La madrugada del lunes se quebró la calma en el asentamiento humano Pachitea, en la región Piura. Los vecinos despertaron con la noticia de que la imagen de la Virgen de Fátima, que durante más de veinticinco años presidía una pequeña gruta en la vía pública, había desaparecido. El espacio, considerado un punto de oración y encuentro vecinal, quedó vacío, con la puerta forzada y el candado retorcido.
El robo, registrado por cámaras de seguridad, muestra a un hombre que se aproxima al lugar, se sienta unos minutos frente a la gruta y, tras observar el entorno, se levanta para ejecutar el hurto. El video revela cómo el sujeto manipula el candado hasta lograr abrirlo y, finalmente, carga con la figura de un metro de altura antes de alejarse con rumbo desconocido.
“En las cámaras sale que el señor entró, se sentó y luego se ha llevado la Virgen de Fátima a un lado, con una bolsa. Luego cruzó la cámara y ya no sabemos a dónde se fue”, relató una de las vecinas.
El hecho ha causado profundo malestar entre los habitantes, quienes no solo lamentan la pérdida de una imagen venerada, sino también la falta de seguridad en la zona. Vecinos coinciden en que la ausencia de patrullaje y la demora del serenazgo han vuelto vulnerables a los barrios periféricos de la ciudad. “Aquí no hay seguridad ciudadana, no hay nada. Estamos en el abandono, al merced de los ladrones”, expresó una residente.
Indignación vecinal y reclamos por seguridad

El secretario general de la juventud de Pachitea, Santación Cruz Zanzeda Paz, expresó su malestar por la situación. “Hasta dónde estamos llegando, los robos, Dios mío. ¿Robarse la Virgen? Ese es un pecado mortal”, declaró. El dirigente hizo un llamado a la Policía Nacional para reforzar la vigilancia. “Le pido al general que dé vueltas por esta calle Málaga y todo Pachitea, para que haya seguridad. Estamos abandonados. Que envíen patrulleros, no todos los días, pero de vez en cuando”, insistió.
El sentimiento de desprotección es compartido por muchos vecinos. Algunos aseguraron que al percatarse del robo llamaron al serenazgo, pero nunca obtuvieron respuesta. “Llamamos al serenazgo, pero no se hizo presente para nada”, contó una vecina, mientras otra añadió: “Anoche mismo avisamos y dijeron que iban a venir, pero no se aparecieron”.
La comunidad reclama que este no es un hecho aislado. En los últimos meses, denuncian un aumento de hurtos y hechos vandálicos. Además, recuerdan que hace poco tiempo sufrieron un incendio en la zona, lo que incrementa su sensación de abandono. “Primero fue el incendio, ahora el robo de la Virgen. Ya es mucho. La seguridad ciudadana y las autoridades no ven esto”, lamentó otra vecina.
Una imagen con más de dos décadas de devoción

La Virgen de Fátima sustraída formaba parte de la vida cotidiana de los residentes. Era el punto donde se reunían para rezar, dejar flores y realizar pequeños actos de fe. Su desaparición no solo representa la pérdida de un objeto religioso, sino también la ruptura de un espacio simbólico para la comunidad.
“Más de veinticinco años con la Virgen ahí, y que vengan a llevársela justo antes de la procesión del Señor Cautivo, es muy triste”, comentó una mujer que presenció los hechos. Otros vecinos contaron que el sujeto parecía conocer el lugar, pues esperó el momento en que disminuyó el tránsito para actuar. “El señor ha estado sentado mirando pasar las motos. Cuando vio que ya no había gente, comenzó a llevarse las cosas”, detalló una residente.
Tras el robo, los integrantes del Movimiento Sacerdotal Mariano y los vecinos han pedido apoyo para reponer la imagen. “A ver si nos dona alguien de buen corazón una virgencita de un metro de altura”, solicitaron. La comunidad confía en que alguna institución o persona solidaria los ayude a recuperar su lugar de oración.
Mientras tanto, continúan las gestiones para obtener más imágenes de las cámaras de seguridad de los alrededores, con la esperanza de identificar al responsable. El caso, además de evidenciar la vulnerabilidad del sector, ha puesto en agenda la urgente necesidad de reforzar la presencia policial y mejorar la seguridad ciudadana en Pachitea.
“Queremos el apoyo de las autoridades. Si no la vamos a recuperar, que nos donen una Virgen. Pero que no nos dejen solos”, concluyó una vecina, mientras los pobladores se organizan para resguardar el lugar que, hasta hace poco, albergaba una figura que representaba su fe y unión comunitaria.