El testimonio de Witter García, ahora integrante de Los Bakanos, abrió un debate sobre el trato que reciben quienes trabajan detrás de las cámaras en programas de entretenimiento. El artista recordó su paso por el espacio conducido por Ethel Pozo, donde asumió funciones que, según explicó, excedían lo pactado inicialmente.
Sus declaraciones incluyeron situaciones que lo dejaron incómodo y episodios que atribuyó a diferencias de carácter con la conductora.
El relato también incluyó anécdotas sobre tareas inesperadas, comentarios que lo sorprendieron y decisiones que terminaron por alejarlo del equipo. Su versión ha generado reacciones entre quienes siguieron su participación en aquel proyecto.
Tareas imprevistas y cambios de rol

Witter García explicó a ‘Amor y Fuego’ que ingresó al equipo como stylist, aunque pronto notó que sus responsabilidades comenzaron a extenderse sin previo aviso. Contó que pasó de ocuparse de detalles de vestuario a cumplir funciones de producción y, con el tiempo, a desempeñarse casi como asistente personal. Señaló que ese cambio constante lo dejó inconforme porque no correspondía a lo que había acordado.
El músico relató que uno de los momentos que lo llevaron a cuestionar su permanencia ocurrió cuando le pidieron realizar encargos que consideró inapropiados. Ante la pregunta sobre si llegó a servir café, respondió con un “sí, tal cual”, lo que abrió un intercambio que reflejó su incomodidad sobre cómo se distribuían las tareas dentro del equipo. Añadió que esa acumulación de funciones ajenas a su puesto original fue un factor decisivo para dar un paso al costado.
Mientras describía esa etapa, sostuvo que trabajar allí lo llevó a observar comportamientos que, según dijo, contrastaban con la imagen amable que se ve en pantalla. Sin señalar directamente a nadie, afirmó que ese entorno le permitió identificar “quién es quién”, expresión que utilizó para aludir a diferencias notorias entre el trato interno y la actitud mostrada frente a cámaras.
La anécdota del termo<b> </b>

García relató un episodio que, según afirmó, retrató la forma en que la conductora respondía ante situaciones inesperadas. Explicó que un día ayudó a sacar artículos de un vehículo y tenía consigo un termo donde llevaba agua o café. En medio del movimiento, el recipiente cayó al suelo y se abolló. El músico recordó que ella reaccionó con un “¿y ahora?”, comentario que lo tomó por sorpresa. Contó que se disculpó de inmediato y le ofreció reemplazar el objeto. Según su versión, la respuesta fue clara: “Bueno, que sea del mismo color”.
La anécdota no terminó allí. García dijo que buscó el termo exacto con ayuda de Valeria Piazza y su pareja, quienes lo apoyaron en ese momento. Aseguró que entregó el nuevo, aunque esperaba recuperar el que estaba dañado. Sin embargo, relató que no se lo devolvieron. Según su relato, los días siguientes observó que la conductora llevaba el termo abollado y nunca supo qué pasó con el que compró.
El cantante sostuvo que ese episodio le reafirmó que la personalidad que percibió en el trabajo no coincidía con lo que se mostraba al público. Resaltó que la presión de mantener una imagen influyó en la forma como se manejaban ciertos gestos y decisiones, lo que para él generó un ambiente difícil de sostener. Aunque evitó calificativos directos, sostuvo que aquel momento lo impactó por lo que revelaba sobre el trato cotidiano.
Diferencias entre la figura pública y el trato interno

El testimonio incluyó observaciones sobre la distancia existente, según dijo, entre la imagen televisiva de la conductora y el comportamiento que presenció detrás del set. García comentó que las redes sociales y la pantalla suelen mostrar la mejor versión de cada persona, aunque el día a día revela matices distintos. Sostuvo que en algunos casos el ego influía en el trato hacia el equipo, algo que lo llevó a pensar en la presión que existe en ese entorno para mantener una figura coherente ante el público.
El artista recordó que, durante su tiempo en el programa, presenció situaciones que lo hicieron reflexionar sobre la forma en que algunos personajes mediáticos manejan su autoridad. En su opinión, ciertos gestos dejaban ver una relación desigual entre quienes ocupan la conducción y quienes apoyan desde la producción. Consideró que esa brecha se amplificaba por la influencia que ejercen las cámaras sobre la percepción pública.

Ante la pregunta sobre si veía coherencia entre la imagen de empatía que la conductora proyecta y su trato fuera del aire, García respondió que “no siempre es así”. Afirmó que cada persona tiene una personalidad distinta cuando no está frente a la audiencia, aunque subrayó que el ego puede acentuar esos contrastes. Su relato se centró en experiencias directas y episodios que, según dijo, le mostraron aspectos que desconocía al ingresar.
El músico señaló que su percepción también se fortaleció cuando observó episodios en los que la presentadora reaccionó de forma que no esperaba. Consideró que esos momentos revelaban una forma de liderazgo que lo llevó a distanciarse del proyecto. Sin embargo, insistió en que su objetivo no era dañar a nadie, sino contar por qué decidió alejarse del equipo después de un año.
García agregó que su experiencia en ese entorno lo hizo reflexionar sobre la exposición pública y la presión por sostener una imagen impecable. Explicó que quienes trabajan detrás del escenario pueden notar comportamientos que el público no ve, lo que genera impresiones distintas entre ambos espacios. Enfatizó que la convivencia diaria permite identificar actitudes que pasan desapercibidas para quienes siguen el programa desde casa.



