
Seis pescadores peruanos vivieron una experiencia que describen como un infierno flotante. Reclutados en Perú con la promesa de un salario de 500 dólares mensuales, terminaron atrapados en embarcaciones chinas dedicadas a la pesca de calamar, donde fueron obligados a trabajar jornadas de hasta 16 horas, recibir solo medio litro de agua al día y dormir hacinados en espacios reducidos.
El reportaje de El Foco y Artisonal reconstruye sus testimonios y expone un sistema de explotación que opera con impunidad frente a la inacción del Estado peruano.
Reclutados con falsas promesas
Los seis pescadores fueron contratados en septiembre de 2024 por la Agencia Marítima Delfín. El acuerdo ofrecía un pago de 500 dólares y bonos por producción, pero incluía una cláusula que advertía que “no tenían derecho a quejarse”, una señal de alerta que algunos intentaron cuestionar sin éxito.

Luis, uno de los pescadores, contó que firmó el contrato con dudas, pero lo hizo al ver que su hermano ya había aceptado. Él, como muchos, subió al barco buscando una oportunidad económica. Era su primera vez embarcado y esperaba la llegada de su primer hijo.
Sin embargo, al llegar a la embarcación Dong Zhou 22, la realidad fue distinta: la tripulación nunca selló sus libretas de embarque —lo que impediría dejar rastro laboral— y las condiciones de vida resultaron inhumanas desde el inicio.
Hacinamiento, golpes y abusos: “Nos daban solo medio litro de agua”
Ya en altamar, los trabajadores fueron obligados a cumplir jornadas de hasta 16 horas continuas. No podían protestar y tampoco tenían acceso a servicios básicos.

Solo recibían medio litro de agua potable al día y dormían hacinados en camarotes reducidos, compartidos con tripulantes chinos. Para comunicarse con sus familias, el capitán les cobraba hasta 7 dólares por minuto de llamada, un costo imposible para trabajadores sin sueldo.
Durante una faena, Luis fue golpeado en la cabeza por un bloque de hielo. Sangraba sin parar, pero la atención tardó más de media hora en llegar.
La negligencia, según cuentan, era constante. Uno de los pescadores relata que la emergencia solo fue atendida cuando un tripulante chino avisó directamente al capitán.
Huelga en alta mar y un mes sin sueldo
Cansados de los abusos, los seis peruanos acordaron dejar de salir a trabajar. “Una huelga”, la describen. Querían demostrar que hablaban en serio y exigir su retorno.
La respuesta del Dong Zhou 22 fue dejarlos abandonados sin pagarles un mes completo de trabajo ni los bonos prometidos. La Agencia Delfín tampoco les ofreció respaldo.
“Al final, nadie nos selló la libreta. Nos botaron nomás, como para no dejar rastro de nada”, denuncian.
Un regreso de pesadilla: 26 días, tres trasbordos y cero apoyo del Estado
La vuelta al Perú tomó 26 días. Los pescadores tuvieron que pasar por tres trasbordos entre embarcaciones extranjeras, sin información ni un plan de retorno seguro.
Finalmente, llegaron al puerto de Pucusana. Ninguna autoridad peruana los esperaba. No hubo asistencia, entrevistas oficiales, protección ni acompañamiento institucional para víctimas de explotación laboral.
Los pescadores quedaron solos, sin salario, sin documentos sellados y con secuelas físicas y emocionales por la travesía.


