Thamara Medina, hermana menor de la empresaria Alejandra Baigorria, sorprendió al publicar un video en sus redes sociales donde relató los episodios más difíciles de su infancia.
A través de una carta leída en cámara, la joven compartió por primera vez el dolor emocional y psicológico que atravesó durante su niñez al lado de su madre, Verónica Alcalá.
El testimonio, que rápidamente generó reacciones en redes sociales, surge meses después de un mediático episodio familiar ocurrido en abril de 2025, durante la boda de Alejandra, cuando se produjo un incidente entre madre e hija que terminó siendo ampliamente comentado.
Aunque Thamara había reconocido su error en ese momento, esta vez decidió dar un paso más allá y contar su historia con detalles nunca antes revelados.
“Llegó el momento. Este video lo grabé hace muchísimo tiempo y no me sentía lista. Pensé que una historia reconociendo mi error sería suficiente; sin embargo, hay mucho más detrás”, escribió en la descripción del video, que tituló como una carta a su “yo del pasado”.
Thamara Medina: “Crecí rodeada de violencia, gritos y silencios”
En el video, Thamara Medina inicia su relato con una poderosa declaración: “Hoy quiero contar una historia. La historia de una niña que creció rodeada de violencia, gritos y silencios, en una casa donde el miedo era más constante que el amor”.
Con voz serena, pero cargada de emoción, la joven explica que su intención no es señalar culpables, sino liberarse del peso del silencio que cargó por años. “Esta historia no tiene nombres porque no busca señalar. Es una historia real contada como un cuento, porque muchas veces la única forma de sobrevivir a lo vivido es envolviéndolo en palabras”, expresa.
Según su relato, aquella infancia estuvo marcada por episodios de violencia y desatención emocional, en los que los momentos de afecto eran escasos y, muchas veces, confusos.
“A veces había gestos de cariño, pero casi siempre estaban envueltos en el olor del alcohol, en la violencia o en la indiferencia más cruel”, narra.
Thamara recuerda haber crecido en un entorno donde la agresión y el miedo se normalizaban.
“Vivía rodeada de adultos que hacían bromas cuando yo lloraba, que preferían mirar a otro lado cuando surgían los momentos más violentos. Crecí viendo golpes, gritos e insultos”, añadió.

Thamara: “Aprendí que el amor podía doler”
En una de las partes más crudas de su carta, Thamara confiesa que interiorizó la violencia como parte del amor. “Aprendí que el amor podía doler y que el silencio era una forma de protección. Me decían que exageraba, que la violencia no era tan grave. Aprendí a callar, a disimular el dolor, a sonreír aunque por dentro todo se apagara”, dice con sinceridad.
Durante su adolescencia, asegura, vivió culpándose a sí misma por las reacciones y el trato que recibía. “Creía que si mi madre me gritaba o me decepcionaba era porque yo no era suficiente. Vivía en estado de alerta constante, sin poder descansar tranquila”, reveló.
Esa inseguridad la llevó, con el tiempo, a repetir patrones y vínculos dolorosos. “Ya de adolescente, esa niña se convirtió en un eco de todo lo que vivió. Copió patrones, repitió gritos y eligió vínculos que le recordaban el dolor. Creía que eso era la vida”, reflexionó.
Sin embargo, en medio de todo, asegura que algo dentro de ella “comenzó a despertar”. “Una fuerza me decía que tenía que romper la cadena. Que había otra forma de vivir, aunque doliera empezar de nuevo”, afirmó, haciendo una pausa antes de continuar su lectura.
El incidente en la boda de Alejandra Baigorria: “Nadie entendía lo que había detrás”
Thamara también hizo referencia al episodio ocurrido durante la boda de Alejandra Baigorria, cuando protagonizó un enfrentamiento con su madre, Verónica Alcalá, que terminó siendo grabado y difundido en redes sociales.
“En una fiesta familiar, años después, esa niña, ya mujer, vio a su madre después de mucho tiempo. Pensó que podía manejarlo, pero bastó una mirada para que todo volviera”, relató.
“Reaccionó con la furia de la niña que nunca fue escuchada, con la rabia de una infancia silenciada. Nadie sabía lo que había detrás, cuántas veces había sido empujada o sacada de su propia casa”, añadió con tono dolido.
El hecho, dijo, fue el punto de quiebre que la llevó finalmente a hablar. “Y aunque fue juzgada, ese fue el quiebre que necesitaba para por fin hablar, para no cargar sola con esa historia. No busco venganza, no quiero hacer daño, solo decir que hay infancias que duelen y madres que hieren”, declaró.
Su testimonio, según explica, no pretende generar polémica, sino invitar a reflexionar sobre las heridas invisibles que muchos cargan desde la niñez. “Hablar no es traicionar, es sanar”, concluyó esa parte de su carta.
Hermana de Alejandra Baigorria: “Hoy abrazo a mi niña interior”
En los minutos finales del video, Thamara Medina se muestra más serena, mirando directamente a la cámara, y lanza un mensaje de esperanza a quienes se sientan identificados con su historia.
“Hoy esa niña abraza a su yo del pasado. Le dice que ya pasó, que no fue su culpa, que sí merece amor, que puede construir una vida distinta, que hay luz después de tanto miedo”, expresa con voz entrecortada.
También se dirige al público que la sigue: “Si tú te reconoces en estas palabras, quiero decirte que no estás sola. Tu dolor es válido. Contar tu historia no es debilidad, es valentía”.
El mensaje de Thamara ha sido ampliamente compartido y comentado en redes sociales, donde cientos de usuarios le han mostrado su apoyo y empatía por atreverse a visibilizar una realidad que muchas personas callan por miedo o vergüenza.




