El principal centro cardiológico del país opera con equipos dañados y materiales insuficientes, afectando cirugías pediátricas de alta complejidad

Médicos, enfermeras y especialistas protestan por fallas en el diagnóstico y la suspensión de operaciones pediátricas. La dirección promete nuevas compras, pero los riesgos ya son graves

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Escasez crítica de materiales y
Escasez crítica de materiales y equipos médicos.

La crisis dentro del Instituto Nacional Cardiovascular (INCOR) de Perú amenaza la atención médica de decenas de pacientes, en su mayoría niños con cardiopatías congénitas que dependen de intervenciones quirúrgicas especializadas. A pesar de la reputación internacional que sostiene como referente en salud cardiovascular, el INCOR sufre una escasez crítica de equipos y materiales médicos, un escenario que los trabajadores han calificado como alarmante.

La falta de insumos y el deterioro de equipos esenciales causó una lista de espera que podría dejar a muchos sin la oportunidad de recibir tratamiento a tiempo, señaló el informe de Punto Final.

En el entorno del INCOR, la tensión es evidente. Cirujanos cardiovasculares, hemodinamistas, electrofisiólogos y enfermeras especializadas han protestado frente a la institución. El reclamo: sin equipos adecuados, la calidad de las cirugías y la seguridad de los pacientes están comprometidas.

Un médico afirmó: “Aquí están los mejores profesionales que tenemos en el país. Aquí hay cirujanos cardiovasculares, cirujanos cardiovascular pediátricos que operan las patologías más complejas de niños en el país. Aquí hay hemodinamistas, electrofisiólogos, cardiólogos, enfermeras especializadas en corazones artificiales”. Sin embargo, la falta de insumos y el mal estado del equipamiento han limitado seriamente su capacidad de acción.

Fallas en ecocardiógrafos y diagnósticos comprometidos

Médicos del INCOR realizan exitosa
Médicos del INCOR realizan exitosa intervención cardíaca sin cirugía abierta en mujer de 55 años. (Foto: Minsa)

La dificultad más grave se concentra en los ecocardiógrafos, equipos indispensables para diagnosticar las patologías cardíacas. Al menos cinco de estos dispositivos están fuera de servicio desde hace meses, obligando a los médicos a trabajar en algunos casos con un solo ecocardiógrafo funcional.

Un especialista advirtió: “¿Cómo podemos operar? ¿Cómo podemos hacer intervenciones complejas con un solo ecocardiógrafo? Es imposible hacer diagnósticos precisos”. Los informes médicos confirman que los resultados obtenidos con el equipamiento actual no son confiables, lo que agrava la situación.

El director del INCOR, Luis Alberto Vuleje, reconoció la existencia de equipos fuera de servicio, aunque restó importancia al número y aseguró: “Tenemos ahorita exactamente ocho ecógrafos que están funcionales”, de los cuales cuatro son de planta y cuatro alquilados.

Detalló que los equipos originales datan de 2015 y que el ciclo de vida útil ya concluyó, por lo que la compra de diez nuevos ecógrafos de alta gama ya está en trámite y su llegada se espera para el treinta de diciembre. No obstante, los médicos sostienen que los dispositivos alquilados no cumplen con los estándares requeridos para procedimientos complejos, y que la carencia de tecnología adecuada ya provocó situaciones de riesgo, como la interrupción de un ecocardiógrafo en pleno procedimiento de ablación, repetida en cuatro ocasiones durante una sola intervención.

Insumos quirúrgicos en falta y operaciones detenidas

Fallas en ecocardiógrafos esenciales para
Fallas en ecocardiógrafos esenciales para diagnósticos y cirugías.

La escasez de materiales no se limita al diagnóstico. El insumo quirúrgico conocido como Fontan resulta imprescindible para ciertas operaciones pediátricas. La madre de Juan Diego, un niño de ocho años con atresia tricuspídea, contó que su hijo lleva tres años esperando una cirugía que podría mejorar su calidad y expectativa de vida: “Mi hijo necesita esa operación porque para él es tan importante para seguir viviendo y luchando”. Juan Diego integra una lista de sesenta niños en la misma situación, aunque la falta de Fontan ha detenido las intervenciones.

El director del INCOR admitió que el insumo Fontan no está disponible en Perú y confirmó que la institución comenzó el proceso de importación, que se ha demorado por razones burocráticas.

“No hay ninguna empresa que nos venda. Hemos intentado, hemos hecho estudios de mercado, hemos hecho todo. No hay”, explicó Vuleje, quien aseguró que el lote importado llegará en aproximadamente veinte días.

Mientras tanto, los pacientes permanecen en lista de espera, con el riesgo de que el retraso los vuelva inoperables. Un médico advirtió: “Lo peor es que estos pacientes esperando esa cirugía puede pasar el tiempo y ya pueden ser inoperables”.

La jefa de pediatría del INCOR, por su parte, aclaró que la lista de sesenta niños no corresponde exclusivamente a pacientes en espera de la cirugía de Fontan y explicó que la indicación de la operación depende de la evolución de la enfermedad y no de la edad: “Esa patología tipo ventrículo único no se opera de acuerdo a la edad, se opera de acuerdo a la evolución de su enfermedad. En algunos, a los cinco años, en algunos a los siete y otros más allá. Algunos nunca más se van a poder operar”.

Comunicación insuficiente y clima interno deteriorado

La crisis del INCOR se ha visto acentuada por la falta de comunicación entre la dirección y el personal médico. Los trabajadores denuncian que la gestión prioriza la imagen institucional en redes sociales, mientras que las condiciones reales distan de las presentadas públicamente. Un médico describió: “Esta gestión es la gestión del show, porque mediáticamente el Incor es una maravilla. Hay que cuidar la imagen. Cuidar la imagen para ellos es no hablar, que esté ahí. Pero eso no es cuidar la imagen del Incor. Cuidar la imagen es garantizar las mejores cirugías, los mejores equipos”.

El director, en respuesta, afirmó que la administración mantiene la apertura al diálogo y existen cartas documentadas para convocar a los profesionales, aunque reconoció que no se ha producido un acercamiento efectivo. Mientras tanto, la carencia de insumos y equipos adecuados sigue afectando la seguridad de los pacientes, como señaló una enfermera pediátrica: “Hay muchas deficiencias que afectan la seguridad de la atención del paciente. El paciente puede salir dañado seriamente. El director lo conoce y está documentado”.

El INCOR, que durante años fue motivo de orgullo nacional, enfrenta hoy una crisis que ha fracturado su ambiente interno y ha puesto en riesgo la atención de los pacientes más vulnerables. La suma de mala gestión, trabas burocráticas y carencias técnicas ha debilitado su imagen y tiene a cientos de pacientes graves a la espera de una oportunidad para vivir.