Las 10 sopas más tradicionales del Perú que sirven para combatir el frío en este invierno

Desde la clásica sopa criolla hasta el reconfortante caldo de gallina, la gastronomía peruana ofrece una variedad de sopas que se convierten en las estrellas de la temporada más fría del año

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El invierno se vive distinto
El invierno se vive distinto en Perú: las sopas nacionales combinan maíz, carnes, hierbas y mariscos en recetas que no solo alimentan, también preservan identidad cultural. (Andina)

Durante estos días y semanas en los que la temperatura desciende y los males respiratorios se intensifican, el Perú encuentra en sus sopas típicas una fuente de fortaleza y sabor. Estos platos, que combinan ingredientes locales con saberes transmitidos de generación en generación, son parte del patrimonio culinario que atraviesa regiones y contextos sociales.

La costumbre de reunirse alrededor de una sopa humeante no solo alivia el frío, también refuerza vínculos familiares y rescata la memoria cultural que se preserva en cada receta.

Caldo de gallina, energía concentrada en un plato

El clásico caldo de gallina,
El clásico caldo de gallina, con su aroma intenso y porciones generosas, es la sopa que más se asocia al vigor y la recuperación en las noches frías de las ciudades peruanas. (Andina)

El caldo de gallina se ha convertido en una de las sopas más representativas cuando se habla de vigor y recuperación. Preparado con presas enteras de gallina, fideos largos, huevos sancochados y un toque de cebolla china, este caldo suele servirse en tazones generosos que buscan devolver el ánimo a quienes lo consumen.

No es casualidad que en la tradición popular se asocie con fuerza inmediata y vitalidad. En muchas ciudades se sirve en locales especializados durante las madrugadas, convirtiéndose en una opción infaltable para quienes buscan energía luego de una larga jornada.

Sancochado, herencia mestiza en la mesa

Otro plato de referencia es el sancochado, considerado por muchos como la sopa mestiza por excelencia. Su preparación integra carnes diversas como res, pollo o cerdo con verduras de estación, maíz, yuca y col.

Lo particular de este guiso es que permite disfrutar de un caldo caliente acompañado de sus sólidos en fuentes aparte.

Cada comensal decide cómo combinar las piezas, generando una experiencia versátil y abundante. Esta sopa se asocia con reuniones familiares de fin de semana, donde compartir alrededor de la mesa se convierte en un acto de celebración.

Patasca y shambar, fuerza serrana y norteña

La patasca, contundente con maíz
La patasca, contundente con maíz y res, y el shambar trujillano, cargado de menestras y carnes ahumadas, son emblemas regionales que mantienen viva la costumbre de compartir sopa. (Andina)

La patasca, conocida también como mondongo en varias regiones, es una de las sopas más contundentes de la sierra peruana. Su base está hecha de maíz blanco pelado y trozos de carne de res o cerdo, acompañados de hierbas andinas que le otorgan un sabor intenso. Consumida al amanecer en pueblos de altura, esta sopa cumple un rol energético que permite enfrentar las faenas agrícolas.

En contraste, el shambar identifica a la región norte, especialmente a Trujillo, donde cada lunes la población acude a las picanterías para saborear este plato. La receta combina menestras como trigo, garbanzos y lentejas, junto con carnes ahumadas que generan un sabor único. El shambar no solo es un almuerzo, es un ritual colectivo que marca el inicio de la semana.

Menestrón, la influencia italiana en la cocina peruana

El menestrón es una versión adaptada del minestrone italiano, pero con la impronta local. En lugar de usar pasta y queso parmesano como en la receta europea, en Perú se incorporan hierbas aromáticas, choclo, yuca y quesos frescos, creando un caldo espeso y fragante.

Se acostumbra a preparar en reuniones familiares numerosas, y su versatilidad permite que cada región introduzca variaciones en los ingredientes. Este plato refleja cómo la migración italiana dejó huella en la gastronomía criolla, transformándose en una sopa popular de invierno.

Inchicapi, la tradición de la selva peruana

Con maní molido, harina de
Con maní molido, harina de maíz y gallina de corral, el inchicapi es una sopa amazónica que refleja la memoria ancestral de la región y su valor en festividades comunitarias. (Andina)

Desde la Amazonía llega el inchicapi, sopa de gran valor simbólico para las comunidades de la región. Elaborada con gallina de corral, maní molido, harina de maíz y hojas de sachaculantro, esta receta fusiona ingredientes ancestrales con técnicas que se transmiten oralmente.

El resultado es un caldo espeso, aromático y de sabor profundo. El inchicapi no solo cumple la función de alimentar, también está presente en ceremonias y festividades, reforzando su rol como un plato de identidad amazónica.

Aguadito, frescura y color en cada cucharada

El aguadito de pollo o de mariscos destaca por su color verde, producto del culantro licuado que acompaña su preparación. Este plato se asocia con la idea de “levanta muertos”, debido a que se consume en contextos de madrugada tras celebraciones prolongadas.

El arroz, las presas de pollo, las alverjas y las verduras completan una sopa ligera, pero a la vez reconfortante. Su sabor fresco lo convierte en una opción distinta dentro de la variedad de sopas peruanas.

Chupe de camarones, emblema del sur

El chupe de camarones, orgullo
El chupe de camarones, orgullo arequipeño, mezcla mariscos frescos con leche, queso y papas, ofreciendo una sopa cremosa que identifica a toda una región con sabor y tradición. (Andina)

En Arequipa, el chupe de camarones ocupa un lugar de honor dentro de la gastronomía regional. Preparado con camarones frescos, leche, queso, huevos y papas, esta sopa resalta por su cremosidad y por la riqueza de sabores que ofrece.

Su origen se remonta a la época virreinal, cuando la combinación de insumos locales y europeos dio lugar a un plato emblemático. El chupe de camarones es tan representativo que suele asociarse directamente con la identidad culinaria arequipeña.

Sopa criolla, tradición limeña con sazón casera

La sopa criolla es uno de los caldos más consumidos en Lima y se distingue por su base de carne molida, fideos delgados y huevo batido al momento de servir. El toque de leche evaporada le confiere una textura cremosa que equilibra los sabores.

En muchos hogares se prepara como una opción rápida y reconfortante para la cena, especialmente durante el invierno. Su sencillez no le resta valor, al contrario, la convierte en un clásico que nunca falta en las cocinas limeñas.

Sopa teóloga, un plato con historia

Pan, queso, leche y carne
Pan, queso, leche y carne se funden en la sopa teóloga, un plato festivo de Cajamarca que conserva la memoria de celebraciones religiosas y la riqueza de su cocina regional. (Andina)

Originaria de Cajamarca, la sopa teóloga tiene un trasfondo religioso, ya que se preparaba durante la Semana Santa para compartir en familia. Se caracteriza por llevar pan remojado, leche, queso, papa y presas de carne.

Su consistencia espesa y su sabor particular la hacen un plato único en la variedad nacional. Actualmente, continúa elaborándose en fechas festivas, manteniendo vivo un legado que une tradición religiosa y gastronomía.