
El pollo se ha convertido en una de las carnes más consumidas del planeta por una mezcla de razones prácticas y económicas: es barato en comparación con la carne de vacuno y, en muchos mercados, más accesible que el cerdo; además su carne es versátil en la cocina y goza de amplia aceptación cultural y religiosa, lo que facilita su demanda en regiones muy diversas. Según la FAO, hace unos años, la producción mundial de carne alcanzó 361 millones de toneladas y el pollo superó al cerdo como la carne más producida, mientras que los datos de producción de organismos como el USDA muestran volúmenes muy elevados y sostenidos en años recientes, lo que refleja tanto la escala de la industria como su capacidad para abastecer mercados masivos.
El crecimiento del consumo avanza además impulsado por el aumento de ingresos en países de Asia y otras zonas del Sur Global, donde la demanda por proteínas asequibles sigue subiendo; los pronósticos conjuntos de la OCDE y la FAO proyectan aumentos notables en el consumo de aves en la próxima década, consolidando al pollo como motor del crecimiento cárnico mundial. En Sudamérica, esta carne es excepcionalmente popular, siendo parte importante de varias economías nacionales y del sistema nutricional de estos.
¿Cuál es el país de Sudamérica con mayor consumo de pollo per cápita?
De acuerdo a la Asociación Peruana de Avicultura, el Perú es el país que más consume pollo per cápita en Sudamérica y Latinoamérica. Cada persona consume en promedio unos 56 kilos de la carne del ave al año, lo que equivale a más de un kilo semanal. Este nivel de consumo también coloca a la nación país como el cuarto mayor consumidor en el mundo. La industria avícola, además, tiene un papel crucial en la generación de empleo: se estima que da trabajo a cerca de 460 mil personas, entre puestos directos e indirectos, y representa la fuente de ingresos para más de 1,8 millones de peruanos.

En el ámbito económico, el rubro avícola concentra el 65% del valor total de la producción pecuaria y el 24% de la producción agropecuaria, aportando casi el 2% al PBI nacional. Gracias a ello, el pollo y el huevo se han consolidado como las principales fuentes de proteína animal del país, cubriendo más del 70% del consumo nacional. Además, son los alimentos que ofrecen la mayor cantidad de proteínas por cada sol invertido, lo que los convierte en opciones esenciales, especialmente para los hogares con menores recursos, donde su consumo ha crecido con mayor fuerza.
Consumo de carne en Argentina
Por primera vez en la historia argentina, el consumo de pollo superó al de carne vacuna, marcando un cambio significativo en los hábitos alimenticios del país. En 2024, cada argentino consumió en promedio 49,3 kilogramos de carne del ave, mientras que la ingesta de carne de res descendió a 48,5 kilogramos por persona, según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario. La carne de cerdo también registró un leve incremento, alcanzando cerca de 18 kilogramos per cápita, aunque aún lejos de las otras dos.
Este giro resulta particularmente llamativo en una nación que ha construido buena parte de su identidad en torno a las parrillas y los cortes vacunos. Sin embargo, la inflación y el encarecimiento de la carne de res han impulsado a los argentinos a optar por alternativas más económicas, como el pollo, que además de ser más accesible, se ha consolidado como una opción versátil y nutritiva. Así, el ave se ha coronado como la nueva protagonista de la mesa argentina, desplazando al tradicional emblema del asado.

Pollo es considerado clave para la dieta del brasileño
En Brasil, el consumo de carne de pollo se ha consolidado como un pilar clave de la dieta nacional. Para 2024, cada habitanto consumió alrededor de 45,6 kg, de acuerdo al ABPA. Esta cifra refleja una demanda doméstica sólida, pese a que buena parte de la producción se destina también a exportación, con volúmenes de producción nacional estimados en aproximadamente 15 millones de toneladas en ese mismo período.
El auge del pollo en Brasil responde tanto a su competitividad frente a otras carnes más costosas como a la expansión de su industria avícola en el escenario global. El sector ha podido mantener escalas de producción elevadas, lo que le permite ofrecer precios más accesibles al consumidor local y aumentar progresivamente su consumo.
Consumo de pollo también es alto en Uruguay
En Uruguay, el consumo de carne de pollo ha mostrado un crecimiento sostenido en los últimos años. En 2022, el promedio anual por persona alcanzó los 24,5 kg, lo que representó un incremento de alrededor del 32% en solo tres años. Para 2024, el consumo llegó a 25,5 kg por habitante, marcando un récord histórico y consolidando al pollo como la segunda carne más consumida del país, después de la vacuna.
Este aumento se ha visto impulsado por una producción avícola en niveles récord y una ligera reducción en los precios al consumidor. Durante 2024, la faena de aves superó las 33,5 millones de unidades en los últimos 12 meses, lo que elevó la disponibilidad en el mercado interno. Frente a este escenario, la industria avícola uruguaya, junto con la Cámara Uruguaya de Procesadores Avícolas y el Instituto Nacional de Carnes, busca aprovechar la creciente preferencia por esta proteína, con la meta de que el consumo per cápita llegue a los 30 kg en los próximos años.

Valor nutritivo de la carne de pollo
La carne de pollo es una fuente muy buena de proteínas de alta calidad, al aportar alrededor de 20 g por cada 100 g cuando se refiere a piezas magras sin piel. Además, contiene una cantidad moderada de grasa —aproximadamente 9,7 g en 100 g para el pollo promedio con piel y grasa visible— y prácticamente no aporta carbohidratos, lo que la convierte en una opción interesante para quienes buscan cubrir sus necesidades proteicas con una carga calórica relativamente controlada.
Más allá de proteínas, el pollo aporta minerales como fósforo y potasio en cantidades relevantes, por ejemplo alrededor de 174 mg de fósforo por 100 g en el caso de la pechuga sin piel. También aporta vitaminas del grupo B, especialmente la niacina (vitamina B3) y la B6, las cuales apoyan el metabolismo energético y el funcionamiento neurológico. Por todo ello, la carne de pollo se considera un alimento versátil y nutritivo que puede incorporarse de forma habitual en dietas equilibradas.
¿Cómo es el consumo de pollo en Chile?
En Chile, el consumo de carne de pollo se ha consolidado como el principal renglón proteico dentro de la dieta animal. Durante 2023 se registraron alrededor de 668 mil toneladas de esta carne, lo que corresponde a un consumo per cápita de aproximadamente 33,5 kg. Esta cifra sitúa al pollo como la opción más consumida frente a otras proteínas animales, representando cerca del 42% del total de carnes consumidas.
Para el 2024-25 los datos también señalan una tendencia al alza en el consumo de pollo, impulsada tanto por su precio más accesible como por cambios en los hábitos alimenticios, incluyendo la mayor influencia de la cocina internacional y estilos de vida más flexibles. Esto sugiere que los consumidores chilenos siguen privilegiando esta proteína frente a otras, ya sea por valor económico, versatilidad en su preparación o por cambios culturales de consumo.




