
Cada vez es más común encontrarse en redes sociales con frases motivacionales del tipo: “todo pasa por algo” o “no pienses en lo malo, solo en lo bueno”. Aunque muchas de esas expresiones nacen con buena intención, pueden esconder un riesgo: el positivismo tóxico. Al respecto, el Seguro Social de Salud (EsSalud) advierte que reprimir emociones y fingir bienestar permanente puede agravar el malestar psicológico. Aunque el optimismo es una postura valiosa para afrontar desafíos, el positivismo tóxico suele confundirse con ese enfoque saludable. No son lo mismo, y entender su diferencia es esencial para cuidar la salud emocional.
¿Qué es el optimismo?
El optimismo es una actitud que invita a vislumbrar posibilidades positivas frente a la adversidad, sin negar la realidad ni las dificultades. Es la capacidad de creer que, aunque la situación sea complicada, existe potencial de mejora. Un optimista consciente reconoce los retos, acepta las emociones negativas y actúa con esperanza, pero sin caer en el autoengaño.
Ese tipo de optimismo puede fortalecer la resiliencia, la capacidad de recuperación tras la adversidad, y promover una mentalidad de crecimiento. En psicología positiva, por ejemplo, se sostiene que cultivar emociones positivas (gratitud, esperanza, compasión) puede favorecer el bienestar emocional, mejorar las relaciones, reducir el estrés y desarrollar mecanismos de afrontamiento.

Un hombre optimista no pretende ignorar el dolor, pero sí busca adaptarse, aprender y avanzar, aceptando que el camino puede tener altibajos. Un optimismo sano permite espacio para sentir, pedir ayuda, reflexionar y seguir adelante con realismo.
¿Qué es el positivismo tóxico?
El positivismo tóxico (también llamado positividad tóxica) es la postura de obligar, imponer o promover un estado positivo constante como si fuera la única actitud aceptable frente a cualquier situación. Va más allá de una mentalidad esperanzada: es una exigencia social, personal o colectiva de esconder, minimizar o invalidar las emociones difíciles.
Este enfoque sugiere que sentir tristeza, enojo, miedo, frustración o dolor es un fallo moral o una debilidad. En ese sentido, el positivismo tóxico no reconoce matices: pretende que todo lo negativo sea transformado rápidamente en lección, gratitud o crecimiento, sin dar espacio al duelo o a la expresión genuina del malestar.
El positivismo tóxico puede generar represión emocional, culpa por sentirse mal, desconexión con las propias experiencias y una presión psicológica interna que cuesta sostener. Además, dichas actitudes pueden empeorar la ansiedad, generar aislamiento emocional y dificultar el afrontamiento saludable del dolor.

Una diferencia clave es que el positivismo tóxico no permite el espacio para el dolor ni la introspección real; en cambio, empuja a ocultar lo que se siente para ajustarse a la narrativa de la “felicidad constante”.
¿Cuál es la diferencia entre optimismo y positivismo tóxico?
Aunque superficialmente parezcan similares porque ambas valoran lo positivo hay diferencias sustanciales:
Validación del dolor y las emociones negativas
- El optimismo reconoce que el sufrimiento es parte de la experiencia humana: permite sentir tristeza, desilusión, enojo o cansancio.
- El positivismo tóxico impide esa validación; sugiere que todo malestar debe ser evitado o corregido cuanto antes.
Realismo vs idealismo exigente
- Un optimista no niega la realidad: ve los obstáculos, evalúa alternativas y toma decisiones conscientes.
- Un enfoque tóxico impone una visión idealista e irreal: lo positivo debe primar siempre, incluso sin base firme.
Flexibilidad emocional vs rigidez interna
- El optimismo saludable es flexible: uno puede fluctuar entre estados emocionales y recuperarse.
- El positivismo tóxico es rígido: obliga a mantener una fachada positiva, incluso cuando la persona está exhausta.
Ruta de afrontamiento sana vs evasión emocional
- En el optimismo se reconoce el problema, se enfrenta y se aprende de él.
- En el positivismo tóxico, muchas veces se evita el enfrentamiento real, se disimula el dolor para conservar la imagen de estar bien.
Comunicación empática vs invalidación interpersonal
- El optimismo permite acompañar sin minimizar.
- El positivismo tóxico suele invalidar al otro.



