
Durante meses, la División de Estafas de la Policía Nacional siguió de cerca los pasos de un personaje escurridizo. Su nombre, o mejor dicho, sus nombres, se multiplicaban en registros oficiales, en expedientes judiciales y hasta en trámites internacionales. Rafaello Cárpena Yontop, señalado como un experto en fraude, se convirtió en objetivo de una investigación que lo vincula con el uso de identidades falsas, el robo de vehículos y la utilización de matrículas diplomáticas para evitar controles.
La pregunta que quedó flotando tras su captura fue contundente: ¿quién es realmente este hombre que logró vivir con cinco identidades distintas durante más de dos décadas?
Un vehículo con placa diplomática como pista clave

El hallazgo que permitió dar con él estuvo lejos de ser casual. Un automóvil con características sospechosas fue localizado en una cochera en Chilca. Se trataba de una camioneta marca Honda con una placa diplomática que, al ser verificada, correspondía a la embajada de Indonesia. El detalle encendió las alarmas.
“Se puede observar aquí una placa diplomática ECD 37 A de un vehículo marca Honda. Tiene orden de captura. En la parte frontal un código VIN que al realizar la consulta en el sistema eSIM Pol reporta como robado con orden de captura”, explicó un oficial durante la intervención.
La investigación estableció que el vehículo pertenecía a una joven de 27 años, quien lo había reportado como robado. Ese mismo año también se denunció la sustracción de un automóvil oficial de la embajada de Indonesia. La coincidencia reforzó la hipótesis policial: el uso de placas diplomáticas no era un error ni una casualidad, sino una estrategia para evitar controles.
Testimonios en la cochera
El vehículo no estaba escondido en un lugar inaccesible. Se encontraba en un local de Chilca, custodiado por una administradora que admitió conocer a Cárpena. La mujer explicó ante los agentes que él le pidió guardar tanto la camioneta como las placas.
“Él solamente me dijo que le guarde el carro y me dijo: ‘Guárdame las placas que me las pone’”, declaró. Ante la insistencia policial sobre por qué aceptó la solicitud, su respuesta fue: “Yo se las guardé como un favor, nada más”.
La versión reveló la confianza con la que Cárpena se movía en distintos espacios, logrando que terceros aceptaran sin cuestionamientos pedidos que ahora forman parte de una investigación más amplia.
Identidades múltiples desde 1993

El aspecto más sorprendente del caso es la facilidad con la que el detenido construyó vidas paralelas. Documentos oficiales revelan que desde 1993 se inscribió con distintas identidades, alternando nombres y apellidos para mantenerse fuera del radar judicial.
“Dentro de las investigaciones, se logró evidenciar que esta persona registra hasta cinco identidades, las cuales empiezan desde 1993, cuando se hace una primera inscripción en la municipalidad de Chiclayo con el nombre de Dwayne Rafaello Cárpena Yontop. Posteriormente, en 1999, se inscribe nuevamente el nacimiento, pero con el nombre de Dwayne Henry Rafaello Terán Yontop”, detalló el coronel Delgado De La Torre, de la División de Estafas de la Dirincri.
Estas maniobras no solo se limitaron al territorio peruano. Según el reportaje, algunas de sus gestiones llegaron hasta España, donde también utilizó documentación falsa. Con esas identidades, según la policía, acumuló denuncias en el norte del país por hurto agravado y falsedad genérica.
En apenas tres años, Cárpena pasó de encarnar la imagen de un padre que buscaba rescatar a su hijo en medio de la guerra, a convertirse en protagonista de un caso de estafa que pone en evidencia los vacíos en los sistemas de control de identidad.