El reciente reclamo del Observatorio Boliviano de Defensa y Difusión del Folklore (Obdefo) volvió a encender una vieja controversia entre Bolivia y Perú. Esta vez, la denuncia apunta al uso del Pepino paceño, figura central del Carnaval de La Paz, durante actividades culturales en Lima, en el marco de la presentación de la Festividad de la Virgen de la Candelaria 2026 en la capital. Según el organismo, incluir al Pepino en celebraciones peruanas representa una apropiación indebida del patrimonio cultural boliviano. Para los gestores culturales de La Paz, el personaje forma parte esencial de su identidad, y su aparición fuera de este contexto constituye un agravio simbólico. “El Pepino es un emblema del Carnaval Paceño, con raíces históricas y simbología propia. Su uso fuera de este contexto distorsiona su esencia y origen”, afirmó el Observatorio mediante un comunicado oficial.
La polémica se suma a una larga lista de disputas entre ambos países por manifestaciones folclóricas del altiplano. Danza de la diablada, morenada o caporales ya han sido motivo de fricciones diplomáticas y de pronunciamientos institucionales, tanto en Bolivia como en Perú. Ahora, el personaje que simboliza la alegría paceña vuelve a colocarse en el centro de un debate sobre los límites del patrimonio cultural compartido.
El presidente del Obdefo, Napoleón Gómez, expresó su rechazo de manera contundente. “Es un macabro complot contra la cultura boliviana, porque primero hicieron declarar a Puno como capital folklórica del Perú con danzas bolivianas. Rechazamos esta apropiación del Pepino, un personaje que caracteriza a los paceños en cada carnaval. Hay incluso una ley municipal del año 2015 que declara que este personaje es paceño”, señaló. El dirigente agregó que la organización prepara movilizaciones en defensa de su patrimonio.
Un personaje con raíces ancestrales

Según un experto de Bolivia, el Pepino no es solo un personaje festivo. Su figura encierra siglos de historia y simbolismo. De acuerdo con el antropólogo Milton Ezeguierre, su origen se remonta al Kusillo andino, figura asociada a la fertilidad, la alegría y los rituales agrícolas. “El Pepino es una urbanización del Kusillo y su vestimenta tiene influencias de sociedades prehispánicas”, explicó el investigador. Además, sostuvo que el personaje representa la transición entre lo sagrado y lo profano dentro del carnaval paceño, fusionando elementos indígenas y europeos. “El Pepino refleja alegría y fertilidad. Está vinculado con el periodo de cosecha, pero también incorpora influencias del ‘clown’, el payaso europeo introducido en la colonia”, señaló.
Para el antropólogo, la inclusión del Pepino en celebraciones peruanas no es un hecho aislado, sino parte de una tendencia institucionalizada de apropiación cultural. “Ellos hablan de un pasado prehispánico, pero no reconocen el origen boliviano del Pepino”, afirmó. Asimismo, pidió al Estado boliviano reforzar sus mecanismos de defensa del patrimonio y elevar un reclamo ante instancias internacionales como la UNESCO.
Reacciones desde el municipio paceño

El Gobierno Autónomo Municipal de La Paz también expresó su preocupación. El secretario municipal de Culturas, Rodney Miranda, señaló que la presentación del Pepino en Puno generó sorpresa y molestia entre los gestores culturales. “No está bien que quieran mostrar nuestra cultura como ajena. Sabemos que la marinera es peruana, el tango es argentino, y los reconocemos. Lo único que pedimos es que se reconozca el origen de nuestra cultura. El Pepino es de La Paz, es de Bolivia”, sostuvo.
Miranda recordó que el personaje está protegido por la Ley Municipal Autonómica N.º 117 de 2015, que lo declara Patrimonio Cultural Inmaterial del Municipio de La Paz. En su intervención, detalló además el trasfondo histórico del personaje: “El Pepino representa la alegría, el desenfreno y el juego. Se tiene registro de él en fotografías de 1908, aunque su origen se remonta mucho más atrás. Es una mezcla entre el Kusillo andino y los pierrots europeos de las mascaradas”.
Desde la comuna paceña se enfatizó que el reclamo debe trascender lo local y asumirse como una causa nacional. “Ya nos tocó hablar del caporal, de la morenada y ahora del Pepino. Es momento de una política de reivindicación y soberanía cultural. Necesitamos la protección de nuestro patrimonio inmaterial y de nuestras danzas tradicionales”, manifestaron Rodney Miranda.
El Gobierno paceño pidió al Ministerio de Culturas y a la Cancillería gestionar una representación diplomática ante Perú. “No pedimos que se prohíba su uso, pero sí que se reconozca su origen. Si quieren mostrar el Pepino, que digan que es boliviano”, sostuvo el secretario municipal. La autoridad aclaró que no existe obligación de solicitar permiso para usar elementos culturales de otros países, pero sí un deber ético de atribución. “Nosotros no lanzaríamos el carnaval paceño con la tunantada o la marinera. Cada nación debe respetar el origen de sus expresiones”, señaló.



