
La adolescencia representa una etapa de transformaciones profundas, en la que los jóvenes exploran su identidad y buscan pertenencia. En este proceso, las redes sociales ocupan un lugar central entre sus espacios de interacción. Plataformas como Instagram, TikTok y Snapchat facilitan compartir experiencias, informarse y expresar opiniones; sin embargo, pueden implicar riesgos si no existe una guía adulta.
Un “Me gusta” o la integración en un grupo digital son formas de validación social que refuerzan la necesidad constante de conexión. Estas interacciones en línea generan sensaciones de satisfacción y seguridad, aunque pueden originar dependencia y reducir el tiempo dedicado a la familia, los estudios o el descanso.
El Ministerio de Salud (Minsa), a través de la Línea 113, señala que las redes sociales, además de servir para comunicarse, son vehículos para la difusión de contenidos violentos, desinformación o actos de discriminación. En ciertos casos, han facilitado la captación con fines delictivos y situaciones de explotación o abuso sexual.

Frente a este panorama, los especialistas del sector proponen a padres, madres, docentes y cuidadores impulsar el uso responsable de las plataformas digitales. El acompañamiento y la supervisión en el entorno familiar resultan esenciales para limitar los riesgos y contribuir a un desarrollo emocional equilibrado en los adolescentes.
Recomendaciones del Minsa para un uso responsable de redes sociales
Los psicólogos de la Línea 113 sugieren propiciar espacios de diálogo sobre el uso de redes. La confianza, destacan, permite que los adolescentes expresen inquietudes o molestias vinculadas a su interacción digital.
Además, se plantea establecer reglas claras y límites para el tiempo de conexión, al evitar que estas plataformas sustituyan actividades escolares, deportivas o de descanso. Mantener una rutina equilibrada que incluya comida saludable y suficiente descanso favorece el bienestar integral en los jóvenes.

La protección de los datos personales resulta igualmente relevante. Configurar la privacidad de las cuentas disminuye el contacto con desconocidos y se recomienda la supervisión regular de los contenidos consultados, junto con el ejemplo por parte de los adultos en el uso responsable de la tecnología.
Estas iniciativas, según el Minsa, convierten los entornos digitales en aliados para el aprendizaje y la comunicación, en lugar de espacios que representen riesgos o aislamiento.
Señales de alerta por uso excesivo de redes sociales en adolescentes
El uso excesivo puede arrojar señales de advertencia. Una de las más evidentes ocurre cuando el adolescente permanece conectado la mayor parte del tiempo, descuidando sus obligaciones escolares o personales.

Los especialistas enfatizan la importancia de observar cambios como irritabilidad, aislamiento, agresividad o pérdida de interés en actividades presenciales. El abandono de rutinas como dormir, estudiar o compartir con amigos puede indicar una posible dependencia digital.
Otra señal preocupante se presenta cuando hay participación en conflictos virtuales, ya sea como víctima o como autor de ciberacoso. Estos eventos afectan el equilibrio emocional y deterioran la vida escolar y social.
Si estas manifestaciones se repiten, se aconseja buscar ayuda profesional a fin de abordar de manera temprana el impacto de las redes sociales en la vida del adolescente.
Adolescentes pasan hasta cinco horas en redes y solo una con sus padres
Un estudio realizado en abril por el Hospital de Emergencias III Grau de EsSalud reveló que los adolescentes destinan entre cuatro y cinco horas diarias a las redes sociales, mientras el tiempo dedicado al diálogo con sus padres apenas suma una hora. Esta diferencia de tiempo intensifica la distancia emocional en los hogares.
El análisis identificó como razones principales la búsqueda de aprobación social, el miedo a la exclusión o al bullying, e incluso el interés en iniciar relaciones sentimentales a través de medios digitales. Estos patrones adquieren relevancia cuando reemplazan las interacciones familiares.

La investigación advierte que la vida digital, en muchos casos, ha sustituido las conversaciones cotidianas en el hogar. Esta ausencia de comunicación debilita los lazos familiares y afecta el desarrollo emocional, haciendo que las pantallas se transformen en un refugio más atractivo que el entorno cercano.
Los especialistas en salud recalcan la importancia de prestar atención a estas señales y revalorizar los espacios de encuentro en casa. Equilibrar el tiempo digital con la convivencia familiar ayuda a proteger la salud mental y emocional de los adolescentes.