Una entrevista que debía ser un diálogo ligero se convirtió en el detonante de una tormenta mediática. Samantha Batallanos, exreina de belleza y figura televisiva, denunció públicamente al cómico Miguel Moreno por acoso durante su participación en el programa “El Súper Show”, emitido por Radio La Karibeña.
Según relató la modelo, el conductor mantuvo una actitud inapropiada y realizó comentarios de tono sexual que la incomodaron profundamente. El hecho se volvió viral tras la difusión de videos y declaraciones en sus redes sociales, donde la también actriz cómica relató con indignación lo ocurrido y exigió una respuesta institucional.
Una entrevista que derivó en escándalo

La mañana parecía rutinaria. Samantha Batallanos acudió a los estudios de Radio La Karibeña para ser entrevistada por Miguel Moreno, sobrino del humorista Fernando Armas. Lo que debía ser una conversación sobre su carrera se transformó en un episodio que la modelo calificó de “repulsivo”. “Desde el inicio se comportó de manera vulgar”, expresó visiblemente alterada.
Según contó, Moreno la presentó al público con frases despectivas: “Y está con nosotros la caprichosa, egoísta, interesada, Samantha Batallanos”. Ese inicio, lejos de ser humorístico, marcó el tono de una entrevista que se volvió tensa.
Batallanos aseguró que las bromas de carácter sexual se repitieron una y otra vez. “Hasta mi hermana, que estaba presente, se sintió incómoda”, declaró. Su incomodidad creció hasta el punto de abandonar la cabina antes de finalizar el programa.
El momento más crítico ocurrió cuando, según su testimonio, Moreno la abrazó sin su consentimiento y le dijo: “Me faltaron dos meses de lactancia”. Esa frase, que fue registrada por las cámaras del estudio, desató el repudio inmediato de los usuarios en redes. “Fue asqueroso”, afirmó la ex Miss Perú, al describir su reacción ante el gesto.
La respuesta de Samantha Batallanos y la ola en redes

La modelo decidió no dejar el tema en silencio. Horas después del incidente, publicó un video en sus redes sociales denunciando lo sucedido. En sus palabras, no solo buscaba exponer un hecho personal, sino también advertir sobre los límites del respeto en los medios.
“El acoso fue constante, las bromas sexuales una tras otra. No pienso quedarme callada”, declaró en su mensaje. Su relato provocó una oleada de solidaridad de figuras del entretenimiento y del público, que exigieron sanciones.
Batallanos señaló que no espera disculpas superficiales, sino una acción concreta por parte de la emisora. “Espero que Radio La Karibeña tome medidas. No se puede permitir algo así”, manifestó.
Miguel Moreno, por su parte, intentó defenderse. En declaraciones a distintos medios, afirmó que no percibió molestia alguna por parte de la invitada y que todo fue “parte del show”. “Nunca la vi incómoda, ella nunca se retiró al baño ni me pidió que pare”, sostuvo.
Sin embargo, las imágenes y los testimonios contrastan con su versión. En uno de los fragmentos difundidos, se observa cómo Batallanos intenta mantener la compostura mientras el conductor lanza comentarios sobre su vida sentimental.
El público reaccionó con indignación. Los mensajes de apoyo hacia la modelo inundaron las plataformas digitales. Usuarios y colegas del medio coincidieron en que el “humor” no puede ser excusa para el acoso ni para la humillación pública.
La incomodidad como evidencia y el debate sobre los límites

El caso desató un debate sobre los límites del humor y el trato hacia las mujeres en los medios peruanos. Muchos recordaron situaciones similares en las que figuras femeninas fueron sometidas a bromas o insinuaciones disfrazadas de chistes.
Samantha Batallanos, que se dio a conocer en concursos de belleza y luego en programas cómicos, ha enfrentado otras polémicas mediáticas. Sin embargo, esta vez su denuncia apuntó directamente al comportamiento de un colega dentro del mismo ámbito artístico.
Durante su relato, la modelo insistió en que su incomodidad fue evidente. “Yo me fui de inmediato. No sé qué clase de cómico es que a nadie da risa, es un patán”, dijo al salir del set. Sus palabras reflejan no solo el enojo, sino la sensación de vulnerabilidad que vivió al sentirse expuesta.



