El alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, inauguró la Vía Expresa Sur, un proyecto que presentó como la gran alternativa para aliviar el tráfico limeño y reducir hasta en 40 minutos el viaje entre el Centro de Lima y la Panamericana Sur.
Durante la ceremonia, calificó la obra como un “hito histórico” y un homenaje al exalcalde Luis Bedoya Reyes, creador de la idea original de construir una vía expresa. Sin embargo, la realidad dista mucho de las palabras: el megaproyecto, lejos de solucionar el tráfico, parece agravar los problemas y representar un riesgo para peatones, conductores y vecinos.
Para empezar, solo se entregaron 5 kilómetros de las vías principales, mientras que los carriles auxiliares siguen sin asfaltar. Incluso la pista central está inconclusa: no cuenta con la señalización reglamentaria.

Un equipo de Buenos Días Perú comprobó en el lugar lo que los vecinos ya habían advertido: pese a que la obra no está terminada, el alcalde se apresuró a inaugurarla.
Alrededor de la pista hay cúmulos de desmonte, basura, muebles viejos y tierra acumulada, lo que complica el paso peatonal. La situación es aún más grave porque cerca funciona un colegio, lo que expone a niños y adolescentes a accidentes.
Además, en el tramo que entra directamente hacia la panamericana sur, se forman embotellamientos por la falta de semáforos. Aunque un inspector de tránsito intenta ordenar el flujo, los “cuellos de botella” son inevitables en la recién inaugurada vía.

Los vecinos ya habían advertido de estas falencias. Ahora, con la apertura de la pista, denuncian un nuevo problema: la contaminación. Uno de los residentes señaló que cuando pasaron vehículos de la Municipalidad y de la PNP, se levantó una nube de polvo que terminó afectando a las viviendas cercanas.
Demolición de terminal Atocongo
La Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) aceleró los trabajos de la Vía Expresa Sur y, un día antes de la inauguración, demolió parte del terminal Atocongo, un histórico paradero de buses que ha operado por más de 60 años.
Ubicado en una zona estratégica entre San Juan de Miraflores, Surco y Villa María del Triunfo, este terminal es considerado un punto clave para el proyecto, pues allí se dará la conexión directa entre la Vía Expresa Sur y la Panamericana Sur.
Sin embargo, la medida ha despertado preocupación entre vecinos y comerciantes, que temen futuros desalojos. Las juntas vecinales acudieron al lugar para supervisar los trabajos y manifestar su malestar, sobre todo por el futuro del mercado de la zona. “Nos han dicho que la vía pasará por aquí, pero no sabemos qué ocurrirá con nuestros puestos. Nadie nos ha dado información clara”, declaró una vendedora al canal Forever 26, que transmitía en vivo el operativo.

Por ahora, el terminal seguirá operando de manera temporal, aunque todo indica que en el futuro la infraestructura será demolida por completo. A ello se suma que el alcalde afronta una multa del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) por haber iniciado la obra sin los permisos ambientales correspondientes, lo que refuerza las críticas sobre la improvisación y falta de planificación en la ejecución de la Vía Expresa Sur.
Vecinos reclaman por desalojos
La inauguración de los carriles auxiliares de la Vía Expresa Sur, presentada por la Municipalidad de Lima como un avance importante para reducir la congestión vehicular, ha generado un escenario de incertidumbre entre los vecinos. Las críticas no se limitan a los problemas de señalización y seguridad vial, sino que también alcanzan a la forma en que se ejecutaron desalojos y expropiaciones en diversas zonas de San Juan de Miraflores.
Vecinos del asentamiento humano Luis Felipe de las Casas Grieve II denunciaron que se intentó demoler más de 20 viviendas pese a que contaban con títulos de propiedad inscritos desde hace más de 35 años. Tras presentar su demanda, el Tercer Juzgado Constitucional de Lima ratificó una medida cautelar que protege sus inmuebles, al reconocer que no existía un Expediente Técnico Definitivo aprobado para justificar los desalojos.
Los residentes señalan que no se oponen a la construcción de la vía, pero exigen respeto a sus derechos fundamentales. “No somos invasores, somos propietarios legítimos. Lo único que pedimos es que se garantice el debido proceso”, afirmaron sus representantes legales.
La preocupación también se extiende a la pérdida de áreas verdes y espacios de recreación que fueron reemplazados por zonas asfaltadas y oscuras, donde los vecinos advierten un aumento de la inseguridad. Además, la empresa Luz del Sur alertó sobre daños en cables subterráneos, lo que agrava los temores por la seguridad y el suministro eléctrico.