
El resultado final puede marcar derrota, pero lo que Ignacio Buse consiguió en el US Open 2025 va mucho más allá del marcador. A sus 21 años, el tenista peruano no solo logró superar las tres durísimas rondas de la ‘qualy’ en Nueva York —algo que ya representa un mérito mayúsculo—, sino que firmó una presentación más que digna ante uno de los grandes candidatos al título: el estadounidense Ben Shelton. Fue su primera aparición en el cuadro principal de un Grand Slam, y la aprovechó para dejar claro que está listo para competir con los mejores.
Lamentablemente, el sorteo para el ‘main draw’ no le dio tregua: Shelton, local, top 10 y con condiciones ideales para brillar en este tipo de torneos, fue su primer obstáculo. Y aunque la lógica se impuso en sets corridos, Buse no fue una mera presencia en cancha. En varios tramos del partido lo jugó de igual a igual, obligando al favorito a buscar soluciones y mostrando una actitud combativa que no pasó desapercibida.
Si bien el marcador señaló una derrota contundente, el desarrollo del partido fue mucho más parejo de lo que las cifras insinúan. El ‘Colorado’ dejó una gran impresión en el Arthur Ashe, uno de los escenarios más imponentes del tenis mundial, donde fue despedido con aplausos por su entrega y nivel de juego. Incluso desde la transmisión internacional de ESPN destacaron su actuación, calificándolo como un jugador “que pertenece a este nivel”.
Y no es para menos. La sensación que dejó su paso por la cancha dura de Nueva York fue unánime: el peruano tiene con qué competir en la élite. Ya se midió con el número seis del mundo y lo hizo con personalidad. ¿Por qué no pensar en más? Ignacio Buse demostró que soñar en grande no solo es válido, sino posible.
Crecimiento exponencial: el tenis peruano en la élite
Lo que hace aún más impresionante esta actuación es el contexto. Hace un año, Ignacio Buse rondaba el puesto 444 del ranking ATP. Hoy, tras dos temporadas brillantes, está al borde del top 100. Su crecimiento ha sido tan rápido como sólido. La inolvidable victoria sobre Nicolás Jarry en Copa Davis —probablemente la más importante de su carrera hasta ahora— marcó un antes y un después. Fue su punto de quiebre.
Desde entonces, el ‘Colorado’ dejó de ser una promesa para convertirse en una realidad: no solo se hace fuerte en tierra batida, su superficie natural, sino que ya rinde también en cemento, enfrentando a figuras del circuito en escenarios de máxima exigencia.
Particularmente este año fue especial para él: por primera vez disputó las fases clasificatorias de los cuatro Grand Slams y ahora, en Nueva York, dio ese salto que todo jugador sueña: meterse en el cuadro principal. Y lo hizo con carácter, tenis y determinación. Pero más alá de lo deportivo, su presencia en el Arthur Ashe tiene un valor simbólico: el tenis peruano volvió a tener representación en los torneos grandes.

La responsabilidad de tomar el relevo como primera raqueta del país, en medio del discreto momento de Juan Pablo Varillas, no le ha pesado a Ignacio Buse. Al contrario, la ha asumido con determinación y carácter. Hoy es la nueva cara de un nuevo ciclo: ambicioso, talentoso y con una mentalidad competitiva que ilusiona. Todo sugiere que este debut oficial en un Grand Slam es apenas el prólogo de una historia que puede dejar capítulos memorables.
Si sigue en este camino, no sería descabellado pensar que en 2026 lo veremos ya instalado en los cuadros principales de Australia, Roland Garros, Wimbledon y el US Open. El ‘Colorado’ está escribiendo su historia y, paso a paso, vuelve a poner al tenis peruano en la conversación grande del circuito mundial. Esto recién comienza.



