En una época donde el Perú atraviesa tensiones políticas y sociales, la música vuelve a ser refugio y lenguaje común. Tony Succar e Isabela Merced, artistas con raíces peruanas y trayectorias internacionales, se unieron para grabar en vivo el vals criollo ‘Nada Soy’.
La canción, que evoca nostalgia y amor patrio, se transforma en un gesto simbólico de esperanza. Ambos eligieron el tema como homenaje a la identidad nacional, combinando la elegancia tradicional del género con una interpretación contemporánea que busca inspirar a los peruanos dentro y fuera del país. Una declaración de pertenencia convertida en melodía compartida.
Un homenaje nacido desde el corazón

La unión de Tony Succar e Isabela Merced no responde a la casualidad, sino a un deseo compartido de expresar gratitud y afecto hacia el Perú. El proyecto se materializó en una grabación en vivo de ‘Nada Soy’, tema compuesto por Genaro Ganoza Torres y popularizado por grandes exponentes del vals criollo.
La sesión se desarrolló en un formato íntimo, con arreglos que respetan la esencia del género y al mismo tiempo revelan el sello sonoro de Succar, caracterizado por la mezcla de precisión técnica y emoción pura.
En la presentación del tema, Succar manifestó su motivación con palabras que evidencian su conexión con la tierra que lo vio crecer: “Esta canción se la dedicamos al Perú, a su gente, a todo lo que somos. Lo que pasa en nuestro país nos duele, pero también nos impulsa a seguir creando y uniendo corazones”.
Su mensaje acompañó el lanzamiento del video grabado en las sesiones “Live at Sirius XM”, difundido poco antes de anunciarse la postergación de su concierto en el Estadio Nacional.
Isabela Merced y la emoción de cantar al Perú

Isabela Merced, actriz y cantante con ascendencia peruana, participó en la interpretación de ‘Nada Soy’ con una emoción que trascendió lo artístico. La joven, reconocida por su trabajo en el cine y la música, compartió que cantar en español y rendir homenaje a la música criolla fue una experiencia profundamente personal.
“Me siento orgullosa de mis raíces. Esta canción me conecta con mis abuelos, con la historia de mi familia, con todo lo que significa ser peruana”, expresó durante la grabación.
La voz de Merced aporta delicadeza y frescura al tema, mientras el acompañamiento de Succar en la percusión y la dirección musical otorga estructura y dinamismo. La química entre ambos se refleja en la naturalidad con la que abordan el vals, una pieza que exige equilibrio entre sentimiento y técnica. Su versión no busca modernizar el género, sino rendirle respeto desde una sensibilidad contemporánea.
El proyecto también refuerza la relación creativa que ambos artistas vienen construyendo desde hace meses. Antes de este lanzamiento, habían colaborado en la canción ‘Apocalipsis’, un tema que fusiona salsa y pop y que marcó el inicio de su conexión artística. Esta nueva interpretación consolida esa alianza y la orienta hacia un propósito más simbólico: reconectar con el país a través de la música tradicional.
Música, identidad y contexto nacional

El estreno de la versión en vivo de ‘Nada Soy’ ocurre en un momento delicado para el Perú, marcado por la inseguridad y la inestabilidad social. En ese marco, la dedicatoria del tema cobra un sentido especial. Tony Succar expresó su preocupación por la situación actual y afirmó sentirse “conmovido y preocupado” por los hechos que motivaron la reprogramación de su concierto, que en un inicio estaba previsto para el 13 de diciembre en el Estadio Nacional. El gesto de posponer el espectáculo se acompañó de un llamado a la empatía y a la unidad nacional.
‘Nada Soy’, más allá de ser un clásico del repertorio criollo, se convierte aquí en un acto de resistencia cultural. La letra, que habla de la humildad ante la vida y del valor de las emociones sencillas, resuena con fuerza en un país que busca reencontrarse consigo mismo.
La elección del vals como vehículo del mensaje no es casual: representa una raíz profunda de la identidad peruana, una forma de arte que ha sobrevivido a los cambios de época y sigue siendo símbolo de pertenencia.
La interpretación de Succar y Merced rescata ese espíritu y lo lleva a una nueva generación de oyentes. A través de las plataformas digitales, el tema circula entre jóvenes que quizá nunca habían escuchado un vals en vivo. La difusión global de esta versión refuerza el papel de la música peruana como expresión universal, capaz de emocionar sin fronteras.