Costa Galana, con mi profesor. Pero hacía eso y ya está. Después tenía que ir al colegio, no podía hacer más cosas. Mi sueño era bailar en el programa de Susana Giménez. Y hoy digo: “¡Wow!, llegué mucho más lejos” (risas).
—Vos querías bailar con Iripino y los Susanos.
—Claro. Sí, sí (risas). Yo me veía en el programa de Susana, bailando. Y después llegué mucho más lejos y hoy digo: “¡Mirá qué chiquito mi sueño!”. Pero en ese momento para mí era algo grande. Y ahora me parece chiquito lo que he soñado porque la vida me regaló cosas más grosas, sin desmerecer a los bailarines de Susana, ¿no? Después eso lo cumplí también. En algún momento lo hice. Y antes de Combate fui bailarina de Diego Torres. Fue como lo primero groso que yo sentí que hice. Y después de Diego entré a Combate.
—¿En Combate te peleabas con Mica Viciconte?
— En combate yo no peleaba con nadie. Era la buena, la tranquila y después, mirá lo que pasó (risas).
—Parecés tranquila, pero como sos panelista de programas que tienen que ver con el periodismo del espectáculo, te peleás con algunas personas porque contás cosas que incomodan. Pero no sos mala, me parece...
—No, no soy mala. Pero sí es real que cuando estás en programas de espectáculo, a veces criticás, porque tenés que decir si una obra no te gustó y por ahí alguien se puede llegar a sentir mal. Pero no, no me considero mala. Por ahí un poco picante a veces.
—Me acuerdo que estabas peleada con Mica, pero ¿cómo te llevás ahora?
—Me llevo ahora mal, pero por ella no por mí. Porque para mí el tema ya pasó y ella sigue enojada.
—¿Es rencorosa?
—Sí, es rencorosa y yo no soy así. Es como que me puedo pelear, pero después ya está. Y aparte no fue nada personal. Yo conté cosas de ella que eran negativas, pero siempre respecto al juego. Hablaba de combate. Ella en combate era jodida, jodidísima, pero porque es muy competitiva y por ahí eso la lleva a decir cosas o hacer cosas que a mí no me salen.

—¿Y con mi amiga personal, Yanina Latorre, cómo te llevás? Porque sé que se pelearon. ¿Sentís que te cerró puertas?
—No voy a decir nada de eso. De esa persona prefiero no hablar. Nada.
—¿Es tan picante la guerra que ya no querés seguir acrecentando el problema?
—No voy a decir nada por ahora (risas).
—¿Tenés información picante guardada para algún momento?
—No, no. Estamos en un proceso judicial. Y prefiero no decir nada por ahora.
— Muchos famosos suelen enojarse con periodistas del espectáculo. ¿Tenés famosos que se han enojado con vos? ¿Te bloqueó alguno?
— Sí, un montón. Mica me tiene bloqueada, que es la única que le dura el enojo, porque Laurita en un momento me bloqueó, pero después se le pasó y me desbloqueó. Cinthia Fernández me bloqueó y ya está. Son pavadas. Mica es la única que sigue. Después me han llamado una vez Panam, por algo que dije que no era así. Me pidió que lo aclare y lo hice. Ella es divina. Pero todo el tiempo pasa que por ahí te escriben para aclarar algo y todo bien. Con Vicuña en un momento también hablé, pero es divino Benjamín. Te ponés de acuerdo en dos minutos. Cuando hay ganas de que esté todo bien, se aclara cualquier inconveniente.
Manejo de la información sensible y los códigos con los famosos
—¿Guardás algún chisme que te enterás como para no herir, no molestar, porque sabés que el famoso no le va a gustar para nada o si tenés algo jugoso lo tirás igual?
— No, no. El 90 por ciento se guarda. Las cosas que cuento, no sé, son el 5%. Sí, la mayoría de las cosas no se pueden contar. No da.
—¿Por una cuestión de códigos o porque realmente no da?
