La Catedral de Puno: un templo barroco mestizo que preserva siglos de arte y simbolismo andino

La comunidad puneña impulsa proyectos de restauración para recuperar altares, reliquias y elementos dañados por el paso del tiempo

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El legado oculto de la
El legado oculto de la Catedral de Puno: historia, mestizaje y tesoros que sobrevivieron al incendio de 1930. (Foto composición: Infobae Perú/Agencia Andina)

La Basílica Catedral de Puno encarna una riqueza simbólica y arquitectónica que trasciende el tiempo, manifestándose en cada rincón de su imponente estructura y en la memoria compartida de su gente. Durante las celebraciones en honor a San Carlos Borromeo, la Plaza Mayor se transforma en un escenario vibrante, mientras la Catedral observa serena como testigo de siglos de fe, mestizaje y resistencia. Este templo se erige, así, como una expresión tangible de la historia y la identidad puneña.

El origen de la Catedral se remonta a 1669, año en que se inició su construcción, la cual culminó en 1757 bajo la influencia del Conde de Lemos. Su fachada, una joya del barroco mestizo, refleja la fusión entre el arte andino y europeo. Las piedras empleadas, extraídas de las canteras de Ichu y Sillustani, lucen tallados que narran episodios y símbolos de ambas tradiciones culturales.

Cada elemento del templo tiene un significado particular. Sobre la puerta principal, un niño atlante sostiene el cielo, seguido por la imagen de San Miguel Arcángel derrotando al demonio. Más arriba, la Virgen María aparece en actitud de oración, coronada por dos ángeles, mientras los santos doctores San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino custodian la escena.

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La Catedral de Puno: un templo barroco mestizo que preserva siglos de arte y simbolismo andino. (Foto: Agencia Andina)

Barroco mestizo y simbolismo

En los extremos del frontis, los evangelistas San Mateo y San Marcos están acompañados por sirenas andinas que ejecutan melodías en charango, una representación exclusiva de este templo y un testimonio destacado del mestizaje artístico que caracteriza a la Catedral. Debajo de estas figuras, un puma y un cóndor andino flanquean las puertas, junto a flores de cantuta, símbolo nacional del Perú. El puma representa la protección, el cóndor la fuerza y la conexión con lo divino, mientras un colibrí tallado sugiere abundancia y buena fortuna. Estos motivos resaltan la identidad andina de la construcción.

El nicho central, sin imagen principal desde el incendio de 1930 que destruyó la figura de Cristo, solo conserva la paloma del Espíritu Santo y la imagen de Dios Padre, conformando una Trinidad incompleta. Los detalles en piedra constituyen un relato visual del encuentro cultural entre mundos distintos que aprendieron a dialogar.

Un suceso determinante en la historia del templo fue el incendio de 1930. Aunque gran parte del interior fue devastada, algunas reliquias lograron sobrevivir y hoy se consideran tesoros del arte sacro puneño. Entre ellas destaca una casulla tejida en bayeta andina, decorada con flores de cantuta y el cristograma jesuita IHS.

Puno: la Basílica Catedral revela
Puno: la Basílica Catedral revela su riqueza simbólica y avanza en nuevas iniciativas de restauración. (Foto: Agencia Andina)

Tesoros y tradiciones de la catedral

Otra casulla más ornamentada, confeccionada con hilos de oro, muestra el bordado de un pelícano alimentando a sus crías, símbolo del amor y sacrificio de Cristo. Junto a ella, una custodia de oro y plata utilizada en las procesiones del Corpus Christi permanece en exhibición, testificando la fervorosa devoción de generaciones de fieles.

El interior, caracterizado por una bóveda de cañón, alberga altares laterales donde santos europeos y locales conviven armoniosamente. Destacan dos figuras de origen puneño: el Señor de la Columna, descubierto por obreros indígenas durante la edificación, y la Virgen de Cancharani, encontrada por pastores en una roca cercana al cerro homónimo. A su lado, se veneran advocaciones introducidas durante la evangelización, entre ellas la Virgen de la Merced, patrona de las Fuerzas Armadas, la Virgen del Carmen, la Virgen de los Remedios y el Señor de la Misericordia.

En el altar principal, tres figuras femeninas representan virtudes: Esperanza con un ancla, Bondad con niños y Justicia con los ojos vendados. El triángulo con el ojo de Dios, símbolo de la Trinidad, ocupa el centro. La cúpula, sostenida por cuatro arcos, sugiere la eternidad divina, y en cada base reposan los evangelistas: Marcos con su león, Mateo con un toro, Juan con un águila y Lucas con un ángel. Los cuadros tallados a mano en el techo completan la armonía visual.

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La Catedral de Puno, entre la fe y la memoria: artesanos, reliquias y tradiciones que resisten al tiempo. (Foto: Agencia Andina)

Patrimonio, Resistencia y Comunidad

En una cripta bajo el templo descansan tres obispos que marcaron la historia religiosa de Puno: Valentín Ampuero (1914), Fidel María Cosío (1933) y Julio González Ruiz (1986). La preservación de este invaluable patrimonio recae en un equipo liderado por el padre Gerardo Córdova, el padre Carlos Miguel Mestanza y Pilar, coordinadora del proyecto turístico de la Catedral. Ellos impulsan la iniciativa Adopta un Altar, dedicada a restaurar los retablos afectados por el paso del tiempo.

La comunidad local ya se ha sumado al esfuerzo, como la familia que adoptó el altar del Señor de la Misericordia, próximo a restaurarse. Pilar sostiene que “no se puede querer lo que no se conoce” y confía en que abrir las puertas del templo permitirá a los puneños reconectar con su herencia. La participación activa de las familias locales refuerza el vínculo entre la Catedral y la identidad ciudadana.

En las esquinas del templo se aprecian soles tallados en piedra, marcas de identidad y resistencia dejadas por artesanos descendientes de los antiguos habitantes del altiplano. A través de estos símbolos, los canteros dejaron en claro que, aunque la edificación fuera católica, seguía siendo parte de su cultura. En ese mismo lugar existió antes el templo indígena Supay Kancha, demolido para dar paso a la construcción cristiana. Los soles, entonces, constituyen un testimonio de la permanencia cultural.

Un ícono del altiplano: la
Un ícono del altiplano: la Basílica Catedral de Puno refuerza su valor cultural con proyectos de conservación. (Foto: Agencia Andina)

Sus tres campanas

El campanario alberga tres campanas, una de ellas dañada por un rayo. Desde lo alto, se divisa el Lago Titicaca y la ciudad extendida a sus pies, una imagen que conjuga naturaleza y devoción. Las piedras del campanario exhiben las firmas y marcas de los antiguos canteros, mientras que el órgano, hoy averiado e irremplazable por la falta de piezas, cuenta con protección como patrimonio cultural por el Ministerio de Cultura. En el pasado, ese órgano acompañaba las misas con melodías fundidas con el viento del altiplano.

Puno: la Basílica Catedral revela
Puno: la Basílica Catedral revela su riqueza simbólica y avanza en nuevas iniciativas de restauración. (Foto: Agencia Andina)

Cuando la tarde avanza y las pandillas puneñas bailan en la plaza con trajes coloridos, la Catedral permanece firme y silenciosa. En su piedra mestiza resuena el eco de dos mundos que aprendieron a convivir: el andino y el cristiano. Gracias al esfuerzo de quienes la preservan, el templo sigue narrando su historia, reafirmándose, no solo como lugar de culto, sino también como símbolo vivo de identidad, arte y fe.