Audio revela que internos de un penal planifican el ocultamiento de celulares por temor a requisas del INPE

La presión de los operativos llevó a los criminales a idear métodos alternativos para mantener sus privilegios y no ser afectados por el “apagón eléctrico” anunciado por el presidente José Jerí

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Un audio difundido desde una prisión en Lima revela cómo los internos están ocultando sus teléfonos celulares para evitar su incautación durante las requisas intensificadas por el estado de emergencia. | RPP

Un audio grabado desde el interior de un penal reveló que criminales recluidos en distintos establecimientos han decidido ocultar sus celulares obtenidos de forma clandestina por temor a las constantes requisas lideradas por el Instituto Nacional Penitenciario (INPE).

Según el fragmento de la conversación difundida por RPP, un individuo le indica a su interlocutor que “se comunicaron unos causitas que tengo ahí en Castro (...) y les están metiendo la raqueta seguida. O sea, se han metido tres noches seguidas (...) y la gente se está apeligrando y van a guardar los huacos. Ya me dijeron que de acá hasta nuevo aviso con los celulares”, se escucha en la grabación.

Por la jerga y el contexto en el que se usan estas palabras, “raqueta” podría referirse a las requisas, mientras que los “huacos” sería el término usado para referirse a los celulares, que están prohibidos para los internos.

INPE inicia apagagón en penal
INPE inicia apagagón en penal de Lurigancho. (Foto: Agencia Andina)

Según el audio citado por RPP, los reclusos decidieron “guardar todos los celulares hasta nuevo aviso, hasta que se calme. Dicen ellos, el estado de emergencia. Les están cortando todos los interruptores para que no se pueda cargar. Creo que van a empezar a cargar a la antigua, metiendo pilas, cuatro pilas hacen un cartucho y cargan las baterías. Pero están apeligrados. Huacos no va a haber de acá hasta que se calme”.

En este contexto, los “azulitos” mencionados podrían corresponder a dispositivos de carga eléctrica o teléfonos públicos, cuya disponibilidad también se ha visto reducida. El monitoreo sobre los puntos de carga eléctrica y la restricción de estos recursos son parte de las acciones orientadas a limitar la comunicación no autorizada desde los penales.

Las autoridades han dado inicio a investigaciones para esclarecer el contexto expuesto en la grabación. INPE y el Ministerio de Justicia analizan el contenido del audio y las condiciones reales de los internos, según información recogida por RPP. Desde Presidencia Perú, se reitera que estas acciones forman parte de una estrategia integral para combatir la criminalidad y fortalecer la seguridad ciudadana.

Encuentran celulares, chips y hasta
Encuentran celulares, chips y hasta cocinas al interior de las celdas en los penales de Lurigancho y Ancón. (Foto: INPE)

Endurecimiento de las medidas de seguridad en penales

El aumento de las restricciones dentro de los establecimientos penitenciarios forman parte de la estrategia propuesta por el presidente José Jerí para enfrentar a criminales que lideran mafias de extorsión desde el interior de las cárceles del Perú. La normativa refuerza el régimen cerrado especial, imponiendo mayor disciplina y limitando la movilidad interna de los reclusos.

Entre las principales disposiciones, los internos de la Etapa A, considerados de readaptación más complicada, permanecerán en celdas cerradas y no tendrán acceso a los pasadizos. Solo dispondrán de dos horas de patio diarias, entre las 09:00 y las 18:00, y las salidas se organizarán en grupos según la capacidad del espacio.

Las visitas familiares también sufrieron restricciones estrictas: para los internos de las etapas A, B y C del Régimen Cerrado Especial, la norma solo permite una visita de un familiar cada dos semanas, limitada a una hora y realizada a través de locutorio. En el caso de la Etapa B, se admite una visita de hasta dos familiares cada dos semanas, con una duración máxima de dos horas.

Para la Etapa C, los internos—de conducta más favorable—pueden tener una visita directa de hasta tres horas cada dos semanas. El acceso al patio oscila entre dos y cuatro horas diarias, en función del régimen y la conducta individual.