Con solo 20 años, Víctor Acurio logró protagonizar la más reciente película de Pancho Lombardi, 'El corazón del lobo’. Aunque el actor cusqueño admite que le tomó tiempo asimilar que sería el personaje principal de uno de los directores más emblemáticos del cine peruano, no es la primera vez que lidera una cinta: a los 12 años debutó en 'Willaq Pirqa, el cine de mi pueblo’, película elegida para representar al Perú en los Premios Goya 2024 y aclamada en el Festival de Cine de Lima.
Con una mirada sincera, Víctor conversa con Infobae Perú sobre los dos intensos meses de rodaje en Tarapoto, la dirección de Lombardi, su primer beso frente a cámaras y su salto a la televisión.
Experiencia con Pancho Lombardi: “Asimilé que trabajaría con él cuando ya estaba en Tarapoto”
Primero, ¿Cómo fue ese momento que te enteraste de que Pancho Lombardi te había aceptado como protagonista de ‘El Corazón del Lobo’?
Fue un proceso largo, casi de un año. Primero me llamó Gustavo Sánchez para firmar una carta de intención y postular a los fondos del Ministerio de Cultura. Después hice un callback en Zebra3 Producciones para probar la química con mi coprotagonista. Fue un momento muy bonito, conectamos al toque y eso me dio mucha confianza. Pero, como suele pasar, al final solo me dijeron: “Te llamamos” (ríe).
Pasaron los días y no sabía nada. Me puse a investigar por mi cuenta sobre el conflicto armado, cómo eran los jóvenes de entonces. Y finalmente, quien me dio la noticia no fue Pancho, sino Gastón Vizcarra, el director asociado. Lo tomé con calma porque estaba grabando otra película y estaba enfocado en eso.
¿Y cuándo es que asimilas que ibas a trabajar bajo la dirección de un destacado director?
Luego de los primeros ensayos, todavía estaba construyendo el personaje y buscando cómo hacerlo mío. Sentía que apenas tenía el 40 o 50 % de lo que quería lograr. Todo se volvió real cuando viajamos a Tarapoto para empezar el rodaje. Ahí fue cuando me cayó la ficha: “Voy a ser el prote de Pancho Lombardi”. Me dio mucho miedo al inicio, pero también una emoción enorme.
Otro momento fue ver a Pancho como se desgastaba por el clima y por el cansancio. Me tomé la responsabilidad de hacer lo mejor posible, dar todo de mí para poder irnos todos. Sé que no queríamos abandonar el lugar, pero también era como que no quería verlo así a Pancho.
¿Y a tus 20 años, te imaginaste que ibas a llegar a una película de Lombardi o que ibas a protagonizarla?
No, nunca me lo imaginé. Jamás fue mi sueño decir “quiero ser protagonista de Pancho Lombardi”, porque lo veía como algo inalcanzable. Siempre sus películas fueron interpretadas por actores mayores, con mucha experiencia. En cambio, El corazón del lobo tiene un protagonista que va desde los 9 hasta los 20 años, y creo que eso permitió que encajara en el perfil. Aun así, me parecía un reto enorme.
¿Y Pancho te comentó qué vio en ti para confiarte ese papel?
Sí, él había visto Willaq Pirqa y eso le llamó la atención. Hace poco me mostraron un video de una charla que dio en una universidad, donde contó que hay actores que nacen con ese talento y otros que lo desarrollan en el proceso. Dijo que él sentía que yo había nacido para actuar. Cuando escuché eso, casi lloro. Fue muy fuerte oírlo de alguien como Pancho Lombardi.
¿Qué sentiste al trabajar con un director tan reconocido como Pancho Lombardi?
Al principio, miedo. Mucho miedo. Pancho es muy exigente y detallista. Observa cada gesto, cada mirada. En una escena, logré hacerlo llorar. Me dijo: “Ya no quiero grabar más, pasemos a la siguiente”. Fue muy fuerte. Ahí sentí que estaba logrando transmitir algo real y mi trabajo lo había convencido. Esas cosas no se olvidan nunca.
La Historia de ‘El Corazón del Lobo’: “Pancho no quería que copie a Aquiles García”
Tu personaje, Aquiles, vive una historia muy dura. ¿Cómo fue interpretarlo?
Aquiles es un joven asháninka que sufre el secuestro durante el conflicto armado. Yo no conocía a fondo esa historia, porque en el colegio no nos enseñan mucho sobre ese tema. Mi mamá sí vivió parte de esa época en Andahuaylas, y me contó lo que significaba tener miedo cada noche. Interpretarlo me hizo entender una herida del país que sigue abierta.
¿Cómo fue el proceso de trabajar el personaje con Pancho Lombardi?
Pancho no quiso que conociera al verdadero Aquiles (Raúl García) antes de filmar. Me dijo: “No quiero que lo imites, quiero que lo vivas”. Él quería que el personaje representara a muchos niños, no solo a una persona. Y eso cambió mi manera de actuar. Me enseñó que actuar no es fingir, es sentir de verdad.
¿Qué significó para ti representar a una comunidad indígena en el cine peruano?
