En Cusco, el reciente pronunciamiento del Comité del Patrimonio Mundial abrió una nueva etapa de revisión técnica sobre la gestión de Machu Picchu. El Gobierno Regional observó ese documento con atención, convencido de que las observaciones representan una oportunidad para ordenar procesos que durante años mostraron dificultades de coordinación entre instituciones nacionales y regionales. La expectativa pública se centró en la reacción local, sobre todo por la sensibilidad que rodea cualquier señal enviada por la Unesco.
Para el equipo regional, el informe no generó alarma. Más bien impulsó conversaciones internas sobre cómo afinar mecanismos administrativos y de supervisión. La idea de fortalecer el espacio donde se articula la gestión del santuario volvió a cobrar fuerza, y el debate sobre la distribución de recursos apareció como un punto inevitable dentro del análisis. En paralelo, se revisaron los avances del Plan Maestro, cuya actualización figura entre las tareas pendientes más relevantes para consolidar la organización del sitio arqueológico.
En ese contexto, el gerente regional de Comercio Exterior, Turismo y Artesanía, Rosendo Baca Palomino, explicó que las observaciones del organismo internacional no deben interpretarse como castigo ni advertencia punitiva. Desde su posición, funcionan como un llamado a ordenar, afinar y documentar la forma en que se administra uno de los destinos más visitados del país. “Están satisfechos con el aforo que se maneja actualmente, pero piden información complementaria sobre cómo se están realizando las visitas y el monitoreo. Son observaciones técnicas y atendibles”, indicó.
Según el funcionario, el comunicado de la Unesco destaca puntos positivos en el control de ingresos a la llaqta, además de reconocer el trabajo de conservación realizado por las entidades competentes. Sin embargo, también solicita detalles sobre condiciones de visita, frecuencia de circulación de grupos y rutas internas. Esa solicitud figura como uno de los requerimientos principales dentro del paquete de recomendaciones. Rosendo Baca Palomino, gerente de la Gercetur, lo precisó así: “Respecto al aforo, creo que están satisfechos, lo dicen textualmente. Se saluda el aforo que se maneja. Sin embargo, se piden estudios complementarios respecto a las condiciones en las cuales se visitan los espacios”.
Preocupación sobre el museo y el corredor natural

Entre los puntos señalados por la Unesco, uno de los más mencionados en Cusco se relaciona con la no implementación del Museo de Chávez Ballón. Aunque su ausencia no figura como cuestionamiento directo, sí despierta inquietud sobre el motivo de su postergación. El gerente lo explicó con claridad: “No está cuestionándose el hecho que no se haya implementado, simplemente hay una preocupación de por qué no se desarrolló hasta la fecha”.
Otro aspecto resaltado por la organización internacional se enfoca en la necesidad de impulsar un corredor natural entre Machu Picchu y Choquequirao. Ese espacio permitiría proteger la presencia del oso de anteojos, especie emblemática del área andina. Según Rosendo Baca Palomino, gerente de la Gercetur, dicho pedido ingresó como una recomendación para el Estado peruano, con la expectativa de que las instituciones competentes articulen un plan para garantizar su conservación.
La situación de la UGM y el debate sobre recursos

Uno de los puntos que originó mayor debate interno corresponde al rol de la Unidad de Gestión de Machu Picchu (UGM). La Unesco destacó que ese espacio reúne a las entidades responsables del sitio, pero también observó que no cuenta con presupuesto propio. Para Baca, esa advertencia coincide con la postura del Gobierno Regional: “La Unesco coincide con la posición del gobernador regional de que los recursos generados por Machu Picchu deben quedarse en el Cusco. Solo así se garantizará una gestión efectiva con participación del Ministerio de Cultura, Sernanp, Gercetur y los gobiernos locales”.
El gerente de la Gercetur, reforzó este punto al detallar que la UGM posee responsabilidad directa en la coordinación del santuario, aunque no dispone de fondos que permitan respuestas inmediatas frente a imprevistos o proyectos prioritarios. “No es posible que la UGM tenga la responsabilidad de la gestión de Machu Picchu y no tenga el recurso económico”, afirmó.
Avances del Plan Maestro y problemas de coordinación

El Plan Maestro de Machu Picchu figura en su fase final de aprobación. El Ministerio de Cultura recibió los aportes de instituciones vinculadas y, según Baca, la ruta para su entrada en vigencia muestra un avance significativo. Voces locales consideran que su actualización permitirá resolver vacíos en la planificación que se arrastraban desde años anteriores.
Aun así, subsisten tensiones entre la Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco y el Ministerio de Cultura en Lima. Baca señaló que existe un “divorcio de comunicación”, concepto que Rosendo Baca Palomino, gerente de la Gercetur, reforzó con la afirmación de que “todas las opiniones se centralizan en Lima”. Ese punto incluso motivó renuncias dentro de la dirección regional, según testimonios de funcionarios que expresaron descontento por la falta de autonomía en decisiones técnicas.
Plazos y balance general del reporte internacional
El documento de la Unesco establece febrero del próximo año como fecha límite para que el Estado peruano remita información que subsane las recomendaciones en curso. Rosendo Baca Palomino, gerente de la Gercetur, lo resumió así: “Febrero del siguiente año. Ahí debemos tener ya estas recomendaciones implementadas o subsanadas”.
Sobre el riesgo de perder la condición de Patrimonio Mundial, tanto Baca como las voces consultadas negaron esa posibilidad. Señalan que el informe reconoce logros, identifica puntos que requieren mayor claridad y formula pedidos que pueden atenderse en el corto plazo. “No hemos encontrado observaciones que no sean subsanables”, afirmó Rosendo Baca Palomino, gerente de la Gercetur.



