Un video rescatado de los archivos de Nubeluz, por el club de fans, trajo a la memoria unos de los momentos más entrañables que se pudo ver en la televisión infantil peruana de aquel entonces: la participación del cantante Jean Paul Santa María en el icónico juego de los palitroques, cuando apenas tenía tres años.
La grabación, compartida recientemente por el propio cantante en su cuenta de Instagram, revela no solo la nostalgia de una época, sino también el lazo familiar que lo unía a la recordada dalina Mónica Santa María, su prima, quien fue clave para que pudiera romper las reglas del programa y vivir esa experiencia.
En su publicación, Jean Paul Santa María relató que en 1992, con solo tres años recién cumplidos, deseaba intensamente participar en los juegos de Nubeluz, aunque la edad mínima se lo impedía. Según explicó, su prima Mónica, consciente de su anhelo y aprovechando que se acercaba su cumpleaños, intercedió ante la producción para que hicieran una excepción.
“Mi prima Mónica Santa María, como eran vísperas de mi santo, me quiso dar ese regalo y recuerdo que hizo de todo y habló con toda la producción para que rompan el molde y hagan una excepción y por suerte para mí aceptaron. Y pude jugar”, escribió el cantante en Instagram. El video muestra a un pequeño Jean Paul vestido con uno de los trajes característicos del programa, participando en el juego de los palitroques y siendo entrevistado por Almendra Gomelsky, la otra dalina emblemática de Nubeluz.

Divertida anécdota sobre el nombre de Jean Paul Santa María en televisión
La grabación también recoge el momento en que Jean Paul, al ser consultado por su nombre, responde con una mezcla de inocencia y confusión: “Jean Paul Santa María Carty Juan Pablo Segundo Tercero”. Esta respuesta, que despertó la curiosidad de Almendra Gomelsky, tiene su origen en la historia familiar del cantante. En su relato, Jean Paul explicó que su padre, un hombre profundamente religioso, había expresado su deseo de tener un hijo varón al papa Juan Pablo II durante una visita al Vaticano.
Tras el nacimiento de Jean Paul, su padre quiso llamarlo Juan Pablo en agradecimiento, pero sus hermanas mayores se opusieron, temiendo que el nombre fuera motivo de burlas. Finalmente, optaron por Jean Paul, la versión francesa, aunque sus hermanas terminaron bromeando con él y haciéndole creer, a su corta edad, que su nombre real era “Jean Paul Santa María Carty Juan Pablo Segundo Tercero”, lo que el niño asimiló de manera literal y espontánea.
El recuerdo de aquel día quedó grabado en la memoria de Jean Paul como uno de los momentos más felices de su infancia. “Este momento vivió en mi mente como uno de los momentos de mi niñez más increíbles y anecdóticos y nunca pensé que llegaría a mí este video después de 33 años”, expresó en su publicación, agradeciendo al club de fans de Nubeluz por permitirle revivir esa experiencia no solo en su imaginación, sino ahora también en imágenes.
La reacción de los seguidores no se hizo esperar, especialmente por la revelación del parentesco entre Jean Paul y Mónica Santa María. Los comentarios en la publicación reflejaron sorpresa y admiración: “Me acabo de enterar que eres primo de Mónica nuestra dalina chiquita”, “No sabíamos que eras primo de la dalina más querida del Perú, la recordaremos siempre, qué linda experiencia, ese video vale oro”, y “Qué hermoso regalo que te hizo tu prima que en paz descanse, bonito recuerdo”, fueron algunas de las respuestas destacadas.

Mónica Santa María, la recordada “dalina chiquita” de ‘Nubeluz’
La figura de Mónica Santa María sigue siendo motivo de cariño y nostalgia para quienes crecieron con ‘Nubeluz’. Nacida el 6 de diciembre de 1972 en Miraflores, Lima, Mónica se convirtió en la “dalina chiquita” y, junto a Almendra Gomelsky, fue el rostro de un programa que marcó a toda una generación en América Latina.
