Con paso firme, elegancia natural y una profunda conexión con sus raíces, Sandra Cerna llevó el nombre del Perú a lo más alto en el certamen internacional Señora Universo, celebrado en Manila, Filipinas, este miércoles 8 de octubre. La representante cajamarquina conquistó al jurado y al público con su carisma y autenticidad, logrando dos reconocimientos especiales: Señora Belleza Eterna y Señora Elegancia, distinciones que resaltan su porte, su mensaje y el valor simbólico de su presentación.
El evento, que reunió a delegadas de más de 60 países en el Kingsford Hotel Manila, fue una celebración de la diversidad, la cultura y la fortaleza femenina. En medio de un despliegue de glamour y emotividad, la participación de Sandra Cerna destacó por la autenticidad con la que llevó el legado de los Andes al escenario. “Los sueños sí se cumplen cuando hay propósito”, escribió la peruana en sus redes sociales tras recibir los títulos, acompañando el mensaje con fotografías de la gala.
Uno de los momentos más aplaudidos de la gala fue su presentación con el traje alegórico inspirado en la Reina Inca de la Papa, deidad andina que simboliza la fertilidad, la abundancia y el vínculo sagrado entre la tierra y el ser humano. El diseño estuvo a cargo del reconocido diseñador Pedro Arévalo, mientras que el arte pictórico fue obra del maestro Fernando Amorin, quienes trabajaron juntos para dar vida a una pieza que combinó la majestuosidad ancestral con la sofisticación moderna.
“Llevar este traje no es solo representar un personaje, es llevar en el corazón la voz de mi tierra, la fuerza de mis ancestros y el legado sagrado de quienes labraron la historia con sus manos”, expresó Cerna. Confeccionado en tonos dorados, ocres y cobrizos, el traje reflejaba la energía del sol y la riqueza de los suelos peruanos. Cada detalle —desde los bordados metálicos hasta los elementos simbólicos de la papa y los dioses incas— narraba una historia sobre la conexión entre la naturaleza, la mujer y la vida.
El atuendo también rindió tributo al tubérculo más representativo del Perú, la papa, cultivada desde hace más de siete mil años en los Andes. En la propuesta visual, Sandra sostenía plantas de papa recién extraídas de la tierra, acompañadas de flores y raíces que aludían a la fertilidad y la abundancia. “La papa es el regalo más noble que el Perú ha dado al mundo; alimentó civilizaciones antiguas, salvó a Europa de la hambruna y hoy continúa nutriendo a millones de familias”, afirmó la representante.
La parte posterior del traje estaba coronada por una pintura al óleo que representaba al Dios Sol brillando sobre Machu Picchu, una composición que simbolizaba la luz, la sabiduría y la grandeza de la civilización inca. El uso del metal repujado a mano y de materiales naturales otorgó a la pieza una textura y un brillo únicos, reafirmando su carácter artesanal y su mensaje espiritual.
Representó al Perú con orgullo
Aunque no obtuvo la corona principal de Señora Universo, Sandra Cerna se consolidó como una de las participantes más admiradas por su elegancia y el orgullo con que defendió su identidad cultural. “Cada símbolo, cada brillo y cada raíz me conecta con generaciones que soñaron, resistieron y sembraron futuro. Hoy camino por ellas, por mi pueblo y por el Perú eterno que vive en cada uno de nosotros”, expresó con emoción.
Más allá de los premios, su participación marcó un precedente para las representantes peruanas en concursos internacionales de belleza. Su propuesta no solo se centró en la estética, sino en transmitir un mensaje de empoderamiento femenino, respeto por la diversidad cultural y amor por las tradiciones andinas.
Sandra Cerna, quien combina su faceta de modelo con su labor social y su vocación por promover el turismo cultural, reafirmó que su participación fue un homenaje al Perú y a las mujeres que mantienen vivo el legado ancestral. “No se trata solo de belleza exterior, sino de mostrar que somos herederos de una historia milenaria que merece ser contada con orgullo”, afirmó.
Con su impecable presentación y su mensaje de orgullo nacional, la representante peruana se convirtió en una gran embajadora cultural en Filipinas.
