José Jerí, presidente de transición, fue investido como jefe supremo de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del Perú, renovando un compromiso fundamental: la unidad nacional como respuesta central ante las amenazas inéditas que enfrenta el país.
Desde el atril, y frente a los máximos mandos militares y policiales, Jerí dejó en claro que la seguridad y la cohesión nacional serán los ejes de su gestión. “Recibir este bastón de mando implica un honor inmenso y, sobre todo, una responsabilidad que asumo con liderazgo”, afirmó. Recalcó que su mandato representa “una expresión de deber, lealtad y servicio absoluto a nuestra patria”.
El presidente evocó los nombres de Francisco Bolognesi, Miguel Grau, José Abelardo Quiñones y Mariano Santos, para resaltar que Perú —en los momentos más complejos de su historia— siempre ha salido adelante cuando sus fuerzas armadas y policiales actúan con valor, disciplina y sentido del sacrificio. “El honor no se rinde, la vida se entrega por el Perú y la patria está siempre por encima de cualquier interés personal”, subrayó.

Mano firme ante amenazas
Tras agradecer a los oficiales, técnicos, suboficiales y voluntarios, Jerí enfatizó que “la defensa del Perú exige modernización”, lo que —según recalcó— no solo supone equipar y entrenar, sino dignificar a las familias y proteger integralmente a quienes sirven al país.
“Hoy enfrentamos una amenaza distinta, pero igual de peligrosa: la delincuencia, el crimen organizado y el narcoterrorismo que golpean nuestras familias y socavan la tranquilidad nacional”. Para Jerí, la seguridad es el “primer peldaño de nuestro futuro” y sentenció: “El Estado no puede permitir que el miedo gobierne nuestras calles, nuestras ciudades, nuestros barrios”, sostuvo en la ceremonia realizada en Cuartel General del Ejército.
En este contexto, anunció un cambio decisivo de postura: “Hemos pasado ahora de la defensiva a la ofensiva en esta lucha. No habrá espacio para la indiferencia ni para la impunidad”. Jerí prometió acción firme, pero dentro del marco legal:
“Actuaremos sin tregua contra quienes atenten contra la ley. Seremos enérgicos, pero siempre dentro del respeto a la Constitución, a las leyes y los derechos humanos. No nos van a doblegar y no descansaremos hasta derrotarlos”.

Unidad nacional
El llamado a la unidad nacional fue el verdadero hilo conductor de su discurso. Jerí insistió en que peruanos y peruanas deben dejar de lado las diferencias coyunturales para construir un frente común frente a la inseguridad y las amenazas al Estado de derecho: “Invoco hoy a todos los peruanos a la unidad, no como un gesto político, sino como un deber moral con la historia y con el futuro”.
“La unidad no siempre va a significar pensar igual, sino transformar nuestras diferencias en fortalezas al servicio de nuestra nación y del bien común”, explicó, y pidió que la memoria de los grandes héroes del Perú inspire la conducta diaria de cada ciudadano, militar y servidor público.
Reafirmó también que la estrategia de seguridad requiere un Estado alineado con sus fuerzas más valiosas: “Las fuerzas armadas, la policía nacional y el gobierno en todos sus niveles debemos actuar como un solo frente. La disciplina, la inteligencia, el patriotismo y la lealtad serán nuestras mejores armas para recuperar la paz”.

Jerí cerró su intervención renovando su compromiso personal y político con la defensa constitucional, el futuro del país y la integridad nacional: “Asumo el compromiso de defender a la patria con coraje, valor y lealtad. Un coraje que se construye con verdad, se sostiene con unidad y se honra cumpliendo la ley”. Aseguró que servirá al Perú “con honor hasta el último día” de su mandato.
Su mensaje final, entre los aplausos de las autoridades presentes, fue una arenga que resume el espíritu de su gobierno de transición:“Vivan las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del Perú. Honor y gloria. ¡Viva el Perú!”



