
De acuerdo a la Resolución Final Nº 401-2025/INDECOPI-AQP, a la cual accedió Infobae Perú, la Comisión de Protección al Consumidor N° 3 del Indecopi impuso una multa de S/ 26.750 a Arca Continental Lindley S.A., embotelladora de Coca-Cola en el Perú, tras comprobar que una de sus botellas contenía un “cuerpo extraño” en su interior. El caso se originó por la denuncia de una consumidora que, al adquirir el producto, notó un objeto no identificado flotando dentro de la bebida.
De acuerdo con la resolución, la empresa infringió el deber de idoneidad previsto en el Código de Protección y Defensa del Consumidor, al comercializar un producto que no cumplía con las condiciones de seguridad y calidad que el cliente podía esperar. El hallazgo generó preocupación por la salud de la compradora, aunque no se registraron daños físicos.
La denuncia y la inspección
El incidente se reportó luego de que la consumidora adquiriera una botella de 600 ml de Coca-Cola sin azúcar y observara, a simple vista, la presencia de un elemento extraño en el líquido. La denunciante acudió a Indecopi, que ordenó una inspección del producto. El examen confirmó la existencia de un objeto ajeno a la bebida, lo que motivó el inicio de un procedimiento administrativo sancionador.
Según la investigación, el envase se encontraba cerrado y con el sello original intacto al momento de la compra, lo que descartó que la contaminación se produjera después de salir de la planta embotelladora. Esta evidencia reforzó la responsabilidad de la empresa en garantizar el control de calidad en todas las etapas de producción.

Argumentos de la empresa
En su defensa, Arca Continental Lindley S.A. sostuvo que el producto no representaba un riesgo real para la salud y que el objeto detectado podía haberse introducido de manera accidental sin afectar las propiedades de la bebida. Además, señaló que aplica estrictos protocolos de control y que el hallazgo se trataba de un caso aislado.
Sin embargo, Indecopi consideró que la sola presencia del “cuerpo extraño” bastaba para acreditar la falta de idoneidad del producto, independientemente de que se probara o no un daño efectivo en la salud del consumidor. La comisión recalcó que el deber de la empresa es prevenir este tipo de situaciones y asegurar que sus productos lleguen en óptimas condiciones al mercado.
Determinación de la sanción
Tras analizar las pruebas y los descargos, Indecopi impuso una multa equivalente a 5 UIT, lo que representa S/ 26.750, y ordenó que la empresa adopte medidas para evitar que incidentes similares se repitan. Entre los factores que influyeron en el cálculo de la sanción se consideró la naturaleza de la infracción, el posible impacto en la salud pública y la posición de la compañía como líder en el mercado de bebidas.
La comisión señaló que la sanción busca no solo castigar la falta, sino también prevenir futuras vulneraciones a los derechos de los consumidores, incentivando a la empresa a reforzar sus mecanismos de control interno.

Sanción del Indecopi puede ser apelada
Indecopi comunicó a las partes que la resolución entra en vigor desde el momento en que se les notifica y que no constituye el cierre del procedimiento administrativo. En ese marco, y conforme al artículo 38° del Decreto Legislativo N.º 807, la única vía para impugnar lo resuelto por este órgano es mediante la presentación de un recurso de apelación. Dicho recurso deberá ser ingresado ante la Comisión dentro de los quince (15) días hábiles posteriores a la fecha siguiente a su notificación.
El caso pone en relieve la relevancia de que los consumidores verifiquen las condiciones de los productos antes de consumirlos y que denuncien cualquier irregularidad ante las autoridades competentes. Indecopi reiteró que “la idoneidad de un producto no solo implica que cumpla con sus características publicitadas, sino que sea seguro para el consumo”.
Asimismo, recordó que las empresas tienen la obligación de garantizar que lo que ofrecen en el mercado sea acorde con las expectativas legítimas de sus clientes, especialmente tratándose de alimentos y bebidas, donde la confianza del consumidor es esencial.
El consumo de Coca-Cola en Perú
En el Perú, Coca-Cola mantiene una presencia relevante, aunque su popularidad se ve superada por una marca local, Inca Kola. Según estudios recientes, Inca Kola posee entre el 26% y el 37% del mercado de refrescos, dependiendo de si se considera el volumen de ventas o la compra declarada por los consumidores. Coca-Cola, por su parte, se sitúa justo detrás, con una participación cercana al 25%. Además, el ranking Brand Footprint 2024 de Kantar reveló que Inca Kola fue la marca de consumo masivo más elegida en el país, relegando a Coca-Cola a la segunda posición.
Dentro de los hogares peruanos, Inca Kola se asocia con la identidad cultural y con el sabor de la comida local, lo que refuerza su arraigo. Su sabor dulce y particular ha hecho que se convierta en un posicionado habitual en almuerzos, celebraciones familiares y cartas típicas. Mientras tanto, Coca-Cola impulsa productos como Coca-Cola Zero para atender la demanda por opciones con menos calorías, aunque continúa siendo una opción muy consumida.
En cuanto al mercado internacional, Inca Kola también muestra señales de expansión. Entre enero y mayo de 2024, sus exportaciones alcanzaron 2,4 millones de litros, generando ingresos por USD 2,4 millones, lo cual representa un crecimiento aproximado del 13% en comparación con el mismo periodo del año anterior. En resumen, aunque Coca-Cola conserva una cuota sólida, la bebida emblemática del Perú sigue liderando tanto dentro del territorio nacional como ganando terreno fuera de él.
¿Cuándo arribó Coca-Cola en Perú?
El primer acercamiento de Coca‑Cola a Perú se remonta a 1926, cuando Leopoldo Barton, hijo de un farmacéutico inglés establecido en Lima, construyó una planta moderna para elaborar bebidas gaseosas. Gracias a su reputación, en 1936 Barton logró conseguir el permiso para embotellar Coca‑Cola dentro del país. Ese mismo año, se instalaron las líneas de producción correspondientes, y el 31 de diciembre de 1936 fue vendida por primera vez en Perú. La fábrica “La Pureza” se convirtió así en la primera embotelladora de Coca‑Cola en toda América Latina
Con ese hito, Coca‑Cola comenzó su presencia formal en el mercado peruano, marcando el inicio de su distribución local. Posteriormente, la bebida se expandió por Lima y el resto del país, impulsando la creación de nuevas empresas para ocuparse de distintos aspectos de producción y distribución —consolidándose como una de las marcas de refrescos más reconocidas en el Perú.