Mucha responsabilidad y creo que no solo es representar a la comunidad asháninka, también a los quechuas. Porque el conflicto armado no solo llegó en la selva, apareció en Ayacucho. Son muchos niños que hoy en día también pueden estar sufriendo, tal lo decía Raúl García (Aquiles) que allá en la selva hay todavía eso de captar a jóvenes para adoctrinarlos. Es muy peligroso.
¿Tuviste que aprender el idioma asháninka para ese papel?
Sí, tuve que aprender frases en asháninka. Yo soy quechuahablante, y eso me ayudó bastante porque hay sonidos parecidos. Tuvimos un coach de lengua nativa que me enseñaba la pronunciación exacta. Para mí era importante respetar la lengua y a la comunidad que representaba.
¿Luego del rodaje, llegaste a conocer al verdadero ‘Aquiles’, el hombre en quien se basa tu personaje?
Sí, lo conocí poco antes del estreno. Fue muy emocionante. Cuando me contó su historia, casi lloramos los dos. Hoy en día es suboficial del Ejército. Me dijo que ver la película lo había ayudado a sanar. Yo sentí que, aunque lo mío era ficción, había tocado algo real. Representar su historia fue una gran responsabilidad.
¿Es cierto que grabaste tu primer beso en esta película?
Sí (ríe). Fue mi primer beso en la ficción, y también el de Silvana, mi compañera. Pancho nos mostró un video de referencia y nos dijo: “Quiero algo así, tierno y real”. Estábamos nerviosos, pero él lo manejó con mucho respeto. Fue una escena bonita, muy inocente.
Su debut en la TV con ‘Luz de Luna’
Después del cine, diste el salto a la televisión. ¿Cómo llegaste a ‘Luz de Luna 4′?
Me escribió Christian Levano y luego Michelle Alexander. Me pidieron grabar un casting y lo envié ese mismo día. Dos horas después me llamaron y me dijeron: “Mañana grabas”. Fue rapidísimo. En la novela interpreto a ‘Ernesto Paucar’, un joven ayacuchano acusado injustamente. Es un personaje que me identifica, porque también soy provinciano y sé lo que es llegar a Lima con sueños y miedo a la vez.
¿Cómo fue verte por primera vez en televisión nacional?
Fue raro, pero muy bonito. Mi sobrina me llamó y me dijo: “Tío, hablas tan bonito en la tele, ¿por qué no hablas así conmigo?” (ríe). Me dio ternura. Verme en la pantalla chica me hizo sentir que todo esfuerzo vale la pena. Es diferente al cine, pero igual de gratificante.
¿Qué diferencias encuentras entre grabar cine y ahora en televisión?
El ritmo es totalmente distinto. En el cine todo se toma con más calma: se trabaja con una sola cámara, se prueban los planos, se ajustan las luces, y hay tiempo para encontrar la escena. En cambio, en televisión todo va mucho más rápido. El equipo ya tiene un ritmo marcado. Al comienzo me costó adaptarme, pero después le agarré el ritmo. Además, tener a André en el elenco me dio mucha confianza.
¿Ya habías actuado antes con André Silva?
Sí, nos conocimos en la película ’Chavín de Huántar’. Entrenamos juntos para las escenas militares, así que ya había una conexión. Cuando lo vi en ‘Luz de Luna’ sentí tranquilidad, porque sabía que no estaba solo y que tenía un compañero que me apoyaba. Fue bonito.
¿Y conocías de la trayectoria de Michelle Alexander antes de entrar a Del Barrio Producciones?
Claro, de niño vi Ojitos Hechiceros. Además, hace un par de años participé en un casting para Tu nombre y el mío. Había mucha gente y varios actores conocidos. Fue un proceso largo, no quedé, pero creo que todo pasa por algo. Hoy estoy feliz de estar aquí, porque siento que cada etapa me ha llevado a la siguiente.
¿Qué significa para ti trabajar con Michelle Alexander?
Es un gran salto, sin duda. Al comienzo mi papel era pequeño, un extra, pero luego se fue desarrollando y me quedé. Me sorprendió y me alegró muchísimo. Estoy agradecido con Michelle y con todo el equipo. No me hago muchas expectativas, trato de disfrutar el presente, pero sé que esta oportunidad me está permitiendo aprender de grandes actores y entender cómo funciona la televisión por dentro.
“Lima me ha enseñado mucho, pero siempre extraño a mis papás”
Vienes de Cusco. ¿Cómo ha sido adaptarte a la vida en Lima?
No ha sido fácil. Lima es una ciudad grande, caótica, ruidosa. A veces siento que mis vacaciones aquí no son vacaciones (ríe). Pero me ha enseñado mucho. Aprendí a valerme por mí mismo. Extraño a mis papás, pero sé que están felices de verme crecer y cumplir mis metas.
¿Qué proyectos vienen ahora para ti?
Hay dos proyectos cinematográficos en camino y un cortometraje que quiero dirigir pronto. Me gusta escribir, crear, imaginar historias que reflejen al Perú real, al Perú que vive y siente. No sueño con ser famoso, sino con contar historias que toquen el corazón.