—Hay cosas que no dan. No da arruinar una familia o personas que están bien, no importa qué sabés o no sabés, la gente está tranquila en su casa y, bueno, no me metería ahí. No me parece.
—¿Famosos que se han enojado o te han pedido aclaraciones?
—Me pasó que algún famoso quiso aclarar algo. Pero me escriben y yo al toque hablo y se soluciona. Eh cosas así, pero muy chiquitas.
La agencia de marketing y nuevos proyectos
—Estás con un emprendimiento de marketing. Contame cómo venís y porque dejaste el programa para dedicarte full-time a esto.
—Sí, me recibí de Licenciada en Marketing. Tengo una agencia que se llama Nexa Marketing. El Instagram es iamnexa y lo que hago es armar la comunicación de un montón de empresas. Según los objetivos que tiene cada empresa, se arma un plan para lograrlos y lleva todo un proceso. Pero tiene que ver con el e-commerce en Meta, la publicidad, los videos, todo lo que sea la comunicación, el diseño...
—Ya tenés clientes por lo que me estás diciendo.
—Tengo un montón, porque empecé tranqui. No me animaba al principio. Tenía miedo de meterme de lleno. Estaba con un montón de programas, la facultad, que es re difícil trabajar y estudiar a la vez para los que se mantienen solos. Tenés que estudiar y tenés que estar concentrado y a veces, te juro, me recostaba concentrarme. He cursado materias arriba del auto manejando, una locura. Pero bueno, valió la pena. Entonces, arranqué con uno y a ese cliente le empezó a ir muy bien y me dio otra empresa que tenía. Y después me vio otra persona que estaba haciendo eso, me llamó también y arranqué con un supermercado. Y después, como somos buenos haciendo lo que hacemos, el mismo boca en boca me fue recomendando muy rápido y hoy tengo un montón de clientes. Entonces, cuando vi eso y que me gusta, me encanta y me conviene más, dije: “Tengo que poner toda mi energía acá”.
—¿Cómo te imaginás tu futuro, tu carrera? ¿Te ves creciendo en los medios o te ves más tipo empresaria con la agencia de marketing?
—Es una buena pregunta y es una pregunta que me hago actualmente. Estoy como en una, no sé si crisis, pero estoy con cambios. A mí la tele me encanta. Sí me gustaría seguir haciendo tele. Tal vez debería organizar mejor mi empresa para poder dedicarle un poco de tiempo a eso. Pero tengo ganas de hacer algo que me guste mucho, porque ofertas hay un montón y las recontra agradezco. Pero ya no agarro todo como antes, estoy más selectiva.
El hate en redes sociales y el impacto del escrutinio público
—¿Cómo te llevás con el hate en redes? Sos un poco hateada, ¿no?
—Sí, obvio. ¿Quién no ha hateado? ¡Hasta a Messi lo han hateado! Dale...
—¿Te hatean más por tu profesión?
—Sí, ni hablar, porque aparte opinás. Entonces, siempre que opinás y criticás, te hatean. Pero tiene hate todo el mundo. Hasta Tini tiene hate que no habla, canta y la hatean por cualquier cosa, porque tiene un novio, lo que sea. Es un montón. Yo a todos los jóvenes les digo eso, porque hoy los que son más chicos por ahí se mambean y hay muchos problemas de autoestima. Es heavy el tema del hate. Vi una nota la otra vez que subió el índice de suicidios en jóvenes y no se habla de eso, pero es grave y las redes sociales son culpables también de todo eso.
—¿No te molesta cuando te critican?
—No porque entendí cómo se comportan. Cuando era más chiquita en Combate me recontra afectaba y lloraba. He tenido ataques de llanto porque me criticaban por el cuerpo. Y en Combate no hablás, competís. Y como andábamos en malla y yo por ahí estaba un poco más gordita, me decían: “Gorda, deforme”. Pero a todas, no es que sea a mí sola.

Por sí o por no
El conductor invitó a Estefi a responder las preguntas utilizando los carteles de Sí o No, según corresponda, y a compartir detalles sobre su vida personal y su carrera.
