
El documental “Charip: el relámpago del río”, sin fines de lucro y que podría marcar un antes y después, muestra el complejo escenario que enfrenta la Nación Wampís en la Amazonía peruana frente a la expansión de la minería ilegal y el crimen organizado.
Apoyado por el Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampís (GTANW), el colectivo audiovisual Mullu TV y Amazon Watch, el cortometraje documenta la respuesta comunitaria mediante la creación del sistema de control Charip, una fuerza autónoma nacida en 2024.
Durante el panel realizado tras la proyección, conformado por líderes del Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampís, Vladimir Pinto de Amazon Watch y la documentalista Sonaly Tuesta, se presentaron los testimonios de René Santiago, líder del grupo Charip, y Tsanim Wajai, director de Justicia de la Nación Wampís.
Charip, símbolo de resistencia ante la inacción estatal
La minería ilegal se ha convertido en el centro del conflicto, impulsada por el alza en los precios del oro y la falta de alternativas económicas. Esta actividad genera una dinámica de economías ilícitas donde grupos organizados controlan pasos fluviales claves en la región, desplazando a las autoridades y agravando la inseguridad. A la contaminación ambiental se suman el enfrentamiento entre comunidades y la violencia hacia los sectores más vulnerables, especialmente mujeres y niños.
El impacto económico también es notorio en la vida cotidiana. René Santiago, líder del grupo Charip, explica que los miembros de la organización, alrededor de setenta personas, sirven de barrera contra la entrada de mineros ilegales, pero su número es insuficiente frente a la magnitud del problema.
Los recursos estatales resultan escasos: el primer puesto policial se encuentra a varias horas y la fuerza pública llega únicamente cuando ya se han realizado detenciones. La ausencia de inversión pública y apoyo del gobierno provoca que las comunidades deban asumir el costo de la defensa territorial, desplazando mano de obra y recursos que podrían dedicarse a actividades productivas legales y sostenibles.
La infiltración del crimen organizado quebranta la cohesión comunitaria. En algunas localidades, actores internos colaboran con las mafias mineras, facilitando su ingreso e incluso dividiendo a las familias y autoridades locales, generando desconfianza entre vecinos y aislando los esfuerzos de resistencia autónoma.
Tsanim Wajai, director de Justicia de la Nación Wampís, señala que la corrupción policial y la complicidad de algunos habitantes dificultan la efectividad de las acciones de Charip.

Corrupción y complicidad interna debilitan defensa Wampís
Charip representa una apuesta por la organización comunitaria, combinando el conocimiento ancestral y la innovación —desde bases de patrullaje fluvial hasta el uso de tecnología local— para vigilar y proteger territorios de difícil acceso.
El surgimiento y desarrollo del movimiento respondió a la necesidad interna, organizada desde la comunidad de Villa Gonzalo y luego reforzada por el gobierno del pueblo Wampís. Integrarse a Charip depende del compromiso por la defensa y la voluntariedad, pues no hay requisitos formales de edad o género, aunque la brecha de recursos, equipos y logística limita la participación de más integrantes.
Los testimonios de René Santiago y Tsanim Wajai muestran la naturaleza desigual del enfrentamiento: integrantes de Charip se ven obligados a interceptar grupos armados sin contar con armas o protección adecuada, poniendo en riesgo su vida y seguridad.
La presencia policial o militar es limitada; el apoyo estatal, casi simbólico. El ingreso de los mineros, muchas veces protegidos por actores vinculados a fuerzas del orden o mafias internacionales, ha aumentado la peligrosidad de la zona. Además, los recursos financieros invertidos en la protección de los canales fluviales se restan del desarrollo comunitario.
La influencia de Charip ha trascendido el territorio Wampís, motivando la creación de iniciativas similares entre los pueblos Awajún y otras comunidades amazónicas, quienes buscan replicar el modelo de autodefensa en respuesta a la crisis de autoridad e incremento del crimen organizado.
Charip enfrenta minería ilegal en la Amazonía peruana
El estreno nacional en Lima convoca a líderes indígenas, documentalistas y representantes de la sociedad civil a un cine-foro donde se discuten la autonomía territorial, el papel del Estado y la urgencia de nuevas políticas públicas frente a la debilidad institucional. El documental también circula en festivales internacionales, visibilizando la resistencia creativa de los pueblos indígenas bajo condiciones económicas y sociales adversas.
“Charip: el relámpago del río” expone la vulnerabilidad de la Amazonía ante las economías ilícitas, así como el costo social y económico de la inacción estatal. En ese escenario, el pueblo Wampís se convierte en referencia de resistencia y autogestión, enfrentando desafíos diversos: contaminación, violencia, corrupción, fractura social, criminalidad transfronteriza y precariedad económica.



