El “ladrón de Delicatessen”: el hombre de modales finos que robaba cafés y quesos gourmet en Miraflores

Detrás de su apariencia refinada, Omar Santa Cruz Maza ocultaba una rutina de robos planificados. Prefería productos caris y actuaba con absoluta calma frente a las cámaras

Guardar
Detrás de su apariencia refinada,
Detrás de su apariencia refinada, Omar Santa Cruz Maza ocultaba una rutina de robos planificados. Prefería productos gourmet y actuaba con absoluta calma frente a las cámaras. (Composición: Infobae)

Durante años, los comerciantes de Miraflores creyeron convivir con un vecino más: un hombre de modales suaves, vestimenta cuidada y rostro amable. Caminaba entre las calles El Ejército, Mendiburu y San Fernando con la calma de quien pertenece a la zona. Saludaba, sonreía y, a simple vista, no levantaba sospechas. Sin embargo, detrás de esa fachada se escondía un personaje conocido por muchos y atrapado por pocos: Omar Antonio Santa Cruz Maza, el llamado “ladrón de Delicatessen”, segpun el informe de Panorama.

Su nombre comenzó a circular entre los comerciantes luego de una serie de hurtos insólitos. No se trataba de asaltos violentos ni de objetos comunes, sino de robos selectivos, donde el autor parecía tener un gusto muy definido. Café premium, quesos importados, aceites de oliva extra virgen y atunes de gama alta eran parte de su objetivo. Mientras otros delincuentes escapaban con cualquier producto a la mano, él solo elegía lo más caro de los estantes.

“Ese señor viene robando una de las sedes y luego se va a otra a seguir robando”, contó uno de los comerciantes afectados. Con los años, el rostro del hombre de tez blanca y cabello cano se volvió familiar para los dueños de tiendas y trabajadores. Pese a las cámaras, las denuncias y los intentos de atraparlo, Santa Cruz Maza seguía moviéndose entre los locales con una habilidad que desconcertaba a todos.

El último episodio que destapó su historial ocurrió la mañana del 8 de octubre, cuando las cámaras de seguridad de un minimarket registraron su rutina criminal con precisión. A las ocho y veintiocho, el hombre ingresó con naturalidad, observó algunos productos y se dirigió directamente al estante de cafés importados. Sin mostrar nerviosismo, tomó un frasco, miró a ambos lados y lo guardó. Repitió el gesto tres veces más, alternando bostezos y gestos tranquilos, mientras la trabajadora atendía a otros clientes.

Un ladrón con gustos definidos

Omar Antonio Santa Cruz Maza
Omar Antonio Santa Cruz Maza se presentaba como un vecino más: educado, tranquilo, bien vestido. (Captura de pantalla)

Las grabaciones muestran el nivel de cálculo detrás de cada movimiento. “Aprovecha que solo hay un trabajador atendiendo y que este esté ocupado con clientes”, explicó una colaboradora del local. No utilizaba violencia ni amenazas; su estrategia consistía en actuar con absoluta calma, confiando en su apariencia y en la distracción ajena.

Una de las personas que logró enfrentarlo fue Patricia Laimé, administradora de un minimarket cercano, quien ya lo tenía identificado desde meses atrás. “Aprovechando que hay otros clientes, empieza a llenar su bolsa con los cafés más caros, los de tapa dorada”, relató. En setiembre, las cámaras de su tienda lo habían registrado robando de la misma manera. Aquella vez, cuando Laimé lo reconoció caminando por la vereda, decidió seguirlo.

“Le dije: voy a correr atrás tuyo, entonces, le digo. Voltea y empieza a correr”, recordó. El intento de fuga se convirtió en una persecución por la cuadra siete de la avenida El Ejército. El hombre lanzó la bolsa con los productos para distraer a sus perseguidores, pero no logró escapar por completo. Un colaborador del minimarket logró interceptarlo cuando subía a un bus y lo sujetó de la camisa hasta que llegaron el serenazgo y la policía.

El rostro de Omar Santa Cruz no era nuevo para las autoridades. Las tiendas de la zona lo habían registrado varias veces robando con el mismo método. “Acá por lo menos ha golpeado tres, cuatro tiendas de la cuadra”, afirmó otro comerciante. Su modo de actuar era tan similar que los serenos del distrito comenzaron a reconocerlo de inmediato.

El jefe de serenazgo de Miraflores detalló que el sujeto había sido intervenido en distintas oportunidades, pero su caso solía complicarse al llegar al Ministerio Público. “Lamentablemente, ahí se vuelve una situación compleja, porque al final terminan nuevamente en nuestras calles”, dijo.

Según las autoridades, el ladrón solía elegir objetos de bajo valor unitario, pero de alta calidad, lo que hacía que sus delitos fueran tipificados como faltas menores. “Siempre robaba cosas pequeñas, que no llegaban a la cuantía”, explicó un agente policial. Sin embargo, el último robo superó ese límite y permitió una intervención formal.

La doble vida del ladrón elegante

Robos selectivos en tiendas de
Robos selectivos en tiendas de Miraflores: productos de alta gama (café, aceites, quesos, atunes). (Captura de pantalla)

En redes sociales, Santa Cruz Maza se mostraba como un hombre distinto al que aparecía en las cámaras de seguridad. Fotografías suyas en el barrio de La Boca, en Argentina, y en restaurantes de comida italiana daban cuenta de una vida dedicada a los viajes y al buen gusto. En algunas imágenes aparecía sonriente, acompañado de gatos y platos gourmet, muy lejos del personaje que los comerciantes de Miraflores conocían.

Uno de los vecinos de Pueblo Libre, donde también fue visto, recordó sus constantes visitas: “Siempre venía y compraba conmigo. Me decía que tenía problemas, que su hijo no lo perdonaba”. Esa mezcla de cortesía y excusas personales parecía parte de una estrategia para inspirar confianza antes de robar.

El municipio de Miraflores incorporó sistemas de reconocimiento facial que ahora impiden su ingreso a los comercios del distrito. A pesar de su apariencia distinguida y sus gestos amables, Omar Santa Cruz Maza se convirtió en el símbolo de una nueva modalidad de hurto: el ladrón que robaba con modales, pero con un gusto por los productos más caros de la ciudad.