La tranquilidad de Jesús María fue sacudida la mañana del lunes cuando un colectivero protagonizó una persecución que comenzó en San Isidro y terminó dentro de una clínica, después de que el conductor intentara eludir un operativo policial. El sujeto, cuya identidad no ha sido revelada, acumulaba treinta y cinco infracciones por un monto aproximado de USD 150.000 —alrededor de quinientos ochenta mil soles— y puso en riesgo la vida de policías, conductores y peatones durante la huida.
Todo inició en San Isidro: cámaras captan el escape
La secuencia que derivó en el desenlace fue registrada desde el cruce de la avenida Salaverry, en San Isidro. Dos policías motorizados intentaron cerrar el paso a la miniván que, lejos de detenerse, cruzó la avenida para iniciar una peligrosa fuga. La huida quedó grabada por cámaras de seguridad que documentaron cómo el vehículo, ignorando las señales de detención, se adentró en las calles de Jesús María esquivando a las autoridades.
Mientras la persecución avanzaba, el colectivero maniobró de forma temeraria, frenando de manera abrupta frente a una motocicleta policial. Esta acción provocó que el agente, sin oportunidad de evasión, impactara en la parte posterior de la unidad fugitiva. Lejos de detenerse, el conductor prosiguió su trayecto, invadiendo jardines y áreas verdes, sin importar la posibilidad de encontrar peatones en su camino. El caos generado puso en jaque la capacidad de respuesta policial y evidenció graves falencias en el control del transporte informal.

Un historial de infracciones y evasión
Las autoridades del distrito confirmaron que el chofer sumaba treinta y cinco papeletas acumuladas, generando una deuda total cercana al medio millón de soles. Según el coronel en retiro y subgerente de seguridad ciudadana de Jesús María, Fernando Espinoza, por el elevado monto era prácticamente imposible que el implicado pudiera recuperar su vehículo de ser internado en el depósito tras la intervención.
“Este sujeto tiene más de medio millón de soles en infracciones”, afirmó Espinoza a Buenos Días Perú, detallando que la gravedad de la situación motivó el desesperado accionar del colectivero para evitar perder la miniván. “Era poco probable que pudiera recuperar el vehículo en estas condiciones”, subrayó el funcionario.
Delitos cometidos durante la fuga
El accionar del conductor derivó en una serie de presuntos delitos. Las autoridades identifican al menos tres figuras penales: violencia y resistencia a la autoridad, tentativa de homicidio (al haber frenado intencionalmente para provocar que la motocicleta policial chocara) y peligro común por invadir espacios destinados a peatones.

“No se trató de un simple accidente de tránsito”, enfatizó el subgerente de seguridad ciudadana, resaltando que las cámaras prueban que el chofer actuó de forma deliberada al intentar deshacerse de la persecución policial, sin tener en cuenta las consecuencias para quienes circulaban por la zona.
El cierre: detención y medidas de seguridad
La persecución finalizó en el sótano de una clínica en Jesús María, donde el colectivero finalmente fue capturado y puesto a disposición de la policía. Desde la dependencia se informó que el caso ha sido trasladado a la fiscalía correspondiente para determinar la acusación por los delitos cometidos.
El distrito cuenta con trescientas cuarenta cámaras de seguridad y ha reforzado su flota de patrullaje con dieciocho camionetas y veinte scooters para combatir el delito. Este caso deja en evidencia las deficiencias en la fiscalización del transporte informal y el peligro que representan conductores reincidentes en las calles.
La intervención oportuna y el soporte tecnológico permitieron capturar a un conductor con un largo historial de infracciones, poniendo de manifiesto la importancia del monitoreo constante y la colaboración entre autoridades para garantizar la seguridad ciudadana.



