Desde hace varios años, los colectiveros informales de Lima han desarrollado un sistema de alertas para anticipar los operativos de la Autoridad de Transporte Urbano (ATU). Mensajes de voz y videos compartidos en grupos de redes sociales permiten que estos conductores eviten la acción fiscalizadora, poniendo en riesgo la seguridad de inspectores y pasajeros. La estrategia informal evidencia una organización estructurada que vigila constantemente a los fiscalizadores desde que inician sus recorridos.
Los ataques y hostigamientos a los inspectores se han intensificado, con agresiones verbales, físicas y, en casos recientes, incidentes que incluyen incendios de unidades. Estas acciones reflejan la resistencia de los colectiveros a cumplir con la normativa, en un escenario donde la informalidad en el transporte genera riesgos para la seguridad vial y dificulta la ejecución de sanciones efectivas.
Vigilancia constante desde las bases de la ATU
Fuentes de la ATU explicaron que los colectivos informales cuentan con personas encargadas de seguir los movimientos de los inspectores. Desde la salida de los vehículos institucionales, hay individuos que registran y transmiten información sobre la ubicación del personal, generando alertas inmediatas dentro de sus redes de comunicación.

Este seguimiento detallado permite a los colectiveros reaccionar antes de ser intervenidos, dificultando el control de infracciones y poniendo en evidencia la necesidad de estrategias de prevención más sofisticadas. Los videos y mensajes captados muestran cómo los conductores informales se comunican para esquivar a los fiscalizadores y evadir operativos.
Operativos y apoyo policial
La ATU realiza intervenciones en distintos distritos con el respaldo de la Policía Nacional. Cada operativo involucra a aproximadamente treinta y cinco agentes, quienes acompañan a los inspectores para garantizar la seguridad y evitar conflictos con los conductores informales.
Los operativos buscan detectar vehículos que realizan transporte sin autorización y sancionar las irregularidades. Las acciones se enfocan en unidades que acumulan multas de años anteriores, evitando que puedan continuar operando mientras generan riesgos en la vía pública.
Estrategias de monitoreo digital

Para enfrentar la organización de los colectiveros, la ATU también utiliza mecanismos de vigilancia dentro de las plataformas digitales donde estos conductores se comunican. Al revisar transmisiones en vivo y grupos de chat, los fiscalizadores identifican patrones de operación, anticipan movimientos y ajustan las intervenciones según la información recopilada.
La recopilación de datos digitales permite que las acciones de la ATU no dependan únicamente de la presencia física de inspectores. La combinación de seguimiento digital y presencia policial fortalece el control sobre la informalidad y reduce la exposición de los fiscalizadores a incidentes violentos.
Chatarreo y sanciones efectivas
Además de las intervenciones directas, la ATU aplica el procedimiento de chatarreo a los vehículos con multas acumuladas que impiden el pago y la recuperación de las unidades. Este proceso implica que los vehículos sancionados, tras ejecutarse las acciones administrativas, sean declarados en abandono y retirados de circulación.
La medida busca generar un efecto disuasivo, evitando que la informalidad continúe proliferando. En lo que va del año, la ATU reportó la intervención de más de cinco mil vehículos informales, lo que refleja la magnitud del fenómeno y la importancia de las sanciones aplicadas para garantizar el orden en el transporte público.



