Bailarines bolivianos protestan frente a embajada de Perú: aseguran que personaje de carnaval fue “apropiado” por Puno

Grupos folklóricos de La Paz denunciaron que el conocido “Pepino” fue incluido en la festividad de la Candelaria 2026 en Lima sin mencionar su procedencia boliviana, lo que reactivó una disputa cultural que data de hace más de 50 años

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(Video: Red Uno de Bolivia)

La tensión cultural entre Bolivia y Perú, que lleva décadas en la agenda cultural del altiplano, continúa con fuerza. Un grupo de bailarines bolivianos, vestidos con los trajes coloridos y la máscara característica del personaje “El Pepino paceño”, llegó hasta la embajada peruana en La Paz para expresar su rechazo por lo que consideran una apropiación de una figura emblemática del Carnaval de La Paz. La protesta estuvo marcada por música, coreografías y carteles que exigían respeto al origen del tradicional personaje.

El reclamo surgió luego de que, durante la presentación de la Festividad de la Virgen de la Candelaria 2026 en Lima, se exhibiera al Pepino sin hacer referencia a su procedencia boliviana. Para organizaciones culturales paceñas, este gesto constituye un agravio simbólico que afecta un elemento central de su identidad. El Observatorio Boliviano de Defensa y Difusión del Folklore (Obdefo) aseguró que la presencia del personaje en el evento formó parte de una “inclusión indebida” en celebraciones ajenas a su historia y esencia.

Un personaje clave del folklore paceño vuelve al centro del conflicto

Composición: Infobae Perú
Composición: Infobae Perú

El Pepino, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial del Municipio de La Paz, es uno de los personajes más reconocidos del carnaval paceño. Su figura, inspirada en elementos indígenas y europeos, representa la alegría, el humor y la sátira que caracterizan esta festividad. Lleva una máscara sonriente, traje multicolor y movimientos juguetones que simbolizan el desenfreno del carnaval. Según el antropólogo boliviano Milton Ezeguierre, el personaje es la adaptación urbana del Kusillo andino, una figura ancestral vinculada a rituales agrícolas y a la fertilidad.

La protesta en La Paz incluyó bailes, máscaras, comparsas y mensajes dirigidos directamente al gobierno peruano. Nuestras danzas no tienen fronteras, pero sí un origen, Bolivia”, se leía en uno de los carteles más fotografiados. Los manifestantes acusaron a los organizadores de la Candelaria de utilizar al Pepino sin reconocer su procedencia. Napoleón Gómez, presidente del Obdefo, sostuvo que esta situación forma parte de un problema histórico. “Hace más de 50 años existen estas polémicas con el vecino país por el origen de las danzas y los personajes”, dijo, recordando que disputas similares se han dado en torno a la diablada, los caporales y la morenada.

El malestar también fue dirigido hacia autoridades locales de Puno, a quienes acusaron de incorporar personajes y vestimentas que, según ellos, forman parte exclusiva del folklore boliviano. “Estamos indignados, estamos molestos porque desde Perú no han podido frenar a Puno… se han apropiado del Pepino, no lo podemos permitir”, declaró Gómez. En 2012, Bolivia ya había presentado un reclamo formal por una situación similar, lo que demuestra que la controversia no es nueva.

Autoridades bolivianas piden una acción diplomática

Bolivia reclama por el uso del Pepino paceño en Lima y acusa al Perú de apropiación cultural. (La Voz)

La polémica escaló rápidamente a las instituciones culturales del país. El Gobierno Autónomo Municipal de La Paz expresó su respaldo a los bailarines y pidió que el debate trascienda lo local. Rodney Miranda, secretario municipal de Culturas, cuestionó que el personaje haya sido presentado en celebraciones peruanas sin mencionar su origen. “Lo único que pedimos es que se reconozca el origen de nuestra cultura. El Pepino es de La Paz, es de Bolivia”, señaló. Recordó además que la Ley Municipal Autonómica N.º 117 (2015) protege oficialmente al personaje como parte del patrimonio paceño.

Miranda explicó que existen registros fotográficos del Pepino desde 1908, aunque su historia se remonta a periodos mucho más antiguos. “Es una mezcla entre el Kusillo andino y los pierrots europeos de las mascaradas”, aseguró. Para las autoridades paceñas, el respeto al origen no implica prohibir su representación, sino darle el crédito correspondiente. “No pedimos que se prohíba su uso, pero sí que se reconozca su origen. Si quieren mostrar el Pepino, que digan que es boliviano”, enfatizó.

El municipio pidió al Ministerio de Culturas y a la Cancillería de Bolivia realizar una representación diplomática ante Perú para abordar el reclamo. De acuerdo con sus declaraciones, no existe una obligación legal de solicitar permiso para utilizar elementos culturales de otros países, pero sí un “deber ético” de atribución. “Nosotros no lanzaríamos el carnaval paceño con la tunantada o la marinera. Cada nación debe respetar el origen de sus expresiones”, añadió Miranda.

Para el Obdefo, la controversia por el Pepino forma parte de un debate más amplio sobre los límites del patrimonio compartido en la región del altiplano, donde Bolivia y Perú han intercambiado influencias culturales durante siglos. Sin embargo, los gestores culturales paceños insisten en que reconocer el origen es fundamental para proteger su identidad. Por ahora, la discusión continúa abierta, mientras organizaciones y autoridades bolivianas evalúan los próximos pasos para defender el personaje que consideran un símbolo irrenunciable de su carnaval.