Comprar en vez de alquilar: un punto de inflexión en el mercado inmobiliario

Yo creo que estamos frente a algo más profundo: un cambio de mentalidad. Las familias no solo buscan un techo; buscan estabilidad, patrimonio y previsibilidad financiera

Guardar
Los compradores sienten que las
Los compradores sienten que las inmobiliarias le ponen todo el esfuerzo más al proceso de venta que al siguimiento luego de esta. Estas son las principables flaquezas del sector. - Crédito Andina

El mercado inmobiliario limeño nos está mostrando una señal clara: la compra de viviendas vuelve a tomar protagonismo frente al alquiler. Según el más reciente Informe de Demanda Inmobiliaria de Urbania, hoy el 51% de las búsquedas se concentra en la compra, superando por primera vez en años al 49% que corresponde al alquiler. No es un cambio menor, refleja un nuevo equilibrio en la manera en que los limeños piensan su vivienda y sus finanzas.

Durante la pandemia y los años posteriores, el alquiler se consolidó como la opción más flexible. Sin embargo, desde fines de 2022 hemos visto un giro sostenido hacia la compra. Este viraje responde a varios factores: un entorno de precios que crecen por debajo de la inflación, la estabilidad relativa de las tasas hipotecarias (7,9%), y la reactivación de proyectos de primer uso que han devuelto dinamismo a la oferta. En un contexto donde el alquiler se ha encarecido 4,3% en lo que va del año, frente al 1,1% del aumento en precios de venta, no sorprende que más familias evalúen la compra como una inversión de largo plazo.

Un nuevo perfil del comprador inmobiliario

Este nuevo comprador busca departamentos medianos, entre 60 y 80 m², con dos o tres habitaciones, ubicados en zonas céntricas pero aún competitivas en precio, como Jesús María, Surquillo o Magdalena. Este comportamiento nos muestra a un consumidor más racional, que prioriza la conectividad, los servicios y el equilibrio entre costo y calidad de vida, frente al “estatus” de distritos tradicionales de alto ticket.

A la vez, los datos confirman que Lima no es un mercado homogéneo. Mientras que en Lima Norte predomina una fuerte intención de compra, con más del 56% de las búsquedas inclinándose hacia esta opción, en la zona denominada Centro Histórico, integrada por distritos de San Miguel, Magdalena, Pueblo Libre, Jesús María, Breña, La Victoria y Cercado de Lima, se mantiene un balance entre compra y alquiler. Esta diversidad de escenarios plantea oportunidades distintas para inversionistas y desarrolladores.

Como en todo mercado, el riesgo es mirar estas cifras solo como una coyuntura. Yo creo que estamos frente a algo más profundo: un cambio de mentalidad. Las familias no solo buscan un techo; buscan estabilidad, patrimonio y previsibilidad financiera. La compra vuelve a verse como un paso lógico en la construcción de seguridad a largo plazo, mientras que el alquiler empieza a perder atractivo por su carácter transitorio y su encarecimiento progresivo.

Pero este impulso no está exento de retos. La accesibilidad sigue siendo una barrera importante, sobre todo para los segmentos jóvenes que inician su vida independiente. Aquí, la articulación entre oferta inmobiliaria, financiamiento bancario y políticas públicas será clave. No se trata solo de que el mercado crezca, sino de que crezca con inclusión y sostenibilidad.

En mi opinión, la tendencia hacia la compra no es pasajera. Es el reflejo de una Lima que busca anclar certezas en medio de un entorno económico cambiante. Para el sector inmobiliario, es una llamada de atención: los compradores ya no se conforman con promesas, exigen ubicaciones estratégicas, proyectos bien diseñados y condiciones financieras claras.

El desafío está en responder a esa expectativa. Si lo logramos, esta nueva ola de demanda no solo consolidará un mercado más dinámico, sino también más maduro. Y esa puede ser, sin duda, la mejor noticia para todos los actores involucrados.