Transportaban más de 2 toneladas de cocaína en altamar: falsos pescadores extranjeros reciben 15 años de cárcel en Perú

Los seis implicados, cinco ecuatorianos y un colombiano, fueron capturados frente a los puertos de Paita y Talara con un cargamento de 2.653 kilos de droga escondida en las bodegas de dos embarcaciones pesqueras

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Composición: Infobae Perú
Composición: Infobae Perú

Seis ciudadanos extranjeros fueron sentenciados a largas penas de prisión tras ser capturados cuando trasladaban más de dos toneladas y media de clorhidrato de cocaína en altamar. La intervención se realizó frente al mar de Paita, en la región Piura, durante dos acciones consecutivas ejecutadas en octubre de 2023 por la Policía Nacional del Perú (PNP) y la Marina de Guerra.

La investigación fiscal determinó que los implicados formaban parte de una estructura dedicada a sacar cargamentos ilícitos fuera del territorio nacional. Según la Fiscalía Especializada en Delitos de Tráfico Ilícito de Drogas (FETID), los sentenciados operaban desde embarcaciones pesqueras acondicionadas para transportar grandes volúmenes de droga destinada al mercado internacional, aprovechando rutas marítimas de difícil control.

Condenas, rutas marítimas y pruebas presentadas por la Fiscalía

Foto: Ministerio Público / Fiscalía
Foto: Ministerio Público / Fiscalía de la Nación

Los ecuatorianos Ángel Parrales Quijije y Ángel Wilfrido Alonzo recibieron 17 años y 10 meses de cárcel, mientras que sus compatriotas Jesús Bailón Franco, Klever Hernández Mero, Pablo Tigrero Balón, y el colombiano Alberto Isaac Albornoz Rojas, fueron sentenciados a 15 años de pena privativa de libertad. Todos fueron hallados responsables del delito de favorecimiento al consumo ilegal de drogas en su forma agravada.

Durante el juicio oral, la fiscal adjunta provincial Milagros Rosales Ruiz presentó diversos elementos probatorios que acreditaron la responsabilidad penal de los acusados. Entre las pruebas destacaron actas de intervención policial, registros personales, documentación de las embarcaciones pesqueras, actas de comiso y pesaje de la droga, además de pruebas de campo que confirmaron la presencia de sustancias estupefacientes.

La primera intervención ocurrió el 18 de octubre de 2023, a 225 millas náuticas del puerto de Paita, donde agentes del Departamento de Investigación de Delitos contra el Estado (Depinesp)-Piura, junto con la Marina de Guerra, interceptaron una embarcación pesquera con 1.153,72 kilos de clorhidrato de cocaína. Dos tripulantes fueron detenidos en el acto.

Dos días después, el 20 de octubre de 2023, un segundo bote fue detectado a 190 millas frente a Talara, dentro de las 200 millas del mar peruano. Esta intervención permitió incautar 1.499,78 kilos adicionales de la misma droga. En ambos casos, la mercancía estaba distribuida en paquetes ocultos dentro de las bodegas de las naves.

En total, las operaciones conjuntas permitieron el decomiso de 2.653,50 kilos de clorhidrato de cocaína, evitando que el cargamento sea enviado a mercados ilícitos en otros países. Con la sentencia confirmada, las autoridades destacaron que este caso representa un golpe significativo a las redes de tráfico marítimo que operan en el norte del país.

¿Cómo operan las rutas del narcotráfico que conectan a Perú con Estados Unidos?

El tráfico de cocaína en
El tráfico de cocaína en Sudamérica opera de manera continua, conectando zonas productoras en Perú, Bolivia y Colombia con destinos finales en Estados Unidos. (Composición: Infobae)

El reciente informe citado por BBC Mundo detalla que más del 70% de la cocaína enviada hacia Estados Unidos viaja por el Pacífico, consolidando una ruta marítima que parte principalmente de laboratorios y centros de acopio en Perú, Colombia y Bolivia. En ese corredor, Perú destaca como punto clave de producción, procesamiento y articulación logística, gracias a una red que integra pistas clandestinas en la Amazonía, puertos formales e informales y rutas fluviales que conectan con Ecuador y Colombia.

Uno de los elementos más preocupantes del esquema es el rol de los carteles mexicanos, en especial el de Sinaloa, que opera en el litoral peruano mediante pequeñas células conocidas como “embajadas”. Estas estructuras se encargan de coordinar embarques, financiar laboratorios y pactar con operadores locales para mover cargamentos hacia Centroamérica, donde la droga se fragmenta y continúa su tránsito por tierra hasta la frontera estadounidense. La UNODC reporta que el flujo de drogas procedentes del territorio peruano con destino al norte creció 22% en los últimos tres años, impulsado por una producción récord de 3.700 toneladas de cocaína en 2023.

A la par, el tráfico aéreo sigue activo y en expansión. Avionetas con matrícula adulterada despegan desde zonas remotas del Vraem y la Amazonía peruana con dirección a México o países de Centroamérica, donde aterrizan en pistas improvisadas controladas por intermediarios. Según el Informe Mundial de Drogas 2025, este modo de traslado sigue siendo clave para mover cargamentos de alto valor y bajo volumen, complementando la operación de las narcolanchas que zarpan hacia altamar. Entre 2020 y 2024, el CIMCON registró la incautación de 1.500 toneladas de cocaína en el Pacífico, un indicador del crecimiento del tráfico y, al mismo tiempo, del refuerzo de las labores de interdicción en la región.