—Estefanía Berardi, por sí o por no, los chats con Federico Bal, ¿fueron reales?
—No (risas)
—¿Por qué miente? Si yo sé que son verdad.
—No, de hecho se comprobó. Pero a la gente le divierte eso. Y Fede también ya dijo que no quinientas veces. Es como que en un momento ya jugamos con el tema. Ya fue.
—Pero ¿no se dieron?
—No, no.
—Raro porque Fede no deja títere con cabeza.
—Sí, dicen eso. Pero no es mi caso. No creo que haya estado con todas las famosas del mundo. También le inventaron con Flor de la V, chats con Lourdes. No es que a mí sola me inventan. Lo que pasa que los míos fueron los únicos que leyeron en televisión. Y todos decíamos que no eran nuestros y los seguían leyendo. Pasa eso en el medio, ¿viste? Es así. Pero no. No fui la única tampoco a la que le inventaron eso.
—¿Alguna vez te amenazaron para que no reveles información que tenías?
—No, amenaza no. Pero sí me han hablado. Una vez discutí fuerte con Jesica Cirio, que siempre me llevé genial. Pero para mí ella no estaba pasando un buen momento y me habló medio mal. Yo me puse a llorar y después me pidió perdón y ya está. Ahora está todo bien.
—Pero ¿te acordás de qué era?
—Conté que estaba de novia con Elías Piccirillo. Que ni siquiera dije el nombre. Dije que estaba enamorada de alguien. Y bueno, se ve que estaba en una situación que no quería que se sepa, pero en vez de decirme: “Che, no lo cuentes. Bueno, ya está, ya pasó”. Se enojó mucho en su momento, pero ya pasó.
—Por sí o por no, ¿te pagaron alguna vez para guardar un chisme?
—No, eso es tremendo. Me sentiría una mafia si hago eso. No, ni en ped*.
—Ha pasado en el medio, te cuento, había gente que cobraba mucho.
—Dicen, ¿viste? Pero me parece un horror. O sea, yo me entero de algo y la persona me pide que no lo cuente, no lo cuento. No necesito ni que me convenzas ni que me pidas por favor ni nada. Ya con decírmelo, ya está.
—Por sí o por no, Estefanía, ¿casi te morís atragantada con una batata?
—Sí, (risas). Ahora me río, pero fue horrible. Casi me muero de verdad. Es bizarro, pero no podía respirar y después googleé y un montón de gente murió así. De hecho, cuando lo conté, porque a mí me salva un amigo...
—¿Con la maniobra de Heimlich?
—Sí. Estaba almorzando con mis amigos, con los de Combate, y ya había terminado de comer. La silla se reclinaba un poco y yo me tiro, y sigo comiendo batatas en esa posición. ¿Viste que dicen los médicos que hay que comer derecho, que hay que masticar muchas veces? Yo estaba en esa posición porque me relajé y no pude tragar. Me quedó atragantada la batata. Pasa que es gracioso y hasta es bizarro decir: “Casi muero por una batata”. Pero no podía respirar, empecé a ahogarme en el medio del restaurante. Todo el restaurante me empezó a mirar. Fui el papelón.
—Pero era grave.
—Sí, fue grave. Pero yo dije: “Si alguien me filma, mañana salgo en LAM, me hago viral”.
—Vos decías: “Prefiero morir que salir viral respirando con la batata en la boca” (risas)
—Te juro, era tremendo. Y mis amigos me decían: “¡¿Qué te pasa?!” No sabían si iba a vomitar o qué. Y mi amigo Nacho se dio cuenta, corrió y me destrabó. Pero fue horrible. Y después de eso estás un par de días asustado. Me daba miedo tragar, te queda esa sensación, ¿viste? Pero no es joda. Hay un montón de gente que vi que se murió así. Después que lo conté, muchas personas me escribieron diciéndome: “No sabés, a mí me pasó una vez, es tremendo”. Gente que le ha pasado. No es joda. Es un segundo.
