En noviembre y diciembre de 2025, la capital peruana vivió episodios marcados por violencia y amenazas, resultado del accionar de nuevas células criminales. Según reportes oficiales, bandas transnacionales con presencia en Venezuela y conexiones operativas en Lima intensificaron sus actividades, abarcando extorsiones, ataques con armas y explosivos, así como la multiplicación de enfrentamientos entre rivales en distintos distritos.
El caso más reciente resultó en la captura de Yorwin Alexander Rivero Bolívar, ciudadano venezolano de veintidós años, identificado por la Policía como parte de “Los M”, fracción desprendida del Tren de Aragua. Las evidencias recabadas durante los operativos incluyen material explosivo, drogas, teléfonos móviles y mensajes intimidatorios dirigidos a comerciantes y empresarios del sector transporte.
Operativos y captura de Yorwin Rivero
Las acciones de inteligencia de la Policía Nacional condujeron el 28 de noviembre de 2025 a la detención de Yorwin Rivero en el Cercado de Lima. Según los informes, Rivero portaba explosivos, municiones y evidencia fílmica de ataques cometidos contra objetivos comerciales. La investigación determinó que grababa los atentados para enviar los videos a las víctimas como mecanismo de presión y advertencia.

Durante los registros, los agentes encontraron materiales utilizados para la elaboración artesanal de bombas y una motocicleta empleada en desplazamientos rápidos tras la comisión de atentados. La División de Extorsiones, bajo la dirección del coronel Víctor Revoredo, fue la responsable del operativo que permitió identificar el patrón de conducta y el modus operandi replicado en diversos puntos de Lima.
Ascenso y método de “Los M”
La aparición de “Los M” en Lima responde a la exportación de estructuras delictivas forjadas fuera del país. De acuerdo con las investigaciones policiales, esta agrupación surge como una célula autónoma, aunque alineada al Tren de Aragua, con base en Tocorón, Venezuela. Los integrantes, en su mayoría de origen venezolano y con antecedentes migratorios irregulares, emplean signos propios como la letra “M” para marcar territorio e infundir temor.
“Los M” han construido su organización interna en torno a células pequeñas de entre cinco y diez integrantes. Los roles se distribuyen de manera clara: extorsionadores, sicarios y responsables logísticos, especializados en el manejo de explosivos y motocicletas. Favorecen el anonimato y la ausencia de dirigentes visibles, dificultando la investigación y persecución policial.
Extorsión y violencia en los barrios limeños

El accionar de “Los M” tiene especial incidencia en zonas comerciales y de alto tránsito, como Las Malvinas, Breña y Jesús María. La modalidad de intimidación suele traducirse en cobros mensuales que oscilan entre 100 y 500 soles a comercios; en el sector transporte, los pagos exigidos alcanzan los 30 soles diarios por vehículo. Para reforzar sus amenazas, la banda recurre a la utilización de artefactos explosivos y mensajes impresos o llamadas directas, lo que ha generado alarma entre los trabajadores y comerciantes locales.
La rivalidad con otras agrupaciones, como D.E.S.A. y Los Pulpos, se manifiesta en ataques armados y asesinatos selectivos. El asesinato de Sergio Bolaños Sarmiento, integrante de una banda rival, evidenció la escalada de la violencia y la consolidación de nuevas redes que buscan el dominio de plazas estratégicas en la ciudad.



