Dina Boluarte dirigió un mensaje directo a la juventud peruana durante la ceremonia de reconocimiento del nuevo comandante general de la Policía Nacional del Perú (PNP), realizada en la sede policial de Puente Piedra. En un contexto marcado por recientes movilizaciones encabezadas por estudiantes y jóvenes que se autodenominan Generación Z, la presidenta expresó su preocupación por lo que describió como intentos de manipulación política de los manifestantes y resaltó las plataformas de empleo ofrecidas desde por el Estado.
Un discurso con llamados y advertencias
En presencia de Óscar Arriola, quien asumió el liderazgo de la PNP en reemplazo de Víctor Zanabria, Boluarte aprovechó su intervención para enfatizar el compromiso del gobierno frente a la inseguridad ciudadana. Sin embargo, el eje del mensaje giró hacia las recientes protestas, donde jóvenes, colectivos y gremios como transportistas alzaron la voz para rechazar las AFP, la delincuencia y el manejo del Estado.
“La confianza como país que venimos ganando [...] no vamos a permitir que algunos grupitos ensayados, direccionados por aquellos que odian la patria, van a traer atrás aquella confianza que nos ha costado lograr”, afirmó la mandataria. La frase resonó, ya que apenas días antes una movilización nacional culminó con más de diez heridos y denuncias de abuso policial, incluida la agresión a un adulto mayor.

“Queridos jóvenes, queridos estudiantes, no se dejen manipular por aquellos que odian la patria”, sostuvo Boluarte, en alusión directa a los líderes de las protestas y a quienes, según su visión, movilizan estudiantes sin causa legítima. El llamado al orgullo nacional, al “abrazo blanquirrojo”, fue acompañado de críticas a figuras políticas y exfuncionarios a quienes responsabilizó de convocar a los jóvenes con fines desestabilizadores.
Alternativas laborales y educativas para la juventud
Junto con los cuestionamientos, Dina Boluarte ofreció alternativas: invitó a la juventud a buscar “capacitación y trabajo formal” en plataformas gubernamentales como el Ministerio de Trabajo, Agricultura y Producción. La presidenta aseguró que los jóvenes pueden acceder a puestos en el Estado y la empresa privada sin necesidad de experiencia previa, tras eliminar ese requisito como parte de las reformas recientes.

Boluarte afirmó: “Este Gobierno, como nunca antes lo han hecho, está dando las oportunidades y las herramientas a la juventud para que puedan prepararse, capacitarse, generar emprendimientos y le estamos dando un capital como semilla”. También mencionó la vigencia de programas como Beca 18 y alternativas de becas para estudios de maestría y doctorado en el Perú y el extranjero.
La insistencia en el acceso a plataformas de formación busca posicionar una administración abierta al diálogo, aunque condicionó el mismo al rechazo de “malos ejemplos”, en referencia a daños a bienes públicos y privados durante las protestas. “Esa no es la forma de diálogo. ¡Piensen en la patria como que fuera el hogar donde cada día salen a estudiar o a trabajar o a buscar el pan de cada día y por la noche retornan a sus hogares!”, subrayó la mandataria.
Tensión tras las protestas y respuesta oficial
Las movilizaciones del 27 y 28 de septiembre, impulsadas por la Generación Z junto a transportistas y diversos gremios, pusieron en la agenda nacional demandas por mejores condiciones laborales, rechazo al sistema previsional administrado por las AFP y mayor seguridad ciudadana. Las marchas culminaron con enfrentamientos entre los participantes y la policía, así como denuncias de represión contra manifestantes y observadores. El saldo superó la decena de heridos y reavivó la discusión sobre el rol del Estado en el resguardo del derecho a la protesta.
Frente a este escenario, Boluarte recalcó: “No hagan caso a aquellos que nunca han trabajado, pero vivían cómodamente de la teta del Estado”. La presidenta cerró su discurso reafirmando la disposición al diálogo, pero sin reconocer errores en el manejo gubernamental durante los incidentes del fin de semana.
La estrategia oficial buscaría deslegitimar las demandas de una parte de la juventud al presentarlas como manipuladas, aun cuando las organizaciones estudiantiles y gremiales insisten en los reclamos y denuncian el uso excesivo de la fuerza policial.