Desde su estreno el 4 de septiembre de 1990, ‘Nubeluz’ se consolidó como un fenómeno televisivo, con un formato pensado para que los niños fueran los verdaderos protagonistas y los adultos, simples invitados. El programa, que inicialmente se proyectó para realizarse en Chile, encontró en Perú su escenario definitivo y alcanzó altos niveles de sintonía desde sus primeras emisiones.
Antes de llegar a la televisión, Mónica Santa María ya contaba con experiencia como modelo publicitaria y había firmado contratos con importantes marcas de belleza. Su carisma y dedicación la convirtieron en la favorita de los productores y del público infantil.
Durante cada emisión, Mónica se dirigía a los niños con mensajes de aliento y felicidad: “No tienes que estar triste, tú siempre debes estar contento, porque vives, porque estás aquí, en un mundo precioso. Tienes amigos, familia, gente que se preocupa por ti (...) Tienes que estar alegre siempre”, decía en uno de sus recordados consejos.
Detrás de la imagen alegre que proyectaba en pantalla, Mónica enfrentaba una realidad personal compleja. Según testimonios de personas cercanas, mantenía una relación distante con sus padres y sentía una profunda soledad, a pesar de estar rodeada de admiradores y colegas. La falta de apoyo paterno para su carrera artística y las dificultades familiares influyeron en su estado emocional. A lo largo de su vida, Mónica intentó quitarse la vida en varias ocasiones, como lo confirmaron allegados y el productor general de Nubeluz, Luis Carrizales Stoll.
Las relaciones sentimentales de Mónica también estuvieron marcadas por la inestabilidad y la dependencia emocional. También se vio envuelta en un caso de chantaje sexual perpetrado por el llamado ‘Clan Calígula’. Sumado a ello, el acoso mediático, las giras constantes y la presión profesional agravaron su estado de salud mental, diagnosticado como bipolaridad, aunque no recibió el tratamiento adecuado.
En 1992, Mónica inició una relación con Constantino ‘Tino’ Heredia, un joven empresario de 24 años, con quien compartió momentos de felicidad, aunque el estrés y la exposición pública persistieron. En 1993, tras una nueva crisis, solicitó una licencia y viajó a Estados Unidos para refugiarse junto a su pareja. Poco después, fue hospitalizada nuevamente tras ingerir 37 pastillas.
Los informes médicos confirmaron su diagnóstico, pero la atención recibida no logró estabilizar su situación. El desenlace trágico llegó en marzo de 1994. El sábado 12, Mónica y Tino asistieron a la boda de un amigo, donde la dalina expresó su deseo de casarse, pero su pareja no compartía la misma intención. Afectada por la respuesta, Mónica abandonó la celebración y se dirigió a su domicilio en La Molina.
Desde allí, contactó a su pareja y le comunicó su intención de utilizar una pistola. Tino alertó de inmediato a los padres de Mónica, quienes acudieron a la vivienda, pero la animadora los tranquilizó, asegurando que todo era un malentendido. Esa fue la última vez que la vieron con vida. Según los testimonios recogidos por las autoridades, entre la 1:00 y 1:30 de la madrugada, el encargado del edificio escuchó un disparo, pero no le prestó atención. A las 3:00 a.m. se produjo una segunda detonación: Mónica había colocado el arma en su boca y accionó el gatillo.
El lunes 14 de marzo, sus padres encontraron su cuerpo sin vida en la cama, junto a 60 pastillas de Rohypnol, un medicamento utilizado para conciliar el sueño. La noticia conmocionó a los productores de Nubeluz, quienes debieron enfrentar el desafío de comunicar la tragedia a los niños que esperaban ver a Mónica en el programa. En televisión nacional se confirmó el suicidio, y la responsabilidad de anunciar la partida de la dalina recayó en Almendra Gomelsky, quien debió sobreponerse al dolor para despedir a su compañera frente a las cámaras.



