
Un importante hallazgo arqueológico en Apurímac ha revelado nuevas pistas sobre la expansión del antiguo Imperio Wari. Un equipo de especialistas de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga (UNSCH) descubrió un asentamiento prehispánico en el sitio arqueológico Muyu Urqu, en la provincia de Chincheros. El lugar, cuyo nombre en quechua significa “cerro o lomada rodeada por muros”, se ubica en la comunidad campesina Andrés Avelino Cáceres de Tejahuasi, y presenta estructuras de planta circular y rectangular, además de evidencias que apuntan a una ocupación durante los últimos años del dominio Wari.
El equipo, liderado por el arqueólogo Edison Mendoza Martínez, identificó restos arquitectónicos y fragmentos de cerámica Wari en una zona estratégica a orillas del río Pampas, en un punto conocido como Muyuhurhu, considerado un paso natural entre los valles y las tierras cálidas. Los investigadores señalan que las edificaciones fueron construidas con barro y piedra, con muros que alcanzan hasta un metro de altura y 40 centímetros de grosor, lo que evidencia un nivel avanzado de planificación en la época.
Un espacio ceremonial y doméstico del periodo Wari final

Según Mendoza, el sitio arqueológico de Muyu Urqu habría funcionado como un pequeño poblado rural Wari que combinaba áreas domésticas con un espacio ceremonial. En la parte más alta del cerro destaca una estructura circular de doble anillo, posiblemente utilizada para rituales o ceremonias religiosas, rodeada por muros concéntricos que refuerzan su carácter simbólico. “Lo que observamos son viviendas y un área que, por su disposición, habría tenido una función ceremonial. Refleja la vida cotidiana y espiritual de las poblaciones Wari en su etapa final”, explicó el investigador.
Durante las excavaciones también se recuperaron fragmentos de cerámica de acabado tosco, propios del ocaso del Imperio Wari, lo que sugiere una transición hacia el periodo Intermedio Tardío, asociado a la cultura Chanca. Los arqueólogos encontraron además indicios de rituales de abandono, como vasijas rotas y recintos sellados con tierra, una práctica simbólica que marcaba el cierre de los espacios sagrados antes de ser dejados atrás.
El investigador remarcó que, a diferencia de otros sitios Wari levantados en valles o zonas planas, Muyu Urqu se ubica sobre una lomada de difícil acceso, lo que habría servido para vigilar el tránsito por el río Pampas y reafirmar la presencia Wari en una zona estratégica del sur andino. “Su ubicación pudo haber tenido un valor simbólico y de control territorial más que militar”, indicó Mendoza.
La investigación cuenta con el apoyo de la comunidad campesina de Tejahuasi, encabezada por Roberto Carbajal, y la participación de estudiantes y egresados de la UNSCH que realizan prácticas de campo como parte de su formación profesional. Los trabajos continuarán durante las próximas semanas con el registro fotográfico, topográfico y de materiales arqueológicos, con el fin de fortalecer la documentación científica del sitio y asegurar su preservación como parte del patrimonio cultural de Apurímac.
Nuevos hallazgos en Pachacámac y Nazca revelan la compleja red del Imperio Wari

Otras recientes excavaciones arqueológicas en Pachacámac y en el valle de Nazca están aportando evidencia clave sobre la magnitud del Imperio Wari, una civilización que floreció siglos antes de los incas y que logró unificar los Andes mediante una administración centralizada y una amplia red de intercambio. En la zona sur de Lima, los investigadores hallaron 73 momias preincaicas cuidadosamente envueltas en fardos funerarios y acompañadas de máscaras de madera, cerámica y conchas marinas, datadas entre los años 800 y 1000 d.C.. Estos entierros, ubicados en el sitio arqueológico de Pachacámac, demuestran un culto intenso a los ancestros y prácticas funerarias complejas que reflejan la organización social de la época.
Los estudios realizados revelaron también la presencia de bastones ceremoniales con iconografía de Tiwanaku, lo que sugiere vínculos culturales y comerciales entre los Wari y otras sociedades del altiplano boliviano. Además, la identificación de conchas de ostras espinosas provenientes de la costa ecuatoriana confirma la existencia de redes de intercambio interregional, donde productos de la sierra, el altiplano y la costa se integraban dentro de un sistema económico amplio. Los arqueólogos sostienen que Pachacámac, antes de convertirse en un centro Ichma e incaico, pudo haber sido una colonia Wari con funciones administrativas y rituales.


