
La Primera Fiscalía Especializada en Derechos Humanos e Interculturalidad de Ayacucho, en coordinación con el Equipo Forense Especializado (EFE), realizó la recuperación de los restos óseos de una familia asesinada en 1984, durante el periodo de violencia que atravesó el Perú entre 1980 y 2000.
La diligencia estuvo a cargo de la fiscal adjunta provincial Judith Enciso Ortiz y contó con la presencia de familiares de las víctimas y posibles testigos. El trabajo se desarrolló en el paraje Ayamachay, anexo de Churulla, comunidad de Unión Minas, centro poblado de Ccarhuapampa, distrito de Tambo, provincia de La Mar.
Durante la intervención se hallaron restos humanos incompletos, sin orden anatómico, distribuidos en dos fosas contiguas. Los especialistas atribuyen esta disposición a la acción de fauna carroñera con el paso de los años. Junto a los restos se encontraron prendas de vestir y otros objetos que, de acuerdo con los testimonios, habrían pertenecido a los integrantes de la familia Amao Limaquispe.

Según las investigaciones fiscales, el 8 de noviembre de 1984, efectivos de la Marina habrían sorprendido a las víctimas, que se encontraban ocultas en una caverna para protegerse de las incursiones militares en la zona. Testimonios recabados indican que antes de ser ejecutadas, las personas fueron alineadas una detrás de otra y luego recibieron disparos de arma de fuego.
El caso de la familia Amao Limaquispe
La información recabada por el Ministerio Público señala que dos días antes del ataque, un helicóptero de la Marina aterrizó en la zona para realizar operativos en las comunidades de Ranra, Unión Cristal y Paria, en la provincia de La Mar. La familia Amao Limaquispe, al percatarse de la presencia de las fuerzas militares, huyó hacia una cueva ubicada bajo una gran roca en Ayamachay.
En ese lugar fueron encontrados y ejecutados Mariano Amao Gutiérrez, su esposa Elena Limaquispe Vargas —quien estaba embarazada— y sus hijos María (15), Abraham (13), Daniel (10), Amador (6), Alejandro (4) y Hermelinda (2). La familia, de origen campesino, formaba parte de la población civil que quedó atrapada en medio del conflicto armado interno que enfrentó a las Fuerzas Armadas y al grupo subversivo Sendero Luminoso.

El hallazgo se suma a otros casos documentados en Ayacucho, región que fue epicentro de la violencia política en el Perú. Entre 1980 y 2000, este departamento registró el mayor número de víctimas según el Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), con más del 40 % del total estimado de muertos y desaparecidos a nivel nacional.
Procesos forenses y búsqueda de justicia
Los restos exhumados, junto con las prendas y objetos recuperados, fueron trasladados al Laboratorio de Investigaciones Forenses de Ayacucho. Allí serán internados y sometidos a análisis especializados para determinar la identidad de cada víctima mediante cotejo genético con las muestras de referencia proporcionadas por sus familiares.
El Ministerio Público destacó que este trabajo forense forma parte de un proceso más amplio para garantizar el derecho a la verdad y la justicia de los deudos. La fiscalía recordó que, en casos de crímenes cometidos durante el periodo de violencia interna, se aplican estándares internacionales en materia de derechos humanos para preservar la evidencia y asegurar la cadena de custodia.

La diligencia también incluyó entrevistas a testigos y familiares, con el objetivo de complementar la investigación. Algunos de ellos señalaron que, tras la ejecución, los cuerpos fueron enterrados en el mismo paraje, y que con el paso de los años, la ubicación exacta de las fosas se mantuvo en la memoria colectiva de la comunidad.
El conflicto armado interno en el Perú dejó una cifra estimada de 69,000 víctimas entre muertos y desaparecidos, según la CVR. La mayor parte de las víctimas eran campesinos quechua hablantes de regiones altoandinas como Ayacucho, Huancavelica y Apurímac. El caso de la familia Amao Limaquispe ilustra la situación de vulnerabilidad de las comunidades rurales, que muchas veces quedaron atrapadas entre dos fuegos.