
La integridad se ha consolidado como el atributo de mayor peso para el electorado peruano al evaluar a los candidatos presidenciales, según el informe presentado por Urpi Torrado, gerente general de Datum Internacional, en el CADE Ejecutivos 2025. Este escenario, caracterizado por desafección política, desinformación y baja participación ciudadana, pone el foco en los jóvenes y nuevos electores, segmentos destacados que suman más de 8 millones y constituyen el 34% del padrón total de más de 27 millones de votantes.
El análisis de Torrado ubica la integridad por encima de cualidades como el respeto a las reglas, la capacidad de liderazgo o el origen geográfico del aspirante. Detalló además que el sur y el centro del país reúnen el 30% del electorado, lo que exige considerar las particularidades regionales al momento de entender el comportamiento de los votantes. Los datos muestran que el origen del candidato es indiferente para el 36,2%, mientras que un 27,2% prefiere postulantes de las regiones y un 22,5% opta por uno de la capital.

Factores que influyen en la confianza y el rechazo hacia los candidatos
Entre las características que generan confianza, la integridad es el principal factor, seguida del respeto a las reglas y la capacidad de liderazgo. El tipo de liderazgo es motivo de opiniones divididas: el 51,8% de los electores favorece a líderes respetuosos de las normas, aunque consideran posible cierto retraso en la toma de decisiones, mientras que el 41,9% valora la capacidad de actuar con rapidez, incluso si esto implica cierto riesgo normativo.
Las principales causas de rechazo a los candidatos, según el informe citado, son la existencia de denuncias o investigaciones en curso (38%), la vinculación con delitos de corrupción (37%) y la asociación con actividades ilícitas como la minería ilegal o el narcotráfico (13%). Otros factores incluyen la orientación política hacia la izquierda (7%), la experiencia previa en cargos públicos (5%) y el incumplimiento de promesas (4%). La orientación sexual, la pertenencia a la derecha o la ausencia de estudios académicos influyen mínimamente en la decisión de los votantes.

Diversidad y complejidad de preferencias en el electorado
El informe también señala la importancia de reconocer la diversidad de preferencias del electorado, donde el liderazgo y el origen mantienen relevancia dispar, reflejando así la complejidad de la sociedad peruana y la necesidad de propuestas adaptadas a distintas demandas.
El proceso electoral de 2026 se desarrolla en un contexto de alto desinterés político y bajo activismo ciudadano. Según Urpi Torrado, la mayor parte de los peruanos está desconectada de la política y presta atención principalmente al bienestar local, alejándose del interés por temas nacionales. “En este momento, la mayoría de las personas está tan desconectada y hay tan poco activismo político que no sabe cuándo van a ser las elecciones, cuántas organizaciones participan y mucho menos la diferencia entre el Senado y los diputados”, sostuvo Torrado durante el CADE Ejecutivos 2025.
Desafíos de la participación política y el rol de los jóvenes
En este escenario, los jóvenes y nuevos votantes se convierten en actores clave. Aunque representan el 34% del padrón, el alcance de su impacto es difícil de prever debido al bajo nivel de activismo y la influencia de las redes sociales. Sebastião Mendonça, panelista en el foro, advirtió que el nivel de confusión entre los ciudadanos sobre por quién votar es superior al de procesos anteriores, lo que resalta el valor de la información y la educación cívica para convertir el espíritu emprendedor en votos efectivos.

Por su parte, Rolando Arellano afirmó que el electorado peruano se identifica principalmente con posiciones de centro, aunque persiste un grupo significativo que no se ubica en ningún espectro político. Arellano subrayó que Perú es un país pro empresa cuya ciudadanía busca a candidatos que garanticen crecimiento y empleo. Sin embargo, la participación sigue siendo baja: en las elecciones más recientes, uno de cada cuatro peruanos no acudió a votar y solo el 38% valora la elección presidencial como un asunto importante.

Los panelistas del CADE coincidieron en la necesidad de aprender de los errores anteriores y reconocieron que la elección de 2026 puede definir el futuro del país. El escaso tiempo para transformar los recursos nacionales en prosperidad convierte a estas elecciones en un momento crucial para el destino de Perú.




