El sonido seco de una explosión interrumpió la calma de la tarde en Bella Vista Nanay, distrito de Punchana, en Iquitos. En cuestión de segundos, una balsa flotante de la empresa de Transportes Lulita se convirtió en una bola de fuego sobre las aguas del río Itaya. Lo que parecía una jornada común de trabajo terminó en un siniestro que alarmó a transportistas, vecinos y a quienes se encontraban cerca del embarcadero.
El incendio se habría originado por la manipulación de una batería conectada a una motobomba. Testigos aseguran que todo ocurrió en un instante. “Una motobomba de batería estaban usando, supuestamente, ahí”, relató un trabajador de la zona. “Vi, escuché cómo fue la explosión. Todo fue así de un changual”. Su descripción resume la rapidez con que el fuego se propagó.
Las llamas se elevaron de inmediato. “Bum, el fuego estaba arriba”, añadió otro testigo. El susto fue generalizado, pero la fortuna acompañó a los presentes: “No, gracias a Dios, no”, respondió uno de ellos cuando se le preguntó si hubo heridos. Las personas que se encontraban cerca del muelle actuaron de inmediato, sin esperar refuerzos.
Mientras las llamas avanzaban, transportistas fluviales y vecinos se lanzaron al agua en pequeñas embarcaciones para tratar de apagar el fuego con baldes y cubos. La desesperación era visible. Desde la orilla, otros gritaban instrucciones. Minutos después, el personal de guardacostas de la Marina de Guerra del Perú llegó al lugar y apoyó en el control total del incendio, evitando que el fuego alcanzara otras estructuras flotantes.
El fuego en medio del río

La balsa afectada era una de las plataformas flotantes que la empresa Lulita utilizaba como base de operaciones y almacenamiento. De acuerdo con los testigos, al momento del siniestro varias personas manipulaban combustible en el interior. “Estaban manipulando el combustible dentro de su balsa, dentro de su base, eso genera una chispa”, comentó uno de los presentes, quien observó de cerca el inicio del fuego.
El mismo trabajador advirtió sobre el riesgo del procedimiento: “No es bueno usar motobomba con combustible. Estaban cerca, y una chispa ha hecho que haga la explosión”. En pocos segundos, la llama alcanzó los depósitos de gasolina, provocando una segunda detonación que fue escuchada a varios metros.
El dueño de la embarcación fue identificado por los testigos como Julio Pérez. Según relataron, en la balsa se guardaban varios yates pertenecientes a la empresa. “Sí se han quemado embarcaciones”, dijo uno de los entrevistados, confirmando que las pérdidas materiales fueron significativas. Sin embargo, el rápido accionar de quienes estaban cerca evitó que el fuego alcanzara las balsas vecinas.
De acuerdo con las declaraciones recogidas en el lugar, solo una embarcación resultó completamente destruida. “Uno, uno”, dijo un testigo al ser consultado sobre cuántas se habían quemado. A pesar de la magnitud del fuego, no hubo víctimas ni heridos. La preocupación de los empresarios fluviales era evidente, ya que muchas de sus embarcaciones permanecen ancladas una al lado de la otra sobre el río Itaya.
“El bote que estaban abasteciendo de gasolina era un deslizador, un yate”, explicó otro testigo. Al parecer, el accidente ocurrió cuando se intentaba llenar los tanques de combustible. “De repente por la batería. O sea, estaban abasteciendo el combustible”, agregó un trabajador que vigilaba las embarcaciones del lugar.
El fuego destruyó por completo la estructura de la balsa, dejando solo restos metálicos flotando en el río. Las pérdidas económicas para la empresa Lulita son considerables, según las primeras evaluaciones de quienes laboran en el puerto. “Estamos, este, guardianes, cuidando yates, y el que estaba atrás se ha despertado porque estaban ahí llenando el avión”, relató otro hombre, aún sorprendido por la rapidez del siniestro.
Marina y vecinos evitaron un desastre mayor
El apoyo de la Marina de Guerra fue clave para sofocar el fuego y controlar la emergencia. Los guardacostas cercaron el área y trabajaron junto a los transportistas que intentaban enfriar las partes aún encendidas. El fuego no logró extenderse hacia otras balsas gracias a que la plataforma siniestrada se encontraba en medio del río, lo que impidió su propagación.
El suceso dejó una escena desoladora sobre el río. Solo quedaron restos humeantes y el eco de dos explosiones que, según los testigos, marcaron los segundos más tensos de la jornada. “Sí, sí, fueron dos explosiones”, recordó uno de ellos. “Eso nos salvó la vida, porque si se extendía, todos los botes podían quemarse”.
La investigación sobre las causas exactas del incendio continúa, mientras la empresa afectada evalúa los daños. Lo cierto es que el fuego, aunque contenido, dejó una advertencia clara para los trabajadores fluviales: el manejo inadecuado del combustible puede convertir en tragedia lo que debía ser una simple tarea de rutina.