
Cada octubre, las calles de Lima se tiñen de morado para recibir al Cristo de Pachacamilla en una de las expresiones religiosas más multitudinarias del mundo. Este 2025, millones de fieles acompañan nuevamente las procesiones del Señor de los Milagros, una tradición que une a los peruanos dentro y fuera del país. La sagrada imagen, símbolo de fe y esperanza, recorrerá este año seis veces las calles de la capital y retornará al Callao tras más de dos décadas de ausencia.
La devoción por el Cristo Moreno se remonta al siglo XVII, cuando un esclavo angoleño pintó su imagen en un muro del barrio de Pachacamilla, en el centro de Lima, que milagrosamente resistió los sismos de 1655. Desde entonces, la fe en el Señor de los Milagros se convirtió en una manifestación de identidad nacional. Este 2025, el fervor popular se expresa a través de seis recorridos procesionales que se realizarán los días 4, 18, 19, 26 y 28 de octubre, y el 1 de noviembre.
Detrás de cada procesión hay una organización de más de dos mil hermanos pertenecientes a la Hermandad del Señor de los Milagros, agrupados en 20 cuadrillas. Ellos se encargan de cargar el anda de la sagrada imagen, que pesa más de una tonelada y está adornada con flores, cirios y ofrendas. En conversación con RPP, Felipe Alvizuri, capataz de la séptima cuadrilla, señala que “las jornadas procesionales son solo una parte del compromiso; la preparación espiritual dura todo el año, con retiros, charlas y misas mensuales que fortalecen la fe de cada hermano”.

Fe, tradición y legado familiar
Entre los integrantes de la Hermandad destacan hombres y mujeres que heredaron la devoción de sus familias. Gerardo Lecca, cargador con 55 años de servicio, relata que su vínculo con el Cristo Moreno empezó desde su niñez. “Me trajeron a la cuadrilla de mi padre y desde entonces no me he separado del Señor. Hoy participan mis hijos, mis nietos y mis sobrinos. Es una tradición que pasa de generación en generación”, afirmó para el citado medio.
La fe no solo se refleja en los cargadores, sino también en las sahumadoras y cantoras que acompañan los recorridos con incienso y cánticos sagrados. Cada cuadrilla cumple un rol específico en la procesión, coordinado con precisión para garantizar el respeto y solemnidad del evento. A lo largo del año, los hermanos participan en actividades de ayuda social, colectas y jornadas espirituales, reafirmando su compromiso con la comunidad.
La costumbre de vestir el hábito morado durante octubre tiene su origen en Antonia Maldonado, una mujer ecuatoriana que, tras enviudar, decidió consagrar su vida a Dios en el Monasterio de las Nazarenas. Según la tradición, una noche vio a Cristo vestido con una túnica morada, lo que inspiró el uso del color en señal de penitencia y devoción. Desde entonces, millones de fieles visten de morado durante el mes morado, ya sea por fe, promesa o agradecimiento.

Mes morado traspasa fronteras
El Santuario de las Nazarenas recibe fieles durante todo el año, pero en octubre la afluencia se multiplica. Miles de devotos acuden al templo para rezar, agradecer milagros y renovar su fe ante la imagen original del Señor de los Milagros. José Luis Rivero, un devoto que sobrevivió a un atentado, asegura que su vida es testimonio del poder del Cristo Moreno: “Recibí tres disparos y estuve al borde de la muerte, pero el Señor hizo un milagro conmigo. Desde entonces lo acompaño cada octubre”.
Este 2025, la devoción se vivirá también fuera del Perú. El último 4 de octubre se realizó por primera vez la “Levantada mundial”, un acto en el que 69 hermandades del Señor de los Milagros en diferentes países elevaron sus andas de manera simultánea. Este evento simboliza la unidad de la comunidad peruana en el mundo bajo la fe del Cristo de Pachacamilla.

Además, el 18 y 19 de octubre se llevará a cabo una procesión internacional en Roma, donde la imagen del Cristo Moreno recorrerá las calles de la capital italiana y recibirá la bendición del papa León XIV en la plaza San Pedro. Con ello, la devoción peruana vuelve a demostrar que su fe no conoce fronteras.