
La Municipalidad Metropolitana de Lima formalizó la aceptación de veinte pinturas originales de Adolfo Cristóbal Winternitz Wurmser, cedidas por la familia del artista a la Gerencia de Cultura de la ciudad. De acuerdo con El Peruano, el Concejo Municipal aprobó recibir estas obras, valorizadas en S/ 1’486,350.00 (un millón cuatrocientos ochenta y seis mil trescientos cincuenta soles), en sesión realizada con eficacia anticipada al 25 de junio de 2025.
La donación fue realizada por María Elena Romaña Winternitz Pollak, quien actuó en nombre propio y en representación de Christoph Andreas Winternitz Pollak e Isabella Winternitz Pollak de Riess. La carta presentada a la Municipalidad detalla que la familia otorga estas veinte piezas a título gratuito como parte de su patrimonio. Según informó El Peruano, la transferencia se dirigió específicamente a favor de la Gerencia de Cultura de la capital peruana.
El Concejo precisó en su acuerdo que las obras corresponden a Adolfo Cristóbal Winternitz Wurmser, figura relevante en el panorama artístico nacional. En función de las normativas vigentes, el gobierno local encargó a la Oficina General de Administración que gestione el ingreso de las pinturas al inventario municipal. La instrucción establece que el Área de Bienes Muebles e Inventario de la Oficina de Logística deberá cumplir el proceso administrativo correspondiente, asegurando la incorporación regular y transparente de los bienes culturales recibidos.

Recordado artista
Adolfo Cristóbal Winternitz Wurmser (Viena, 1917 - Lima, 1993) fue un artista plástico austríaco-peruano, conocido por su contribución al arte sacro y abstracto en América Latina. Nacido en Austria, estudió en la Academia de Bellas Artes de Viena, lugar en el que inició su formación artística. En 1939 emigró al Perú debido al auge del nazismo en Europa.
En suelo peruano, Winternitz desarrolló una amplia carrera como pintor, muralista y docente. Fundó el Instituto de Arte Cristiano en 1946, que posteriormente se transformó en la Facultad de Arte de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), entidad que dirigió por varias décadas. A través de su actividad académica, influyó en generaciones de artistas peruanos y consolidó su prestigio como formador.
Su obra fusiona elementos del arte religioso con el lenguaje de la abstracción y la modernidad, distinguiéndose por un estilo personal que combina espiritualidad y experimentación plástica. Varios de sus trabajos pueden encontrarse en templos, galerías y espacios públicos de Perú.

Winternitz obtuvo varios premios y distinciones, tanto nacionales como internacionales, y mantuvo una activa labor en la promoción cultural hasta su fallecimiento en Lima en 1993.
País de artistas
A lo largo de su historia, el Perú ha contado con pintores cuya obra ha dejado huella en el arte latinoamericano. En el periodo colonial destaca Diego Quispe Tito, considerado fundador de la Escuela Cusqueña, quien incorporó elementos andinos en el arte religioso, generando un estilo pictórico propio de la región. También del virreinato, Pancho Fierro sobresale por sus acuarelas costumbristas que documentan la vida limeña del siglo XIX y constituyen un testimonio visual clave de aquella época.
En la transición al siglo XX, José Sabogal se vuelve figura esencial del indigenismo, movimiento que reivindicó la cultura andina y campesina. Sabogal, como pintor y educador, promovió una visión inclusiva de la identidad nacional. Junto a él, Tilsa Tsuchiya renovó la pintura peruana con propuestas simbólicas y oníricas, abriendo nuevas rutas en la expresión plástica y posicionándose como uno de los principales referentes contemporáneos.

El siglo XX también presenció el surgimiento de Fernando de Szyszlo, cuya obra abstracta y cromática impulsó el arte moderno en el país. Su investigación sobre la forma y el color vinculó la búsqueda universal con la raíz precolombina. Por otro lado, Adolfo Winternitz se consolidó como referente de arte sacro y educación artística, aportando a la formación de nuevas generaciones.
Cada uno de estos artistas marcó tendencias, renovó lenguajes visuales y contribuyó a fortalecer la identidad artística peruana a través de propuestas originales y una innegable influencia en el entorno cultural local e internacional.